La Escuela de Cualificación de Liderazgo de Mujeres de la región colombiana del Chocó decidió un día convertirse en centro mixto, pero estableciendo muy claras limitaciones. “Admitimos a varones, pero sólo menores de 25 años”, explica su directora, Nimia Vargas: “Los más viejos tienen una mente ancestral que presenta obstáculos para nuestro funcionamiento”.
Este tipo de pequeñas estratagemas son algunos de los recursos que las mujeres afrocolombianas de la costa pacífica ponen en práctica para superar la carrera de obstáculos —uno de ellos el machismo tradicional— que se interpone entre su pobreza y marginación y el nuevo estatus de educación y participación al que aspiran.
Para Nimia Vargas una cosa está clara: el progreso logrado es imparable. La Red de Mujeres del Chocó, que ayudó a formar en 1991 y hoy dirige, y la Escuela de Liderazgo fundada con el apoyo del BID y varias ONG colombianas en 1996, están conformando una colonia de trabajadoras que, como abejas, fabrican un panal de conexiones para depositar día a día su fruto de rica miel. Literalmente de la nada, han surgido hoy concejales, diputadas, alguna alcaldesa, y cientos de “multiplicadoras” —mujeres que se preparan con la misión de propiciar, contra viento y marea, la formación de nuevas lideresas y dirigentes en la región del Chocó.
Vargas visitó recientemente la sede del BID en Washington con el objetivo de exponer los logros de la escuela y tratar de eliminar las trabas que le impiden trabajar al ritmo que se ha propuesto. BIDAmérica habló con ella sobre el impacto de la escuela en la región.
BIDAmérica: Usted lidera la Red de Mujeres del Chocó y está al frente de la Escuela de Cualificación de Liderazgo, ¿Cuál es el contexto en el que se produce esta dinámica de cambio para las mujeres de esa región?Vargas: El 90 por ciento del Chocó es afrocolombiano. Es una región muy pobre, poco desarrollada y con graves dificultades de comunicación por el aislamiento de sus comunidades. La mujer ha permanecido hasta hace muy poco aislada, sujeta a tradiciones machistas, con muy baja escolarización y muy baja participación en los gobiernos locales. Hasta muy recientemente, las mujeres eran incapaces de saber negociar, no sólo su representación en el ámbito de gobierno, sino su propia situación dentro del hogar, con sus maridos. No sabían cómo plantearles la necesidad de que se les permitiera formarse fuera de casa. No sabían manejar términos de género en sus negociaciones.
BIDAmérica: ¿Qué es la escuela de liderazgo? ¿Qué se enseña allí y quiénes son los alumnos?Vargas: La Escuela de Cualificación de Liderazgo surge en 1996, a propuesta de muchas mujeres del Chocó. Nuestra red pidió ayuda al gobierno de Colombia y logramos el apoyo de la Dirección Nacional de Equidad y del BID para este proyecto. En la escuela trabajamos con las mujeres en las áreas de identidad étnica y de género. Formamos a multiplicadoras para que puedan convertirse ellas mismas, y convertir a otras, en interlocutoras válidas ante los gobiernos locales para darles acceso a las asambleas. Es muy importante que las mujeres desarrollen estos conocimientos. Porque, una vez llegan a conocer el funcionamiento del gobierno local y saben cómo participar, inmediatamente sienten deseos de formar parte de él.
BIDAmérica: ¿Nos podría citar algunos de los logros que se han alcanzado hasta el momento?Vargas: Hasta ahora se han beneficiado de la escuela 67 organizaciones de mujeres de 17 municipios del Chocó. Después de un trabajo de 10 meses, se logró formar también a 450 multiplicadoras. Hemos alcanzado un total de 1.800 mujeres. En una segunda fase se les está ampliando el radio de conocimientos a la gestión y administración municipal. También tenemos en ejecución 22 proyectos productivos que la escuela les ayuda a formular y gestionar y más tarde acompaña durante algún tiempo para garantizar su funcionamiento.
