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XXV Reunión de Gobernadores del Istmo Centroamericano y la República Dominicana

Palabras de Bienvenida del Presidente Luis Alberto Moreno
Tegucigalpa, Honduras

 

Introducción y saludo

Deseo comenzar manifestando nuestra gratitud a las autoridades de Honduras por su cálida y generosa bienvenida. En particular quiero agradecer al Presidente Porfirio Lobo por su hospitalidad y por ser anfitrión de este evento que marca el vigésimo quinto aniversario de estas reuniones entre el Banco y los gobernadores de Centroamérica y la República Dominicana.

Asimismo, quisiera dar la bienvenida a esta reunión a nuestros Gobernadores y demás miembros de sus delegaciones.

Celebrar en Honduras este año nuestra reunión anual de Gobernadores del Istmo Centroamericano y República Dominicana tiene un significado muy especial. Hace 200 años nació Centroamérica como una gran nación. Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica, lograron su independencia en 1821 para luego conformar la República Federal de Centroamérica.

Dos hondureños de esa época contribuyeron a marcar la historia de estas naciones implantando el sueño de integración y abanderando los ideales de unidad:

  • José Cecilio del Valle proveyendo sus bases jurídicas y
  • Francisco Morazán, defendiéndolas y dando la vida por ellas.

Hoy, dos siglos más tarde, sus ideales de integración y desarrollo están más vigentes que nunca, en un momento que constituye un antes y un después en materia de retos y oportunidades para la región.

Un futuro promisorio para América Latina

Hace varios meses he venido sosteniendo que en el panorama económico y social de América Latina y el Caribe se abre un nuevo horizonte. Hay una perspectiva promisoria, no es una certeza de éxito, pero sí constituye una oportunidad única en nuestra historia.

La razón para ser particularmente optimista se sustenta en varios factores. Las expectativas de crecimiento en el corto y mediano plazo para la región son mayores que la de varias naciones desarrolladas; las instituciones financieras, monetarias y fiscales con las que contamos son mucho más sólidas que dos décadas atrás, la política social ha dado cuenta de avances importantes a través del uso de herramientas cada vez más efectivas y el mundo de hoy demanda los productos que estamos en condiciones de producir.

La reciente crisis internacional nos puso a prueba, y la región demostró que cuenta con instituciones capaces de resistir los grandes desequilibrios que experimentó el mundo financiero. Evidentemente fuimos capaces de aprender las lecciones que nos dejaron las crisis que sufrió América Latina en los últimos treinta años.

  • Adoptamos políticas contracíclicas que disminuyeron los costos sociales en momentos en que la economía no tenía suficiente tracción. La mayor solidez de nuestras instituciones macroeconómicas permitió el uso adecuado de herramientas monetarias y fiscales. Y el sector financiero – hoy más sólido y regulado- continuó atendiendo las necesidades de financiamiento de los agentes económicos, evitando mayores impactos sobre el nivel de actividad.
  • Adicionalmente, la respuesta de política pública permitió apoyar la formación de capital humano y ofrecer protección social a las familias de menores ingresos.
  • Hoy son reconocidos los logros alcanzados en materia de reducción de la pobreza estructural, la mayor cobertura de la educación y la salud. Hay mucho camino por recorrer, pero se está recorriendo.
  • Es notable como la continuidad de las buenas prácticas es cada vez menos vulnerable a los vaivenes electorales. Hemos visto como los distintos gobiernos han adoptado un enfoque pragmático en materia de formulación e implementación de políticas públicas eficaces.

No podemos, sin embargo, dejar de reconocer que somos el continente con las mayores desigualdades sociales del mundo.

Sin embargo esta desigualdad ha descendido en la última década en la mayoría de los países gracias a los esfuerzos que se han hecho para aumentar el gasto social y focalizarlo en las familias de menores ingresos.

