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25 años de lucha por la igualdad de género

Marzo 6, 2020

“En mi vida hay un antes y un después de Beijing”, dice Solana Quesada, directora de la Asesoría para la Igualdad de Género de la Intendencia de Montevideo, Uruguay, al recordar su participación en la Cuarta Conferencia Mundial de la Mujer. Un hito que permitió crear la primera plataforma de acción para alcanzar la equidad de género, aún vigente 25 años después.

Cerca de 30.000 mujeres de 185 países participaron en los debates realizados en Beijing. Entre ellas, se encontraban Solana y Lydia Alpizar, actual Co-Directora Ejecutiva de Iniciativa Mesoamericana de Defensoras de Derechos Humanos. Las dos formaban parte de una delegación de 24 jóvenes latinoamericanas y caribeñas que llevó el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) a la Conferencia, para asegurar la representatividad de la nueva generación de mujeres de la región que estaba trabajando por conseguir la igualdad de género. 

“Fue un espacio muy importante para comprender la realidad de las mujeres en diferentes partes del mundo. Nos permitió lograr un acuerdo global que sirvió como marco para las políticas públicas”, explica Lydia. 
 

A cargo de esta delegación estaba Gabriela Vega, con años de experiencia en la división de Género y Diversidad del BID. Para ella, la participación de las jóvenes era la mejor forma de asegurar un avance sostenible y duradero ya que, hasta ese entonces, los temas de género eran liderados por mujeres adultas. Con 25 años de perspectiva, Lydia mide lo lejos que ha llegado el cambio: “Hoy, las jóvenes son un referente de lucha, creatividad e innovación. Ellas demuestran de diversas maneras la potencia de su participación y la urgencia de sus demandas”.

Beijing dejó metas por superar y un semillero de liderazgos. Pero la magnitud del reto sigue y cada época trae consigo sus propios desafíos. 

Educación para todas

En los años 90, garantizar el acceso universal a la educación era una prioridad. Hoy, las tasas de matrícula y asistencia en educación básica son similares para niños y niñas. Sin embargo, las brechas se van acrecentando a medida que van creciendo y no tienen acceso a las mismas oportunidades.
Además han surgido nuevos retos, como las brechas de las niñas en matemáticas, las cuales crecen año a año durante su vida estudiantil. Esta es la principal razón de la baja presencia de mujeres en carreras de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas (CTIM, también conocido como STEM, por sus siglas en inglés), que son las mejor remuneradas en el mercado laboral. 

Para revertir la situación, el BID realiza investigaciones que permitan entender cómo promover y mantener el interés de las niñas en las matemáticas, y colabora con el programa Sesame Workshop en la campaña Grandes Exploradoras, que busca estimular el sentido de pertenencia de las niñas en las matemáticas y ciencias. 

Del acceso a la participación laboral

El acceso de las mujeres al mercado laboral ha sido y sigue siendo otro tema fundamental, dificultado porque, en algunos países, el empleo debía ser autorizado por el hombre a cargo de la casa, además de una incipiente lucha por la equidad salarial. Hoy, la brecha salarial persiste y, aunque la participación laboral femenina ha aumentado en la región, todavía se encuentra 24 puntos porcentuales por debajo de la de los hombres. 

Brecha de género en América Latina

El BID promueve Iniciativas de Paridad de Género que se enfocan en aumentar la participación laboral de la mujer, reducir la brecha salarial de género y reforzar el liderazgo de las mujeres, tanto en el sector público como en el privado. Al dar visibilidad a estos temas, las Iniciativas permiten además sumar al debate público otras políticas que pueden promover la participación laboral femenina, como las licencias parentales o los servicios de cuidado infantil. Este tipo de iniciativas se han implementado ya en países como Chile, Argentina, Panamá, Colombia, Costa Rica y República Dominicana. 

Y aunque todavía quedan muchos desafíos, “el mercado laboral es una de las áreas donde hay avances más importantes a nivel cuantitativo y cualitativo”, destaca Lydia. Seguir cerrando la brecha implica preparar a las mujeres frente a los nuevos desafíos, como el futuro del trabajo

Violencia contra la mujer: un mal creciente 

Otro de los temas de la agenda de Beijing era la violencia contra la mujer y la meta de disminuirla considerablemente. “En los 90 sentíamos que era un momento de mucha esperanza y oportunidades, donde muchas cosas eran posibles. Jamás nos imaginamos que iban a matar a tantas mujeres al día o que íbamos a tener que estar dando luchas básicas al día de hoy”, comenta Lydia, quien con más de 20 años de trabajo en temas de género dedica sus días a proteger a activistas latinoamericanas en riesgo. 

A más de dos décadas, las cifras de violencia siguen en aumento. En América Latina y el Caribe, una de cada tres mujeres, de todos los niveles socioeconómicos, ha sido víctima de violencia, repercutiendo en su salud psicológica, sexual y reproductiva en todas las etapas de su vida. 

Violencia en la pareja: una crisis persistente

Una de las apuestas que ha hecho el BID para apoyar a las sobrevivientes y darles herramientas son los proyectos Ciudad Mujer: Servicios Integrados para el Empoderamiento de la Mujer (SIEM). Este modelo integra en un espacio físico diferentes servicios públicos para atender la salud sexual y reproductiva, el empoderamiento económico, la prevención y la atención a la violencia contra la mujer, y educación sobre sus derechos. 

Sumado a esto, sigue presente el desafío de reeducar a quienes han crecido en ambientes de violencia doméstica, para evitar que ésta se siga replicando. “Es necesario desactivar esto que para algunos niños y niñas pareciera una conducta normal. Para eso la educación en igualdad de género es absolutamente importante”, explica Gabriela. 

Combatir la desigualdad en cada etapa

Muchas brechas persisten, mientras otras comienzan recién a cobrar relevancia. Por ejemplo, una pensión no contributiva universal, que asegure la solvencia de las mujeres que han asumido las labores no remuneradas de la familia, es un tema que 25 años atrás no era parte del debate.

 “La igualdad de género no es solo un derecho humano fundamental, sino un requisito para acelerar el bienestar social y el desarrollo económico de la región. Lograr la participación plena de la mujer en las diferentes esferas políticas, sociales y laborales debe ser una prioridad en la agenda de la política pública y una responsabilidad de los hombres y de las mujeres de la región”, explica Caridad Araujo, jefa de la División de Género y Diversidad del BID. Así, el crecimiento del ingreso laboral femenino en la región, entre 2000 y 2010, representó el 28% de la reducción de la desigualdad y el 30% de la reducción de la pobreza extrema, según estudios del Banco Mundial.

Alcanzar la igualdad de género y los compromisos hechos en Beijing dependerá de esfuerzos coordinados de los gobiernos, el sector privado, la sociedad civil y los hombres y mujeres de la región. “No hay nada que hayamos ganado las mujeres que no sea resultado de nuestra lucha. Yo esperaría que en 25 años más podamos seguir fortaleciendo los procesos organizativos para garantizar la equidad”, sentencia Lydia.

Revisa los compromisos realizados en Beijing hace 25 años: En cumplimiento de nuestros compromisos de Beijing: Progreso del BID 1995-2000
Descubre nuestra Base de datos: sistema de información de mercados laborales y seguridad social

 

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