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Grupo BID: máximo valor por cada dólar invertido en América Latina y el Caribe

Somos el Banco Interamericano de Desarrollo

La principal fuente de financiamiento para el desarrollo en América Latina y el Caribe

A women smiling in an office - About IDB - Inter American Development Bank - IDB

Grupo BID: máximo valor por cada dólar invertido en América Latina y el Caribe

 

Imagina invertir US$1 en el presente y futuro de América Latina y el Caribe y desbloquear múltiplos de esa cantidad, al tiempo que se logra un impacto concreto en la vida de millones de personas. Eso es lo que el Grupo Banco Interamericano de Desarrollo (Grupo BID) pretende lograr, con un mayor enfoque en el sector privado que nunca. 

 

Durante 65 años, el Grupo BID ha sido el mayor banco de desarrollo y el socio preferido para el desarrollo económico, social e institucional en América Latina y el Caribe. 

Acumulativamente, mediante tasas de interés más accesibles, cofinanciación y un conjunto cada vez más amplio de herramientas, hemos financiado y movilizado cerca de medio billón de dólares desde nuestra fundación. Nuestros préstamos son varias veces superiores a la cantidad capitalizada originalmente por nuestros países miembros mediante la colocación de bonos en el mercado. El BID es autosuficiente desde el punto de vista financiero, ya que nuestros gastos administrativos, donaciones y condiciones favorables se financian con nuestros propios ingresos, y no con las contribuciones anuales de los contribuyentes de nuestros países miembros. Somos no sólo un banco, sino un banco de conocimientos, utilizando el rigor y el alcance de nuestra experiencia para mejorar proyectos y políticas en toda la región. Estamos profundamente arraigados en todos los países en los que trabajamos, con gran parte de nuestro personal sobre el terreno y sólidas oficinas en todos nuestros países miembros.

Reconociendo el papel vital del crecimiento impulsado por el sector privado en el desarrollo sostenible, incluso a través de la innovación, creamos dos entidades especializadas: BID Invest, para financiar directamente al sector privado en nuestros 26 países miembros prestatarios, y BID Lab, para apoyar el espíritu empresarial y la innovación. A lo largo de los años, nuestros esfuerzos han ayudado a sacar de la pobreza a decenas de millones de personas, han ampliado las infraestructuras y la energía en toda la región y han alargado la esperanza de vida en unas dos décadas.

Los beneficios también van más allá de las fronteras de la región. Al promover la prosperidad y la estabilidad en América Latina y el Caribe, hacemos lo mismo en todo el hemisferio y más allá, por ejemplo, creando nuevas oportunidades de negocio y ayudando a arraigar a las personas en sus comunidades. Nuestras inversiones también refuerzan el papel de la región como proveedora de soluciones para retos globales compartidos, como las necesidades energéticas y el capital natural.

 

El camino a alcanzar escala ...

Pero hoy, la cuestión fundamental es la escala y el impacto. Necesitamos potenciar ambos para hacer frente a unas necesidades de financiación del desarrollo que son varios órdenes de magnitud mayores que en el pasado. A pesar de nuestro trabajo y del de nuestros países miembros y socios, la región sigue enfrentándose a altos niveles de pobreza, desigualdad y delincuencia organizada, con la tasa de homicidios más alta del mundo.

Ahí es donde entra en juego nuestro enfoque BIDImpact+. Aprobado por nuestras Asambleas de Gobernadores el año pasado, impone tres cambios transformacionales en nuestra forma de trabajar, para redefinir qué significa obtener resultados.

En 2024 aprobamos unos US$13.000 millones en préstamos con garantía soberana para el sector público de América Latina y el Caribe. Hoy estamos en vías de aumentar esa cifra a US$19.000 millones para 2030, con miras a alcanzar los US$50.000 millones de capacidad de préstamo adicional en una década.

Detrás de este aumento hay un balance optimizado del BID, acuerdos de intercambio de exposiciones, garantías y otras iniciativas para que nuestro capital llegue más lejos. Pero eso es sólo la mitad de la historia, ya que también se están produciendo cambios fundamentales.

 

… pasa por el sector privado

En la actualidad, nos estamos convirtiendo en un Grupo BID verdaderamente orientado al sector privado, con casi la mitad de nuestra financiación canalizada a través de nuestras ramas del sector privado, a medida que aprovechamos nuestras décadas de experiencia trabajando con los gobiernos de la región.

Una de nuestras transformaciones surgidas de BIDImpact+ es una ampliación de capital para BID Invest que se combina con un nuevo modelo de negocio: una iniciativa emblemática denominada modelo "originar para compartir". En términos simples, BID Invest identifica y pone en marcha (origina) oportunidades de inversión con un impacto significativo en el desarrollo. A continuación, ofrece (comparte) partes de estas inversiones a inversores comerciales, pero manteniendo siempre su propia participación. Esta es la receta para liberar nuestro capital, invertir en más proyectos y, sobre todo, atraer más recursos privados. De hecho, estos cambios duplicarán nuestra capacidad de impulsar el desarrollo a través del sector privado.

El éxito de uno de nuestros primeros proyectos de este tipo fue notable: en una operación de titulización de US$1.000 millones en 20 países, vendimos US$100 millones a inversores y desbloqueamos hasta US$500 millones en nuevos préstamos. Nuestro objetivo es repetir este tipo de operaciones, seguir reinvirtiendo y seguir atrayendo capital privado en los próximos años.

