En América Latina y el Caribe hay ocho millones de personas de 65 años o más que necesitan apoyo para llevar a cabo al menos una actividad básica de la vida diaria. Representan el 14% de la población mayor de 65 años y se prevé que esta prevalencia aumente al 16% para el 2050. ¿Puede la teleasistencia ser una tecnología aliada para ayudar en la atención a quienes lo requieren?
Gente Saludable
La pandemia del COVID-19 planteó desafíos que requirieron de respuestas para resolver los problemas más urgentes y complejos que se presentaron. Los gobiernos de toda América Latina y el Caribe recurrieron a expertos para intercambiar experiencias. Así, se desarrollaron iniciativas para aunar esfuerzos y apelar a la creatividad de quienes trabajaban en contacto directo con los pacientes para difundir el conocimiento adquirido. Entre ellas surgieron las comunidades de práctica en salud como herramienta de intercambio rápida y efectiva.
Convencidos de que lo que necesita viajar es el conocimiento, no la persona, el proyecto ECHO (Extensión para los Resultados de la Atención Médica Comunitaria) plantea cerrar distancias y acercar la evidencia, reduciendo la brecha entre la práctica que ejercen los profesionales de la salud y los problemas de cada uno de sus pacientes que se encuentran alejados de las infraestructuras y servicios centrales de salud en sus ciudades.
Imagina que es el año 2040 en América Latina y el Caribe. Las sociedades tendrán una población de adultos mayores más numerosa que la población económicamente activa. Si aspiramos a financiar el bienestar y las políticas de cuidado que se requerirán, debemos asegurar que esa población económicamente activa reúna dos condiciones. Por un lado, debe crecer hoy con servicios adecuados ya que la población infantil del presente es la población adulta de 2040. Por el otro, debe contar hoy con educación de calidad para tener suficientes oportunidades laborales en el futuro.
Internet de las cosas, autos autónomos, inteligencia artificial, entre otros, son algunas de las tecnologías de cambio profundo que, de acuerdo con Klaus Schawb, causarán cambios relevantes en varios sectores industriales. Viajar en un automóvil sin conductor, ser diagnosticado desde tu celular o recibir un tratamiento por medio de un robot autónomo, son solo algunos casos que pueden llegar a ser posibles con estas tecnologías. Indagar en los alcances y conocer casos en donde ya se están aplicando hace emocionante el hecho de querer usarlas. ¿Pero estamos listos para su aplicación?
Autores: Svetlana V. Doubova, Manuel Cervantes Ocampo, Ivonne Mejía Rodríguez, Rubén Zuart-Alvarado, Manuel Antonio Cisneros Salazar, Iván Alejandro Rodríguez Torres y Jorge Moreno Palacios
Cuando hablamos del financiamiento de la salud pública, no solo hablamos del dinero para pagar los servicios, sino de la suma de los recursos financieros, técnicos y humanos que se deben utilizar para cubrir las necesidades de la población. Lo primero, desde luego, es limitado, mientras que las necesidades no lo son. Para apoyar este proceso de toma de decisiones, te presentamos el curso abierto y en línea ¿Qué financiar en salud y a qué precio?
La población en América Latina está envejeciendo a un ritmo acelerado. Para el 2020 se estimaba que 13 de cada 100 personas son adultos mayores de 60 años en la región. Para el año 2050, se estima que, en países como Brasil, Colombia y Costa Rica, las personas mayores de 60 años representarán más del 30% de la población total.
En la actualidad, la telemedicina ha adquirido un papel clave para favorecer el acceso a la atención en salud y mejorar la calidad, oportunidad y gestión de la asistencia sanitaria. Su desarrollo inicial estuvo vinculado a la posibilidad de aproximar servicios de salud en los primeros vuelos espaciales o a poblaciones residentes en lugares remotos. Por eso, las primeras definiciones consideraban a la distancia como un factor crítico.
Hay casi 8 millones de personas mayores en la región que necesitan ayuda con las actividades básicas de la vida diaria, como comer, vestirse, o bañarse. Para los amantes del fútbol, esto es 100 veces la capacidad del Estadio Maracaná en Brasil. Hacia 2050, esta cifra podría triplicarse.