El BID detalla el impacto de la segunda etapa del programa Favela-Bairro
El programa Favela-Bairro de Río de Janeiro, apoyado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), ha ayudado a mejorar las condiciones de vida de muchos cariocas de barrios marginales en materia de ingresos y disponibilidad de servicios sociales, según una evaluación del programa.
El BID trabaja desde 1996 con la municipalidad de Rio de Janeiro a fin de mejorar las condiciones de vida de familias en barrios marginales de la ciudad conocidos como favelas. Desde entonces ha aprobado dos préstamos adicionales, Favela Bairro II, cuya ejecución se completó en 2007, y Favela Bairro III, aprobado en diciembre del 2010.
Las autoridades cariocas solicitaron al BID que evaluara el impacto del Favela Bairro II, cuya finalidad era mejorar de las condiciones de vida de familias residentes en favelas mediante el suministro de infraestructura básica (agua, alcantarillado, desagües, alumbrado público, pavimentación, parques y espacios para deportes y reforestación); servicios sociales (centros de atención infantil y de servicio social con énfasis en las familias, los niños y los adolescentes; actividades de generación de ingresos y empleos); organización y desarrollo de la comunidad; y titulación de terrenos.
Para evaluar los resultados de este programa se comparó a las favelas participantes con otras donde no se llevó a cabo el programa. Habida cuenta de la inexistencia de datos básicos acerca de ambos grupos, la estrategia consistió en una comparación posterior, bajo el supuesto de que antes de la ejecución del programa tenían condiciones similares.
En el marco del programa se realizaron obras de abastecimiento de agua y alcantarillado, así como trabajos en las calles, alumbrado público y otras mejoras urbanas. En las favelas que abarcó el programa se registró un significativo aumento de la disponibilidad de todos los servicios, con excepción de la recolección de residuos, cuyo índice resultó relativamente alto en ambos grupos. Las conexiones con el sistema de abastecimiento de agua de la ciudad alcanzaron a 81 por ciento en las favelas participantes en el programa y a 55 por ciento en las que no participaron.
Gracias al Favela-Bairro II, la proporción de propiedad formal aumentó tres puntos porcentuales en comparación con las comunidades que no abarcó el programa. Aunque éste no incrementó la propiedad formal, aumentó el número de medios informales de documentación de la propiedad, como las facturas de venta.
El programa influyó considerablemente en la noción que poseían las familias acerca del valor de sus viviendas. Se estimó que esa noción de valor aumentó 8.000 reales, equivalente a 44 por ciento más que el valor atribuido a las viviendas de favelas que no participaron en el programa.
En cuanto al acceso a educación, empleo y oportunidades de generar ingresos, los resultados mostraron que el programa tuvo un efecto pequeño, aunque significativo desde el punto de vista estadístico, en la escolaridad entre los 5 y 20 años de edad. También aumentó sustancialmente la asistencia a las guarderías infantiles, hecho que refleja el énfasis del programa en la construcción de esas instalaciones. También se registró un impacto en el ingreso familiar, que aumentó alrededor de 15 por ciento, incremento significativo tanto desde el punto de vista estadístico como económico. Es posible que esto haya sido impulsado por el aumento del valor de las viviendas de los beneficiarios.
Finalmente, no se obtuvieron pruebas de impacto alguno en el tiempo necesario para acceder al transporte público, ni el empleo o tipo de trabajo.
Las conclusiones figuran en el informe del BID titulado Panorama de la efectividad en el desarrollo en 2010, donde se analiza el aporte al desarrollo de varios proyectos en curso en América Latina y el Caribe y se informa acerca de los progresos hechos por el Banco en materia de incremento de la transparencia y la responsabilidad.