Según un nuevo estudio encargado por el Grupo Interagencial Para el Desarrollo Rural de América Latina y el Caribe, el verdadero impacto que la agricultura tiene en la economía de un país ha sido subestimado por los cálculos tradicionales.
A la hora de calcular los aportes de la agricultura al PIB, los métodos tradicionales sólo toman en cuenta las ventas de materia prima—principalmente cultivos y ganado—dejando de lado las cadenas de producción generadas en la agroindustria y en el comercio y servicios, así como también el valor adicional que éstos generan al PIB.
El estudio, liderado por el Instituto Interamericano para la Cooperación en la Agricultura (IICA), propone un nuevo indicador "ampliado" para valorar el peso que la agricultura realmente tiene en la economía. Este nuevo indicador sugiere que la agricultura y las actividades económicas que ella genera contribuyen al PIB mucho más de lo que se pensaba. En el caso de Costa Rica, el impacto real de la agricultura al PIB se triplica y en los Estados Unidos llega hasta un máximo de 11,6 veces más de lo estimado.
El estudio concentró su atención en 11 países en el hemisferio occidental: Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, México, Perú, Estados Unidos, Uruguay y Venezuela.
En Argentina se encontró que el aporte actual de la agricultura al PIB es de 4,6 por ciento del PIB, pero tomando en cuenta la interdependencia con la agroindustria, ¡llega hasta un 32,2 por ciento! En Brasil, los números escalan desde 4,3 por ciento hasta 26,2 por ciento, en Chile desde 5,6 por ciento hasta 32,1 por ciento y en México desde 4,6 por ciento hasta 24,5 por ciento.
En los países desarrollados los saltos no son tan grandes, pero la tendencia es la misma. En los Estados Unidos el aporte actual de la agricultura alcanza el 0,7 por ciento del PIB cuando se toma en cuenta la agricultura primaria, pero este mismo aporte aumenta a 8,1 por ciento al tomar en cuenta las cadenas de producción relacionadas.
A nivel regional, la agricultura primaria representa un promedio de 8 por ciento del PIB regional, según Rubén G. Echeverría, Jefe de la Unidad Rural de Desarrollo del Departamento de Desarrollo Sostenible del BID. Por otro lado, la agricultura “ampliada” constituye cerca del 30 por ciento del PIB regional. Aun más, Echeverría hace hincapié en que la agricultura ampliada significa más del 40 por ciento del total de exportaciones en la región.
El nuevo estudio demuestra que los métodos tradicionalmente usados para calcular el valor real de la agricultura han desestimado el papel clave que ella juega en abastecer los centros urbanos con crecientes demandas por productos y servicios ambientales.
El tema no termina aquí. Para obtener un cálculo exacto del rendimiento y la contribución de la agricultura, se tiene que tomar en cuenta sus efectos en la distribución de ingresos entre hogares rurales y urbanos, asalariados y propietarios. Esto es esencial para evaluar el impacto de las estrategias contra la reducción de la pobreza, particularmente en las zonas rurales.
Estos descubrimientos permitiría anticipar un aumento en la inversión en agricultura mientras se promuevan leyes que adopten más eficientemente el desarrollo económico y social.