  • La región ha sido pionera en la implementación de programas de transferencias condicionadas que entregan subsidios en dinero a las familias más pobres, a condición de que sus hijos asistan regularmente a la escuela y pueden beneficiarse de atención temprana en materia de salud.
  • También se desarrollaron alianzas muy importantes que han permitido transitar del asistencialismo a formas de colaboración entre 3 actores fundamentales en la sociedad: el gobierno, las comunidades y las empresas privadas.

Si el pasado reciente nos permite mirar hacia adelante con optimismo, el contexto internacional también nos presenta realidades que, bien aprovechadas, son una oportunidad para consolidar y mejorar los logros alcanzados.

El contexto global se ha transformando, dando un papel más relevante a las economías emergentes. No solamente estas son ahora el motor del crecimiento de la economía mundial, sino que, en la primera década del siglo XXI su participación en el PIB mundial aumentó 10 puntos porcentuales, alcanzando el 47%.

Los nuevos patrones de crecimiento han derivado en una reformulación de los flujos de comercio e inversión para América Latina.

  • Entre 2000 y 2009, por ejemplo, la suma de las exportaciones e importaciones de Asia dentro del total intercambiado por la región pasó de 9% a casi 20%. Los principales impulsores en un comienzo fueron Japón y Corea del Sur, pero sin duda China ha desplazado a todos los demás, mientras que India ha empezado a figurar en las estadísticas de comercio regional.
  • Tales relaciones se han fortalecido con la firma de tratados de libre comercio, la apertura de embajadas y oficinas de representación y la llegada creciente de inversión extranjera directa. El fortalecimiento de los canales sur-sur es imperativo. Esto va desde incrementar los espacios para el diálogo, hasta la mejora de puertos, el desarrollo de rutas navieras y el establecimiento de frecuencias aéreas entre dos regiones cada vez más unidas.

Adicionalmente, los progresos sociales y el buen desempeño económico de los últimos años han llevado a un importante aumento de la clase media con expectativas de movilidad social.

Este aumento promueve, a su vez, mayor crecimiento económico, mayor estabilidad y una calidad superior del gobierno.

El crecimiento de la clase media, la generalización de las tecnologías de información y las reformas estructurales han propiciado el surgimiento de una nueva clase empresarial más educada, menos dependiente del Estado y más conectada con el mundo.

Esa clase empresarial renovada tiene una de sus mayores expresiones en las llamadas empresas “multilatinas”.

En el futuro, las “multilatinas” no sólo contribuirán a la integración y a abrir nuevas oportunidades dentro de nuestra región, sino también, a la integración de la misma con el resto del mundo.

Por otro lado, América Latina está atravesando por una ventana de oportunidad demográfica:

  • Con una edad promedio de su población de alrededor de 27 años, América Latina puede organizar su estrategia de seguridad social de forma que se atiendan las necesidades de la niñez, sin desatender a la población en edad de jubilación, utilizando el ahorro público y privado que generará una población económicamente activa joven.

Como enfrenta esta realidad el Istmo Centroamericano y República Dominicana

Si bien, las anteriores son características positivas relativamente homogéneas en América Latina, en el contexto de los desequilibrios macroeconómicos mundiales hay factores que contribuyen a heterogeneidad en las oportunidades y retos que enfrentan nuestros países.

Para economías como las centroamericanas -importadoras netas de materias primas y que dependen mayoritariamente de la evolución de los mercados de las economías desarrolladas-, los desafíos son de mayor envergadura y están estrechamente relacionados a reconversiones de su estructura económica.

Es importante también reconocer que este grupo de países puede beneficiarse de la bonanza que experimentan las economías que más crecen en América Latina.

