El gasoducto Mayakán fue inaugurado en noviembre durante una ceremonia a la que asistó el presidente de México, Ernesto Zedillo Ponce de León.
Esta obra de infraestructura, de 692 kilómetros de largo, fue patrocinada por las firmas Gutsa de México, Transcanada Pipelines Ltd. de Canadá e Intergen de Estados Unidos y construida por la empresa norteamericana Bechtel. El gasoducto, con capacidad para transportar 370 millones de pies cúbicos de gas natural por día, será el segundo más grande de México.
El proyecto fue desarrollado por la compañía privada Energía Mayakán con la ayuda de un préstamo del BID por 68,75 millones de dólares, así como con un préstamo sindicado por 142 millones de dólares. El proyecto fue la primera gran concesión de construcción, propiedad y operación otorgada bajo el nuevo marco regulatorio para el sector de gas natural de México.
Aunque la empresa estatal Petróleos Mexicanos tiene el monopolio de la producción y la venta primaria de gas, recientes reformas legislativas hacen posible que empresas privadas construyan, sean propietarias y operen gasoductos.
El gas será utilizado en cinco usinas termoeléctricas que serán convertidas a gas natural y en tres futuras plantas que tendrán una capacidad generadora total de 1.627 MW. Más industrias optarán por el gas natural, que resulta más barato que el petróleo. Otro efecto del cambio será la reducción de las emisiones de hidrocarbonos, sulfuros y otras partículas contaminantes.
La demanda energética en Yucatán está creciendo a una tasa de siete por ciento anual, la más rápida de México.