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¿Internet o televisión?

Charles Herington es presidente y ejecutivo principal de la compañía America Online para América Latina. El siguiente artículo se ha extraído de un discurso que diera en el seminario sobre desarrollo e Internet, realizado durante la reunión anual del BID en Santiago, Chile, en marzo.

En años recientes, América Latina se convirtió en la región de mayor crecimiento en servicios interactivos a nivel mundial. De hecho, desde un punto de vista puramente comercial, constituye un mercado ideal para alcanzar un crecimiento fuerte y contínuo.

Consideremos algunas de sus características: una región con 500 millones de habitantes donde principalmente se habla uno de dos idiomas, el castellano y el portugués. De esa población, unas 150 millones de personas son consumidores de clase media y alta. Aunque hay grandes diferencias de país a país, en general sus sistemas de telecomunicaciones se desarrollan en ambientes regulatorios favorables. Más allá de vaivenes temporales de las economías nacionales, las condiciones tienden a mejorar en los mercados claves.

Estas condiciones nos permiten formular algunas proyecciones optimistas. Para fines del 2003, el número de usuarios de Internet en América Latina se triplicará, superando los 42 millones, lo cual implica una tasa de crecimiento de 67 por ciento anual. La tasa de penetración de Internet de la región llegaría a un 8 por ciento de la población, lo cual, si bien representa un aumento significativo a partir de los niveles actuales, aún estará muy lejos de la tasa de penetración de Estados Unidos, donde la mitad de las personas ya tiene acceso a Internet.

Sin embargo, podemos afirmar que Internet se está comenzando a masificar en América Latina. Ya no se trata de una tecnología sólo para entendidos. En 1996 en la Argentina había 4.500 usuarios de Internet. Ahora hay más de dos millones. Hoy por hoy, los usuarios de Internet son gente que exige una navegación sencilla para sacarle el máximo provecho.

Aquí lo importante no es la tecnología sino los consumidores, sobre todo si nos estamos convirtiendo en un producto de consumo masivo. Cuando pensamos en consumo masivo, no pensamos en la tecnología, pensamos en las necesidades de los consumidores. La tecnología sólo sirve para satisfacer esas necesidades.

Al igual que los pañales desechables y los hornos a microondas, Internet no sólo es un producto conveniente sino que va rumbo a convertirse en una necesidad de la vida moderna. Por ejemplo, ¿qué eligiría usted si fuese un náufrago en una isla desierta? ¿Un teléfono, un televisor o una computadora con acceso a Internet? Según una reciente encuesta, la mayoría de la gente escogería la conexión a Internet. Otros datos notables: más de la mitad de los encuestados han reacomodado muebles en sus hogares para instalar una computadora. Tres de cuatro opinaron que su dirección de correo electrónico es más conocido que su número de teléfono. Y casi cuatro de cada cinco usan tiempo que antes habrían pasado viendo televisión para navegar por Internet.

Más allá de sus obvias aplicaciones comerciales y sociales, Internet va a tener un impacto muy positivo para la sociedad latinoamericana. Además de acortar las distancias, tendrá un impacto muy grande en la educación y en otras áreas como la telemedicina. Nosotros pensamos que el acceso a la información va ser la clave para cerrar la brecha económica que tenemos en Latinoamérica. Tenemos responsabilidades muy importantes: la primera es asegurar que nadie imponga obstáculos regulatorios o de otra índole para que esta industria pueda seguir creciendo. Por último, tenemos que recordar que ésta es una herramienta muy poderosa y debemos pensar constantemente en qué forma beneficiar a la sociedad a través de este medio.

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