En las elecciones pasadas han salido electas a cargos públicos 30 mujeres: 4 diputadas y 26 concejales. Estamos trabajando en el fortalecimiento de áreas importantes como legislación y negociación. Ellas tienen que aprender a defender sus intereses y los de las mujeres que les siguen.
Ahora la escuela está cubriendo aproximadamente un 75 por ciento de las necesidades del Chocó en cuanto a formación en liderazgo. El proyecto nos ha dado una total autonomía durante los primeros cinco años. A partir del sexto, tenemos que buscar el 50 por ciento de los recursos por nuestra cuenta, porque se nos exige un esfuerzo propio.
BIDAmérica: ¿Qué pasa con los varones? ¿Hay algún esfuerzo por incorporarlos en este movimiento?Vargas: Nosotras admitimos en la escuela a varones menores de 25 años porque los más viejos tienen creencias ancestrales que nos pondrían muchas trabas en el trabajo de la escuela. Pero formamos a los jóvenes en este espíritu de equidad. Algunos organismos oficiales nos llaman para que vayamos a hablar a los funcionarios. También participamos en labores de información y capacitación en las escuelas y en los centros comunitarios. Admitimos a los hombres en el proceso. Las cosas irán mejorando pero es un trabajo lento.
Ha habido mujeres que han colaborado con políticos pero nunca como lideresas, actuaban como ayudantes, les hacían el trabajo de coordinar eventos, charlas. Siempre invisibles. Queremos que esto termine. Las mujeres tienen que aprender a negociar qué tipo de ayuda quieren dar y cómo.
BIDAmérica: Uno de los problemas del Chocó ha sido la falta de coordinación y apoyo mutuo entre los distintos organismos no gubernamentales, por ejemplo entre las organizaciones de género. ¿Se puede decir que está mejorando esta situación o sigue igual?Vargas: Es cierto que en el pasado la tendencia era más a competir que a colaborar. Sobre todo en lo que respecta a la captación de recursos. Cada cual buscaba su propio beneficio. Pero hay que comprender que el Chocó es una región difícil, con muchos problemas de comunicación. Hace falta más tiempo y más recursos para lograr un mayor acercamiento de los distintos grupos de mujeres. También las organizaciones tienen intereses y fines diferentes, unas están en salud, otras en educación, otras en titulación de tierras, otras en género. Y hay quien se dedica a proyectos más productivos. Hoy se están uniendo los puntos que tenemos en común.
BIDAmérica: ¿De qué manera afecta el conflicto armado y la violencia el progreso de las mujeres y cómo colaboran ustedes en el proceso de paz?Vargas: La red y otras ONG hemos participado ya en 17 mesas de paz, algo que el gobierno nos tiene prohibido por negociar con los partidos en lucha. Pero el Chocó sufre mucha violencia. Los afrocolombianos son más de la mitad de los desplazados por este conflicto pero no aparecen en el panorama nacional o internacional. Y las mujeres desplazadas son víctimas por triplicado: les matan a los maridos, se les llevan a los hijos a la guerra y las dejan tiradas sin plata. Ellas sufren un gran impacto cuando llegan a las ciudades. Los desplazados caen en la violencia porque no tienen otra salida para comer, les ofrecen participar en la violencia a cambio de dinero. Me pregunto si el BID y otros organismos internacionales tienen una política para ayudar a los desplazados. Es un problema muy grave para nosotros.
Hemos tenido otros problemas graves relacionados con la tenencia de tierras. La ley 70 concedió muchos derechos de propiedad a los afrocolombianos del Chocó pero aún hoy los campesinos están siendo forzados fuera de sus tierras, por el ejército, con bombas.
BIDAmérica: Pero, a pesar de todo, usted parece optimista y luchadora. ¿Se van alcanzando los objetivos que un día se propusieron?Vargas: Se dice que dentro de la cultura africana el hombre tiene el papel de conquistador de los territorios y la mujer el de consolidadora de esas conquistas. En el Chocó queremos que la mujer adopte ese papel. Que consolide sus logros, que aprenda a participar de los beneficios para mejorar su autoestima y pueda beneficiarse del fruto de su capacitación. El objetivo es que lleguen a tomar el liderazgo sin miedo.