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A mejorar la salud de la banca

Costosas y repetidas han sido las crisis bancarias en América Latina durante las últimas décadas, así que entender sus causas y aprender prevenirlas o superarlas son objetivos esenciales. Economistas del BID presentaron recientes estudios sobre el tema durante un seminario en la sede del Banco en Washington.

Toda buena solución debiera ayudar a impedir que la crisis se repita, planteó Liliana Rojas-Suárez, quien sugirió tres principios básicos para alcanzar este objetivo. El primer principio, y el más difícil de lograr, es tener la voluntad política de reestructurar los bancos con recursos no inflacionarios, que podrían provenir del presupuesto nacional regular y/o de préstamos a largo plazo de organismos multilaterales. El segundo principio recomienda que quienes más se benefician del sistema bancario en los períodos de bonanza --sus accionistas y prestatarios morosos, entre otros--, compartan el costo de la reestructuración. Y el tercer principio consiste en tomar rápida acción para minimizar el costo fiscal de las crisis, por medio de un programa de reestructuración que diferencie la calidad de bancos y esquemas que devuelvan la solvencia al sistema bancario.

También hay tres condiciones ideales para la implementación de estos tres principios: disponibilidad de fondos para liquidar los bancos insolventes y reestructurar los que necesitan ayuda, la existencia de mercados para vender los bancos en aprietos y sus activos, e independencia reguladora para usar las herramientas correctas en la reestructuración.

El estudio de Rojas-Suárez señala que el costo fiscal de las crisis bancarias es más alto en América Latina debido a que sus recursos financieros son más escasos, el mercado de capitales es poco profundo y las instituciones son inadecuadas. América Latina pierde acceso a los mercados de capitales internacionales en todas las crisis, lo cual se agrava aún más por la falta de mercados secundarios para los activos y la falta de independencia reguladora.

Sin embargo, la región puede mostrar ejemplos de soluciones exitosas a las crisis bancarias. Rojas-Suárez encontró tres casos: Chile en 1984, Argentina en 1995 y México en 1999. En todos ellos, los programas de reestructuración tomaron en cuenta los tres principios.

En el caso chileno, las autoridades implementaron un programa exhaustivo para reconstruir el sistema financiero. No sólo los tres principios se aplicaron simultáneamente al mejorarse fuertemente los procedimientos de supervisión -- incluyendo un sistema explícito y limitado de seguros de depósitos--, sino que además cada principio fue puesto en práctica en forma individual o combinada dentro de la estrategia de reestructuración. Muchos bancos fueron cerrados y otros fueron vendidos a nuevos dueños que facilitaron capital fresco, prácticas que se adhieren al segundo y tercer principio esbozados por Rojas-Suárez.

Los casos expuestos permiten concluir, además, que no existe un único método para solucionar una crisis bancaria, ya que cada país depende de su propio ambiente macroeconómico y marco regulador. Pero incluso ante la repsencia de las restricciones más severas, concluyó Rojas-Suárez, un programa de reestructuración puede tener éxito si las autoridades adhieren a esos tres principios básicos.

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