Los puntos principales de una agenda que permita la reconversión y la integración con los mercados emergentes más dinámicos giran alrededor de las siguientes acciones:

  • Disminuir la violencia y la criminalidad. Centroamérica cuenta con una tasa de homicidios siete puntos por encima del promedio de América Latina afectando el clima de inversión y el bienestar social. Este flagelo debe ser aproximado desde una perspectiva regional, que permita optimizar los recursos disponibles, focalizar los esfuerzos y obtener los mayores impactos a nivel local.
  • Fortalecer las finanzas públicas. Esta región tiene las tasas más bajas de América Latina de recaudación tributaria. Hay mucho espacio para aumentar los ingresos a través del avance en las reformas tributarias y la mejorara en la eficiencia del gasto.
  • Contener las presiones inflacionarias, que se empezaron a manifestar en el segundo semestre de 2010. El precio del petróleo así como el índice de precios de productos básicos alimenticios aumentó significativamente y se espera que la tendencia al alza se mantenga.
  • Mejorar la educación y salud para permitir una distribución más inclusiva de los beneficios del crecimiento económico de sus países.
  • Apoyar la integración y proyectos de naturaleza regional que permitan contar con economías de escala que les den viabilidad.
  • Disminuir la vulnerabilidad ante desastre naturales y los efectos del cambio climático. En los últimos 15 meses se nos recordó cuán vulnerables son nuestros países ante las fuerzas de la naturaleza. Erupciones volcánicas, huracanes, lluvias torrenciales e inundaciones amenazan continuamente a la región, la cual a causa de eventos climáticas tiene pérdidas anuales de 0.7% del PIB.

La acción del Banco en Centroamérica y República Dominicana

En estos esfuerzos, el Banco ha sido y continuará siendo el socio por excelencia de la subregión. Los resultados del 2010 y la agenda de trabajo para 2011 así lo corroboran:

En 2010 aprobamos un total de 2.080 millones de dólares a través de 43 proyectos donde priorizamos el apoyo a los sectores de infraestructura, desarrollo social y reformas fiscales. Esto refleja un aumento del 30% de las aprobaciones con garantía soberana con respecto al año anterior.

Adicionalmente, desembolsamos más de U$1,600 millones y expandimos el uso de recursos de donantes a través de nuevas modalidades, por ejemplo, aquellas que acompañaron las inversiones en el sector agua y saneamiento de El Salvador, Costa Rica y República Dominicana.

En cuanto a las actividades con el sector privado, cabe destacar que el FOMIN duplicó su nivel de actividades en la región, alcanzando un volumen de US$25 millones en 26 proyectos, y la Corporación Interamericana de Inversiones aumentó el volumen de préstamos en un 30% y amplió sus actividades de asistencia técnica dirigidas a la capacitación empresarial.

El Banco se hizo presente, también, en el fomento de proyectos de carácter regional. En 2011 se concluirán las inversiones que permitirán la integración eléctrica del Istmo Centroamericano: El SIEPAC. Ahora nos queda el desafío de poner en marcha el funcionamiento del mercado eléctrico.

En el presente año mantendremos nuestro grado de respuesta y compromiso con la región. Hemos previsto un programa de financiamiento de alrededor de US$2.000 millones destinado a atender las prioridades en:

  • Infraestructura, principalmente transporte vial y energía;
  • Redes de protección social con énfasis en el fortalecimiento de los servicios de salud, educación, y vivienda;
  • Desastres naturales y cambio climático
  • Finanzas públicas y
  • Seguridad ciudadana

Asimismo, buscaremos acompañar nuevas oportunidades de asociación público privada que potencien el desarrollo de la región. Muestra de ello es el lanzamiento de la Iniciativa Salud Mesoamérica 2015, que consolida una asociación público privada entre la Fundación Bill y Melinda Gates, el Instituto Carlos Slim de la Salud, el Gobierno de España, el BID y los gobiernos de la región.

Conclusión

Con el noveno aumento general de recursos nos estamos fortaleciendo financiera e institucionalmente. Seremos un Banco más sólido, capaz de atender las necesidades crecientes y diversas del Istmo Centroamericano y República Dominicana.

Señor Presidente, Señores Gobernadores, miembros de las Delegaciones, me siento muy honrado de estar aquí presente, de cara a una nueva década de oportunidades para América Latina. Es el momento de acelerar el paso y tienen el compromiso del Banco para acompañarles en este camino.

Muchas gracias

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