La transacción de valores vinculados a la emisión de gases contaminantes ha empezado a convertirse en un mercado financiero global en los últimos años, y podría ofrecer oportunidades tanto en ingresos como en preservación del medio ambiente a los países de América Latina y el Caribe, según especialistas en financiamiento ambiental reunidos recientemente en la sede del BID en Washington, D. C.
Este ruedo para la transacción de emisiones, conocido como mercado de financiamiento de carbono, ofrece a las industrias que emiten gases de efecto invernadero la flexibilidad de alcanzar sus metas ambientales a un costo razonable.
Con el fin de mitigar la contaminación global, 38 países industrializados firmaron un acuerdo conocido como Protocolo de Kyoto en 1997, cuyo objetivo es reducir los gases de efecto invernadero y alcanzar, durante el periodo 2008-2012, niveles menores a los de 1990.
Los países en desarrollo pueden participar en el Protocolo de Kyoto a través del recién descrito mecanismo financiero, creando certificados por la reducción de sus emisiones (CRE) al desarrollar proyectos con bajos niveles de emisiones de efecto invernadero. Estos certificados se pueden vender como “créditos de contaminación” a los países industrializados que necesitan alcanzar sus cuotas de emisiones.
Expertos del BID, el Banco Mundial y la Corporación Internacional Econergy, compartieron conocimientos y experiencia en la implementación de este mecanismo financiero, que es el único que permite la participación de los países en desarrollo en este mercado emergente y global del carbono.
El especialista del BID Michael Toman recalcó que el crecimiento de este mercado es favorable tanto para el medio ambiente como para el desarrollo sostenible. El manejo de emisiones de metano del suelo es un claro ejemplo de una oportunidad donde todos ganan, ya que ofrece créditos por la reducción de gases de efecto invernadero a precios atractivos y beneficios a la comunidad local. Otras actividades que pueden ofrecer beneficios a ambas partes incluyen los proyectos de energía eficiente, los proyectos de energía renovable, los mejoramientos en la eficiencia del transporte urbano y los proyectos de reforestación.
Estos tipos de proyectos se vuelven ahora más viables en la región porque los fondos pueden garantizarse con la venta de créditos de carbono o CREs, los cuales tendrán mayor demanda si entra en vigor el Protocolo de Kyoto. Además, una vez que se establezca el acuerdo, los gobiernos y las entidades privadas partícipes en el Protocolo de Kyoto pueden ayudar en el financiamiento de dichos proyectos y luego comprar los créditos para cumplir con sus propios compromisos de reducción de gases contaminantes.
Los participantes en el seminario sugirieron que el BID y el Banco Mundial unieran sus esfuerzos para apoyar el desarrollo de estos mercados.