José Luis Pereira, de 26 años, es el mayor de seis hermanos que viven en Carabayllo, un suburbio de reciente expansión y uno de los distritos más pobres de la capital peruana. Cerca de 150.000 habitantes en dicho distrito viven en situación de pobreza y carecen de buenas oportunidades de empleo.
Hace 9 años que José Luis se graduó de una carrera técnica en computación, pero sin poder ejercerla porque las oportunidades laborales le eran limitadas. Señaló que su certificación no era de un instituto superior reconocido y no contaba con contactos de empleo. Desde entonces, ha sido cobrador de “combi” o mini bus, encuestador, vendedor ambulante, auxiliar en un jardín de niños y chofer de mototaxi.
Como cobrador de una “combi” le costaba ganarse la vida a duras penas, colgándose del mini bus y respirando continuamente el monóxido de carbono. Trabajaba de 5 de la mañana a 10 de la noche para poder sacar 20 soles o el equivalente a unos 6 dólares diarios y así ayudar al sustento de su familia.
Pero en mayo del 2004, José Luis empezó un programa de capacitación y promoción de empleo juvenil, Entra 21, el cual le abrió las puertas a lo que tanto ansiaba desde hace varios años: trabajar en informática.
El programa Entra 21, de unos seis meses, le ofreció una capacitación técnica en informática y telecomunicaciones, además del servicio de colocación laboral. Antes de graduarse de este programa en octubre del mismo año, José Luis recibió la oferta de trabajar para una de las empresas privadas enlazadas al programa.
José Luis ya lleva más de dos años manteniendo un empleo formal, bien remunerado y con beneficios sociales. Trabaja para Minco, una empresa de metales, ingeniería y construcción que provee estructuras metálicas a empresas de telecomunicaciones como Nokia y Telefónica del Perú.
“Entra 21 me ayudó a abrir puertas para mi y mi familia, además de formar un lindo grupo juvenil de amigos del programa,” comentó emocionado en una entrevista. El segundo de los hermanos Pereira, Antonio, de 25 años, también trabaja en Minco como asistente de almacén, siguiendo los pasos de José Luis, quien ya ha sido promovido en dos oportunidades, primero como jefe de almacén y luego como asistente de logística, cargo que actualmente desempeña.
No sólo eso. José Luis es un joven totalmente transformado gracias a Entra 21. Indicó que ahora piensa más positivamente frente a su futuro, aspira al cargo de jefe de logística, además de postular a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos para seguir la carrera de ingeniería. Además en su tiempo libre, junto con algunos compañeros del programa, se dedica a planificar talleres de desarrollo humano y autoestima para incentivar a otros jóvenes que andan deambulando en su barrio.
“El programa me ha dado más seguridad y la oportunidad relacionarme con profesionales—todo lo que me ayuda a crecer y me hace estar agradecido, satisfecho y orgulloso”, dijo.
Lanzado en 2001, Entra 21 trabaja con el objetivo de reducir el desempleo juvenil en 18 países de la región. Fue creado con la ayuda de una donación de 10 millones de dólares del Fondo Multilateral de Inversiones (FOMIN) del BID, pero actualmente es un programa de donaciones de unos 29 millones de dólares, administrado por la Fundación Internacional para la Juventud e implementado a través de ONGs locales.
Resultados favorables
Un reciente estudio de la Fundación Internacional para la Juventud muestra los resultados del programa en seis países. En Bolivia, El Salvador, Panamá, Paraguay, Perú y República Dominicana, 54% de los jóvenes participantes de Entra 21 encontraron trabajo no más de seis meses después de graduarse, y un 80% goza de un trabajo a tiempo completo.
Asimismo, los salarios se duplicaron o mejoraron para aquellos que ya tenían trabajo antes del programa, así como José Luis que duplicó su ingreso.
También los empleadores entrevistados manifestaron su satisfacción con los graduados del programa Entra 21, considerando su desempeño laboral equivalente o mejor al de otros empleados en puestos de trabajo similares.
Susan Pezullo, coordinadora del estudio de la Fundación, señaló que el programa logró reducir la tasa de jóvenes que ni estudian ni trabajan, de 66% a 27% entre sus participantes en los seis países estudiados.
Una de las razones del éxito de Entra 21 es su capacidad de ofrecer a los jóvenes puestos de trabajo, indicó Eliana Vera, directora del programa de la Fundación. Vera agregó que el programa busca expenderse y escalar proyectos para llegar a madres jóvenes en zonas rurales y jóvenes con discapacidad.
Por su parte, el gerente del Fondo Multilateral de Inversiones del BID, Donald Terry, comentó que el programa es “una estrategia de desarrollo económico con un impacto significativo en la capacidad laboral de la juventud sin trabajo que tradicionalmente ha encarado enormes desafíos para lograr entrar al mercado laboral". “Este es un programa que realmente entrega sus beneficios a la juventud de la región, y está en proceso de expandirse,” dijo.