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La empresa privada como agente del desarrollo

La responsabilidad social empresarial (RSE) es clave para los países en desarrollo, señala un reciente estudio del BID titulado "El papel de las multilaterales en el fomento de la responsabilidad social empresarial". Las prácticas voluntarias de las empresas privadas, plantea el estudio, pueden suplir las carencias de las regulaciones y ordenanzas existentes, los retrasos de algunos países en la adopción de normas establecidas al nivel internacional, la falta de incentivos y las presiones de grupos de interés

Pero, ¿en qué consiste realmente la responsabilidad social empresarial? El estudio la define como “las prácticas de la empresa que tratan de evitar el daño al mismo tiempo que promueve el bienestar de los grupos de interés al acatar regulaciones y normas vigentes, y yendo voluntariamente más allá de lo requerido”. Según la publicación, las instituciones multilaterales de desarrollo deberían dar importancia clave a la RSE debido a que busca mejorar la calidad de vida de la población, objetivo fundamental del desarrollo.

Por su propia naturaleza, la responsabilidad social empresarial es desarrollo impulsado por el sector privado, el cual debe agregarse a los esfuerzos de desarrollo de gobiernos e instituciones multilaterales. Al tomar en cuenta el bienestar de sus empleados, la comunidad, el medio ambiente, los consumidores y otros grupos de interés, las empresas aportan al desarrollo socioeconómico más allá de lo que ya contribuyen con la creación de fuentes de trabajo y el pago de impuestos. “Las instituciones multilaterales de desarrollo tienen el mandato de promover el desarrollo económico, mandato que es compartido por las prácticas de responsabilidad social empresarial”, dice el estudio. “Esto hace que las instituciones multilaterales de desarrollo sean las herramientas más adecuadas para promover la adopción de buenas prácticas y, junto con los gobiernos, crear las condiciones para que estas buenas prácticas se implanten y tengan efectividad”.

Las instituciones multilaterales de desarrollo pueden incentivar responsabilidad social empresarial a través de la directa promoción de ellas, el desarrollo de un ambiente conducente a la creación de políticas favorables, el apoyo financiero, y exigir dichas prácticas en sus propias operaciones. Los efectos más directos de estas acciones recaerán en los propios clientes de los organismos multilaterales a través la condicionalidad de sus préstamos, pero los efectos de más largo alcance se lograrán con la creación de un ambiente que estimule políticas donde se oigan las opiniones de todos los grupos de interés, incluyendo a consumidores, abastecedores, la sociedad civil, proveedores de financiamiento, gobiernos y medios de comunicación.


En los países en desarrollo, donde los grupos de interés no son tan activos como en los países desarrollados o no cuentan con un ambiente propicio para ejercitar sus opciones, las instituciones multilaterales deben corregir estas “falla de los mercados” apoyando la adopción de las prácticas de RSE por parte de las empresas, y al respaldar y vigorizar las demandas de buena conducta por parte de los grupos de interés. Aún cuando algunas empresas reconocen el valor y las virtudes de las prácticas de RSE y las llevan a cabo voluntariamente, quedan muchas que necesitan una ayuda memoria.

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