Hay otros medios que hemos empezado a emplear. Hasta ahora, hemos apalancado más de US$23.000 millones mediante financiación mixta, y estamos quintuplicando la capacidad de capital de BID Invest. Esto nos permitirá apoyar más proyectos en fase inicial en los que la deuda no es una opción, poniendo más capital privado al servicio del bien público. También estamos introduciendo más opciones de riesgo compartido y otras herramientas para aplacar los riesgos de la inversión, todo ello para aprovechar un nivel de financiación que el sector público no puede reunir por sí solo.

Nuestro objetivo es inminentemente factible: movilizar varias veces la cantidad de fondos que aportamos a proyectos que mejoran vidas. De hecho, si sumamos nuestro trabajo en los sectores público y privado, estamos en camino de apoyar a la región con US$38.000 millones anuales para 2030, alcanzando US$130.000 millones adicionales en la década siguiente.

 

Donde confluyen lo público y lo privado

También desempeñamos un papel fundamental en la confluencia entre los sectores público y privado. El trabajo del BID con las instituciones gubernamentales de la región es esencial para crear un entorno que permita al sector privado liderar el crecimiento y el desarrollo.

Financiamos programas de creación de empleo y formación de futuros trabajadores. Nuestro apoyo financiero y técnico a las reformas institucionales y normativas, incluida nuestra labor para aumentar la transparencia y hacer frente a la delincuencia, refuerza la estabilidad, la previsibilidad y el Estado de Derecho. Se trata de ingredientes esenciales en la fase inicial. También lo son las infraestructuras modernas y la electricidad fiable que financiamos.

Una de nuestras últimas iniciativas, basada en una plataforma para cubrir la volatilidad de la moneda local, tomará un proyecto de gran éxito en Brasil y lo llevará a otros países y regiones para ayudar a superar uno de los obstáculos más antiguos y acuciantes a la inversión privada.

 

El total es mayor que la suma de las partes

Los programas regionales están en nuestro ADN. Como institución multilateral con 48 países miembros – 26 de América Latina y el Caribe más Estados Unidos, Canadá y países de Europa y Asia – es natural que fomentemos la integración económica para impulsar los estándares de desarrollo en beneficio de las personas.

Amazonía Siempre es uno de nuestros programas paraguas más exitosos y holísticos, que reconoce que defender la naturaleza requiere ofrecer oportunidades económicas y condiciones de vida alternativas a la población de dicha región. Se basa en cinco pilares: (1) lucha contra la deforestación y fortalecimiento de las instituciones ambientales; (2) bioeconomía y economía creativa; (3) personas; (4) ciudades e infraestructuras resilientes; (5) agricultura, ganadería y silvicultura sostenibles y resilientes.

Escuchamos las demandas de nuestros afiliados. El año pasado exigieron que nos uniéramos contra la violencia, en particular contra la delincuencia organizada. Aceptamos el reto y lanzamos la Alianza para la Seguridad, la Justicia y el Desarrollo, a la que rápidamente adhirieron 22 países y 11 organizaciones.

Hoy en día, promover la integración regional es quizás preferible a intentar lograr una integración global plena. Por eso creamos ONE Caribbean, un programa que une a nuestros países miembros caribeños del mismo modo que nuestros programas América en el Centro y Conexión Sur fomentan la integración en América Central y del Sur.

Pero sólo somos tan fuertes como nuestro eslabón más débil, y es con este espíritu que estamos ahí para nuestros países miembros más vulnerables. Hemos liderado un fuerte apoyo a Haití a través de subvenciones por valor de US$670 millones en el último quinquenio, incluyendo US$200 millones sólo en el último año. Además de movilizar recursos de otras fuentes, estamos coordinando el Plan de Recuperación y Desarrollo a Medio Plazo, en colaboración con el Banco Mundial, la ONU y la UE. Este plan, liderado por Haití, se apoya en tres pilares: crear empleo y fomentar el crecimiento impulsado por el sector privado; ampliar el acceso a los servicios básicos e invertir en capital humano; y fortalecer las instituciones, la justicia y la seguridad.

 

Más que la suma, se trata del impacto

Pero para el desarrollo, las sumas monetarias sólo son importantes en la medida en que producen beneficios reales. Así, la verdadera "máxima rentabilidad por cada dólar invertido" del Grupo BID no apunta sólo a la cantidad de dinero que prestamos, sino a la cantidad de vidas que cambiamos.

En los últimos años, nuestras inversiones han contribuido a llevar al menos conectividad móvil 4G a más de 10 millones de personas. Hemos formado a más de 50.000 funcionarios públicos en seguridad ciudadana y justicia. Y hemos financiado a casi 8 millones de pequeñas empresas, que son la columna vertebral de las economías de la región. Nuestro nuevo Marco de Impacto incluye objetivos cuantitativos para reflejar nuestra mayor ambición y medir el progreso a lo largo del tiempo, tornándonos más transparentes y permitiendo una selectividad más estricta y estratégica a la hora de determinar qué y cómo financiamos.

En nuestro papel de banco de conocimientos, producimos y difundimos la investigación y las lecciones aprendidas que son esenciales para generar impacto. Nuestros países y clientes utilizan estos activos no financieros ya sea de forma independiente o en cooperación técnica con nosotros, para dar forma a sus propias iniciativas y alinearse con las mejores prácticas, un valor añadido que a menudo pasa desapercibido, pero que es vital. Y nosotros los utilizamos internamente para mejorar el diseño de los proyectos y obtener mejores resultados.

A medida que crecemos y liberamos el potencial del sector privado, nos aseguramos de que el impacto aumente al mismo tiempo. Es nuestra promesa a nuestros miembros prestatarios y no prestatarios por igual. En el mundo actual, un dólar sólo llega hasta cierto punto. Pero un dólar en manos del Grupo BID llega mucho más lejos.

 

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