En un nuevo libro, Luis Alberto Moreno dice que las tendencias de crecimiento de largo plazo permitirían a la región cerrar rápidamente la brecha de ingresos si los países mejoran la productividad, la educación y la infraestructura
BUENOS AIRES, Argentina – Los países de América Latina y el Caribe tienen una oportunidad sin precedentes para alcanzar un desarrollo humano comparable a la del mundo desarrollado para el año 2025, dijo hoy el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, Luis Alberto Moreno.
Hablando durante el lanzamiento de su nuevo libro “La década de América Latina y el Caribe: una oportunidad real”, Moreno manifestó que si la región mantiene su tasa promedio actual de crecimiento, podría duplicar su Producto Interno Bruto en 14 años. El ingreso per cápita promedio de la región también podría duplicarse poco después.
“De lograrlo, la pobreza en nuestra región disminuiría del 32 por ciento a poco menos del 10 por ciento de la población”, dijo Moreno. La clase media se expandiría hasta más de 500 millones de habitantes, o el 75 por ciento del total de la población regional. “Esto nos permitiría cerrar, por fin, la terrible brecha de ingresos que todavía persiste en nuestras sociedades”, agregó.
Moreno destacó que este objetivo es ambicioso, pero alcanzable gracias a la convergencia de dos grandes tendencias: el significativo progreso de América Latina y el Caribe en los últimos 20 años, y el acelerado cambio hacia el comercio “Sur-Sur” entre las economías emergentes.
Factores externos, como el aumento en los precios de las materias primas y los flujos de capital extranjero han impulsado el crecimiento económico reciente de la región, dijo Moreno. No obstante, argumentó que en contraste con los auges de corta vida del siglo pasado, la perspectiva actual para América Latina refleja cambios fundamentales en los flujos del comercio global que probablemente duren décadas.
Para tomar ventaja de estas tendencias favorables y sostener el crecimiento, Moreno afirmó que la región necesitará redoblar sus esfuerzos para aumentar la productividad, mejorar la calidad de la educación, incrementar las inversiones en investigación, innovación e infraestructura, y prevenir la violencia y criminalidad.
Moreno señaló que los gobiernos también deben fortalecer las políticas macroeconómicas para manejar apropiadamente los riesgos asociados al flujo de capitales y los términos del intercambio, así como para protegerse de los shocks externos adversos. Añadió que medidas como los fondos de estabilización, que reservan una porción del ingreso de las exportaciones de materias primas, pueden ayudar a amortiguar esos golpes mientras proveen recursos para financiar las inversiones en productividad e innovación.
El presidente del BID reconoció que estas propuestas no son nuevas, pero enfatizó que las perspectivas actuales de América Latina ofrecen una oportunidad para alcanzar los objetivos en plazos más ambiciosos.
“Lo novedoso es la convicción de que ninguno de estos obstáculos es suficientemente grande como para impedir que alcancemos la meta de duplicar nuestra producción en poco más de una década”, aseguró Moreno, “y la certeza de que nuestra región es capaz de generar soluciones que nacen de nuestra experiencia y en nuestra propia visión del futuro”.
Moreno dijo que las preocupaciones entendibles por los problemas apremiantes, como la violencia y el aumento en los precios de los combustibles, tienden a limitar el conocimiento público sobre los impresionantes avances que América Latina y el Caribe han logrado en años recientes. Entre 1990 y 2010, y pese a numerosas crisis políticas y económicas, la región duplicó su ingreso per cápita promedio y redujo dramáticamente la inflación y la deuda externa. Los indicadores sociales en áreas como la salud y la educación también mostraron mejoras sustanciales, tanto como la cobertura de servicios básicos tales como el agua potable y saneamiento.
En los últimos 20 años, el paisaje económico latinoamericano ha sido gradualmente transformado por el creciente comercio intra-regional y el comercio con Asia. El valor del comercio entre los países de la región se multiplicó por 10 durante este período, alcanzando US$180.000 millones, y el comercio con Asia se duplicó como proporción de todo el comercio externo.
Por consiguiente, Moreno sostuvo que América Latina y el Caribe pueden ahora tomar ventaja de las tendencias de largo plazo que facilitarían la conclusión de la tarea de asegurar un nivel de vida decente para todos los ciudadanos. “Esta es una nueva visión para una renovada América Latina”, subrayó.