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‘Una visión crítica e innovadora’

Enfrentar el SIDA tarde y a medias se paga con muchas vidas y costos abrumadores. Brasil evitó una tragedia mayor al invertir en una política nacional visionaria. A comienzos de los años ochenta, el SIDA era una epidemia de alcance desconocido. Como co-fundador y más tarde director del Programa Nacional de SIDA en Brasil, Pedro Chequer ayudó a impulsar una estrategia cuyo éxito es hoy mundialmente reconocido.

Desde marzo de 2001 Chequer ha servido de asesor al programa regional de ONUSIDA para el Cono Sur. Chequer es doctor en medicina graduado de la Universidad de Rio de Janeiro y tiene diversas especializaciones de las universidades más prestigiosas de Brasil y Estados Unidos.

En una visita reciente al Banco, Chequer habló con BIDAmérica sobre la experiencia de Brasil con la epidemia de SIDA.

BIDAmérica:La estrategia de Brasil con la epidemia de SIDA es modelo de aciertos y buenos resultados. ¿Qué acciones se tomaron en su país y cuándo?

Chequer: Brasil tomó medidas cruciales cuando aún se desconocía el alcance de la epidemia. En 1986, se decidió crear una división de SIDA con una burocracia propia. Luego se formó una comisión nacional con los ministerios más cercanos al SIDA, ONG, universidades, investigadores, intelectuales y especialistas en diversas áreas sociales.

Las claves iniciales del programa fueron las alianzas con la sociedad y un nivel técnico de alto calibre que dio credibilidad a esta estrategia. Periódicamente, el programa invita a técnicos en áreas específicas —como mujer, niños, homosexualidad o análisis de datos— con visión crítica e innovadora sobre el proceso.

BIDAmérica: ¿Qué tipo de respuesta hubo en el país?

Chequer: Uno de los primeros objetivos fue descentralizar las operaciones buscando alianzas sólidas con estados y municipios.

Los medios de comunicación ayudaron a sensibilizar, informar y educar a los brasileños sobre el SIDA. Nosotros nos ocupamos de formarlos sobre aspectos técnicos y humanos de la enfermedad y su tratamiento. Brasil ha invertido mucho en comunicación, con campañas nacionales que son un auténtico bombardeo desde todos los canales de televisión, emisoras de radio y prensa escrita.

Un pacto de alianza con la oposición afecta de manera muy positiva la aprobación de leyes y de presupuestos y da continuidad al programa por encima de los cambios políticos o de gobierno.

En general, el nivel de aprobación y de conocimiento entre los ciudadanos es muy alto. El uso de preservativos es masivo y es evidente la incorporación de prácticas de prevención.

BIDAmérica: ¿Qué papel ha tenido la iglesia en este proceso?

Chequer: En principio, la iglesia quiso controlar la información pero encontró una resistencia fuerte por parte del Ministerio de Salud y del Programa del SIDA. La abstinencia, la fidelidad y el matrimonio no eran para todos. Para muchos los preservativos eran la opción más sensata. Desde 1997 hemos tratado con el presidente de la Conferencia Episcopal y la Iglesia es hoy nuestra gran aliada.

BIDAmérica: Actualmente Brasil fabrica algunos de los fármacos patentados y promueve alianzas con otros países con este fin. ¿Podría esto desincentivar a los laboratorios a invertir en futuros tratamientos o curas?

Chequer: Las compañías farmacéuticas ganan tanto dinero en el primer mundo que no necesitan hacer negocio en el tercero para sacar rendimiento a sus inversiones en investigación. Nosotros lo que queremos es poder ofrecer tratamiento universal a nuestros enfermos de SIDA a un precio asequible.

BIDAmérica: Otro pilar de la estrategia de Brasil es una red extensa de servicios de diagnóstico y tratamiento. ¿Fue esto producto de la campaña contra el SIDA?

Chequer: Brasil ha invertido muchos recursos en la formación de personal especializado. Hoy tenemos los mejores recursos humanos y los centros de diagnóstico en todo el país están conectados con redes de computadoras. El enfermo recibe atención y tratamiento en centros próximos a su residencia.

BIDAmérica: Tan sólo en antirretrovirales Brasil invierte unos 300 millones de dólares al año. Mantener una red de servicios tan extensa y personal supone una enorme inversión. ¿Ha habido algún momento de duda, de crisis de recursos?

Chequer: Durante la crisis financiera de 1998 peligró el acceso universal al tratamiento. Todavía no teníamos resultados y no podíamos defender el programa con cifras. El ministro de Salud quiso recortar gastos. Nos salvó nuestra línea directa con la presidencia.

Ahora podemos demostrar con cifras los excelentes resultados del programa en morbilidad y mortalidad, el ahorro espectacular en costos de hospitalización y atención. El Programa de SIDA es una de las facetas exportables del país.

BIDAmérica: ¿Es el modelo de Brasil aplicable en la región?

Chequer: Ningún proceso es repetible al cien por cien. En algunos países es primordial organizar a la sociedad civil –aquí el BID nos está ayudando mucho– sensibilizar a los medios de comunicación. El silencio es lo más grave. En Brasil el pueblo y los medios dan su apoyo a la campaña. Hay que lograr algo parecido en toda la región.

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