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Manaus: De los pilotes a la tierra firme

Como a cualquier otra niña de su edad, a Rebeca Fernandes le encanta jugar en su nueva casa y sus alrededores, que en este caso son las orillas del río Negro en Manaos, Brasil. La diferencia radica en que cuando la familia de Rebeca se mudó recientemente de domicilio, su nuevo hogar se encontraba en tierra firme y no sobre pilotes enterrados bajo aguas fétidas. Es así como Rebeca ya no se ve obligada a caminar tambaleándose sobre tablas de madera flotantes para jugar con sus vecinos. Y sobre todo, ya no se enferma como consecuencia del agua contaminada.

La familia Fernandes es una de las miles que se han beneficiado de un programa de saneamiento y desarrollo urbano en Manaos, capital del estado del Amazonas, el cual a su vez alberga la selva más grande del mundo. En coordinación con 17 organismos públicos y el BID, desde marzo de 2006 se ha venido implementando lo que se conoce con el nombre de PROSAMIM (Programa Social y Ambiental).

El programa aborda el impacto ambiental y social originado en un crecimiento urbano desenfrenado y caótico iniciado hace tres décadas, cuando Manaos recibió flujos masivos de brasileños que llegaban en busca de una vida mejor. La población del estado se quintuplicó en solo tres décadas. Al igual que la familia Fernandes, muchos se establecieron a lo largo de las planicies aluviales del río Negro que bordean afluentes estacionales conocidos como igarapés, los cuales se encuentran expuestos constantemente al riesgo de inundación, además de que carecen de electricidad, agua potable y/o sistema de alcantarillado. Hoy en día se calcula que unas 600.000 personas viven en condiciones precarias en la cuenca de Educandos-Quarenta, cerca de donde se construyó la parte más antigua de Manaos.

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Gracias al programa, 11.539 familias que vivían en la cuenca —entre las que se encuentra la de Rebeca Fernandes— han sido trasladadas a casas más seguras y mejor construidas. En el marco de esta iniciativa también se han construido 22.400 metros de obras de desagüe y alcantarillado, y 30.076 metros de carreteras pavimentadas. Los hogares beneficiarios cuentan con electricidad, agua potable y sistemas de alcantarillado, y sus comunidades están dotadas de infraestructura básica como carreteras. Además, Rebeca y sus amigos pueden ahora jugar en tres parques estatales recientemente construidos.

Todo este esfuerzo se ha desarrollado en el marco de un sistema de gestión ambiental cuidadosamente planeado del cual hacen parte un extenso proceso de consulta pública y participación comunitaria, el establecimiento de una Unidad de Gestión de Programa y la capacitación de las familias en temas como saneamiento comunitario y conservación.

Los resultados cosechados hasta el momento sientan un precedente promisorio en cuanto a la posibilidad de reproducir esta experiencia en toda la ciudad de Manaos. El BID está comenzando una nueva etapa del programa centrada en quienes residen por debajo de la cota de inundación de 30 metros en la cuenca de São Raimundo. En el curso de esta nueva fase estaremos atentos a otras familias como los Fernandes y a otros niños felices y saludables como Rebeca y sus amigos.

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