MILÁN, Italia – América Latina ve con cauteloso optimismo su recuperación económica luego de pasar uno de los peores años en varias décadas, aseguró hoy el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, Enrique V. Iglesias.
Al clausurar la 44º reunión anual de la Asamblea de Gobernadores del BID, Iglesias destacó la prudente gestión macroeconómica que han llevado adelante diversos países, así como sus esfuerzos por mitigar los impactos sociales de las recientes crisis.
“El mensaje central que ha dejado esta reunión es que las cosas comienzan a mejorar. Hay un mensaje de cauteloso optimismo sobre el futuro de la región, siempre y cuando las condiciones internacionales no generen aspectos negativos que puedan detener estas perspectivas favorables”, dijo Iglesias. “Veremos si el mundo nos deja confirmarlo o no.”
Según estimaciones del BID, de no agravarse y extenderse los conflictos internacionales actuales, América Latina y el Caribe podrían registrar un crecimiento del orden del 1,5 a 2 por ciento este año, contra una contracción de 0,5 por ciento en el 2002.
Aunque señaló que tales niveles de crecimiento aún resultan insuficientes para la región, Iglesias apuntó como señales significativas el encaminamiento de la economía argentina tras una prolongada recesión y la sólida gestión macroeconómica que están llevando adelante los gobiernos de Brasil y Ecuador.
“Uno de los mensajes importantes que tenemos que recoger de Milán es que los gobiernos están actuando con alta responsabilidad, y que frente a las dificultades del momento no están cediendo a tentaciones populistas que podrían llevarnos a desviaciones que harían mucho más costoso el futuro de nuestros países” señaló.
No obstante la tendencia de recuperación, Iglesias notó la preocupación en la región ante el aumento de la pobreza causado por la falta de crecimiento económico. Tanto los gobiernos como las instituciones deberán desarrollar una visión de más largo plazo para buscar soluciones efectivas y duraderas, añadió.
Uno de los puntos débiles de América Latina y el Caribe es su bajísimo nivel promedio de productividad de América Latina frente a otras regiones. “Es inaceptable que tengamos una productividad que es una cuarta parte de la de los países asiáticos o la tercera parte de la de los países industrializados”, afirmó.
Por ello, la región deberá buscar cómo combinar sus esfuerzos por estimular el crecimiento con las acciones para resolver sus problemas sociales, dijo Iglesias. La reducción de la pobreza y el incremento de la productividad deberán ser objetivos de máxima prioridad.
En ese sentido, Iglesias destacó la oportunidad que tuvieron los representantes de países latinoamericanos y caribeños que asistieron a la reunión anual en esta ciudad para conocer las experiencias italianas en el desarrollo de la pequeña y mediana empresa.
Los diversos seminarios organizados por el BID y el gobierno de Italia y diversas instituciones públicas y privadas de la Región de Lombardía y de la ciudad de Milán permitieron a los participantes familiarizarse con el desarrollo de los distritos industriales italianos, la aplicación de las tecnologías de información y comunicación para aumentar la transparencia y la eficiencia del gobierno y la compensación de los desequilibrios regionales.
Otros seminarios examinaron cómo los países pueden llevar adelante políticas de empleo en tiempos de restricciones fiscales y cómo las medidas que propician la inclusión social permiten a los grupos marginados salir de su postración.
En un resumen de los principales temas discutidos por los gobernadores de los 46 países miembros del BID, Iglesias apuntó el interés manifestado por representantes de diversos gobiernos en que la institución cumpla un papel de carácter anticíclico, facilitando mayor acceso a recursos en momentos en que se les cierran otras alternativas a los países prestatarios.
De hecho, desde casi una década, el BID ha sido la principal fuente de financiamiento multilateral para el desarrollo en América Latina y el Caribe. Si bien en el 2002 el monto de préstamos aprobados (4.550 millones de dólares) fue menor a los totales de años recientes, Iglesias afirmó que este año se aprobarían entre 9.000 y 10.000 millones de dólares en nuevas operaciones.
Asimismo el BID ha dado muestras de flexibilidad al adaptar sus operaciones a las cambiantes necesidades de los países. Iglesias mencionó la reapertura de una línea de préstamos de emergencia, el lanzamiento de una facilidad de financiamiento para comercio exterior, la renovación de un programa de garantías financieras y la diversificación de sus instrumentos para ampliar el acceso al crédito para el sector privado, particularmente para la micro, pequeña y mediana empresa.
Por otra parte, Iglesias aseguró en su mensaje a los gobernadores que el BID conservará celosamente su solidez financiera con el objetivo de defender su máxima calificación crediticia, que le permite obtener recursos para prestar a países miembros en condiciones favorables.