Chile busca aumentar la productividad y la resiliencia de su sector agrícola mediante un enfoque multidimensional
La seguridad alimentaria es un objetivo esencial para el desarrollo de los países de América Latina y el Caribe (ALC), ya que garantiza que todas las personas tengan acceso en todo momento a alimentos suficientes, nutritivos e inocuos.
En 2015, ALC fue la única región del mundo que alcanzó el objetivo de desarrollo del milenio (ODM) de reducir a la mitad la proporción de personas con desnutrición a la mitad entre 1990-2015, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por su sigla en inglés). Sin embargo, la desnutrición afectó al 28,2% de la población en la región, poniendo en riesgo los importantes logros alcanzados anteriormente, de acuerdo con un estudio de la FAO.
Ni siquiera países como Chile, que históricamente y aún hoy poseen una incidencia de inseguridad alimentaria considerablemente menor a la de LAC (17,6% en 2023), han logrado escapar de esta tendencia. En la última década, la inseguridad alimentaria en Chile ha aumentado sustancialmente, afectando hoy en día a más de tres millones de personas.
Vulnerabilidades del sector agropecuario en Chile
Según el gobierno, los agricultores familiares y la agricultura indígena representan el 73% de las unidades de producción agrícola totales en el país. Uno de los resultados de esta composición son los desafíos significativos para aumentar la productividad del sector, incluyendo la lenta adopción de tecnologías y prácticas más eficientes, así como las dificultades para acceder al crédito. En consecuencia, el 79% de estos productores se encuentran dentro del 50% más bajo de ingresos familiares en el país, lo que, paradójicamente, a menudo afecta su propio acceso a alimentos.
Sumado a esto, los riesgos agroclimáticos, como la sequía, las heladas, los incendios forestales, las lluvias intensas y las inundaciones, están afectando cada vez más la disponibilidad y estabilidad del acceso a alimentos. La emergencia agrícola declarada a raíz de los más de 200 incendios que ocurrieron entre enero y marzo de 2023, y la emergencia causada por el sistema frontal en junio de ese mismo año, implicó el redireccionamiento de alrededor de US$30 millones a la recuperación del sector agrícola.
Entre los afectados en el sector agrícola por los incendios, el 64% eran productores de la agricultura familiar, de los cuales el 45% eran mujeres. La resiliencia de la agricultura familiar a estos eventos depende en buena medida de su acceso a recursos financieros, tecnologías y conocimiento sobre el manejo sostenible de los recursos naturales. Además, el aumento de las temperaturas y el incremento del comercio de productos agrícolas elevan el riesgo de introducción y brote de enfermedades y plagas. Esto representa un desafío significativo para mantener el estatus zoo-fitosanitario del país y garantizar la disponibilidad y estabilidad de alimentos inocuos.
Enfoque multidimensional
Para hacer frente a estos desafíos y resguardar la seguridad alimentaria se debe adoptar un enfoque multidimensional, involucrando a múltiples actores y rescatando la valiosa experiencia que tiene la región en la materia.
Es por esto que el Gobierno de Chile con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) están implementando un proyecto de inversión de US$50 millones para ayudar a Chile a fortalecer sus servicios públicos agropecuarios con el fin de mejorar la seguridad alimentaria en el país. El préstamo, que fue aprobado por el Directorio Ejecutivo del BID en enero de 2024, está ayudando a:
- Aumentar la productividad y la resiliencia de la agricultura familiar e indígena mediante la modernización de las ofertas del Instituto de Desarrollo Agropecuario de Chile (INDAP). Esto incluye preparación de planes de desarrollo agropecuario sostenibles para los beneficiarios, la modernización del modelo de extensión (diseminación de información y conocimiento a los agricultores) con el apoyo de herramientas digitales, y un modelo de evaluación y monitoreo de programas.
- Expandir la capacidad de protección del patrimonio zoo-fitosanitario del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG), la entidad responsable de la sanidad animal y vegetal en el país. Esto implica incorporar nuevas tecnologías y mejores procesos para mejorar la prevención y control de plagas y enfermedades. Una medida clave es la creación de una unidad de inteligencia zoo-fitosanitaria para establecer un sistema de alerta temprana para emergencias fitosanitarias
- Fortalecer la gestión de riesgos de desastres en el sector agropecuario, mediante la consolidación del marco normativo y la elaboración de instrumentos de política necesarios para una gestión eficiente de estos riesgos, la implementación de un sistema de información para apoyar la toma de decisión sobre la gestión de riesgos de desastre, y la expansión de la cobertura de la Red Agro-Meteorológica Nacional (RAN).
En los próximos años esperamos que Chile se convierta en un ejemplo exitoso de anticipación y adaptación a los riesgos que enfrenta la seguridad alimentaria en la región.
Temas: Agricultura y Seguridad Alimentaria
Chile busca aumentar la productividad y la resiliencia de su sector agrícola mediante la adopción de un enfoque multidimensional.
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