En América Latina y el Caribe la inclusión financiera sigue siendo una tarea pendiente. Poblaciones vulnerables como indígenas, grupos afrodescendientes, adultos mayores e (in)migrantes enfrentan barreras para satisfacer sus necesidades diarias de ahorro, aseguramiento, inversión y pagos, y para acceder a servicios financieros que respondan a sus necesidades.

La transformación digital está revolucionando los mercados financieros y borrando distancias. La aparición de nuevos e innovadores modelos de negocio, productos y servicios, la reducción de costos de entrega y la dinamización de la competencia en el mercado financiero están trayendo beneficios importantes para los consumidores, los hogares y las empresas más pequeñas.

Los pagos digitales están generando una revolución, ampliando las posibilidades de consumo para las personas y los mercados para las pequeñas empresas, al tiempo que crean una nueva infraestructura que permite la transformación digital de ecosistemas y ofrece nuevas oportunidades de innovación.

Las finanzas abiertas permiten que los clientes de instituciones financieras, como bancos y fintechs, puedan compartir su información con otras instituciones para el desarrollo de nuevos productos y servicios más económicos y alineados con sus necesidades. Al mismo tiempo plantean el desafío de velar por la seguridad y la privacidad de la información y la protección al consumidor.