Los países de América Latina y el Caribe invierten cada vez más en programas del sector de la vivienda con objetivos múltiples: brindar ayuda directa a potenciales propietarios de ingresos bajos y mediano-bajos, estimular una mayor inversión del sector privado y alcanzar una mayor eficacia. Este enfoque puede producir ahorros que permitan liberar recursos públicos para otro tipo de ayuda habitacional, tal como el mejoramiento de asentamiento y barrios precarios y de las viviendas básicas de los grupos de menores recursos.
Los países están actualizando, refinando y modificando constantemente sus políticas de vivienda de acuerdo a experiencia acumulada por décadas.
Hasta hace pocos años, muchos países en la región preferían la subvención de viviendas ofreciendo a través de bancos hipotecarios gubernamentales préstamos a tasas de interés inferiores a las del mercado. Frecuentemente los préstamos no se podían cobrar y estaban mal dirigidos, beneficiando a la clase media alta en vez de a los pobres. Las pérdidas representaban un riesgo creciente e insostenible que distorsionaba a los mercados financieros.
Bajo una nueva política ampliamente utilizada en la actualidad, el Estado abandona su anterior papel de microfinanciador y operador comercial para convertirse en promotor y facilitador. El gobierno estimula una creciente participación e inversión del sector privado en el mercado de la vivienda para beneficiar a toda la población, pero en particular a aquellos sectores previamente excluidos del mercado hipotecario.
En este sistema, los subsidios pueden ser aún necesarios para atender a los más pobres, excluidos del mercado de la posibilidad de adquirir una vivienda. Pero esta ayuda está diseñada no sólo para beneficiar a las familias más necesitadas, sino también para estimular al mercado de la vivienda en su conjunto.
Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, México, Nicaragua, Panamá, Perú, Trinidad y Tobago y Uruguay han emprendido reformas integrales de su sector vivienda en diversos niveles. El Banco Interamericano de Desarrollo ha participado activamente en la modernización, proporcionando asistencia financiera y técnica durante diversas etapas de sus reformas. Los programas han tenido éxito diverso pero aún cuando algunos están todavía en su etapa inicial, los resultados y las tendencias generales son alentadoras.