Mientras los organismos multilaterales juntan fuerzas para enfrentar el alto endeudamiento de algunos países, en muchas naciones la situación es apremiante a pesar de que su deuda externa es relativamente baja. Un análisis reciente revela que los países con un historial de alta inflación y repetidas cesaciones de pago --principalmente naciones en desarrollo-- soportan cada vez menos el endeudamiento.
“Los niveles de tolerancia a la deuda externa son incómodamente bajos”, informó la economista de la Universidad de Maryland, Carmen M. Reinhart, durante una presentación sobre el tema en la sede del BID en Washington, D.C., augurando que habrá más incumplimientos en países emergentes en el futuro. En todo caso, las olas de sucesivas cesaciones de pagos han sido frecuentes a lo largo de la historia porque los países raramente logran deshacerse de sus deudas, recalcó la economista. La salida más común de una deuda es declararse en cesación de pagos. “Los gobiernos son intolerantes a pagar, no a pedir prestado".
Reinhart presentó en el BID un estudio sobre incumplimiento de deuda escrito por ella junto al economista de la Universidad de Harvard, Kenneth S. Rogoff, y el economista del Fondo Monetario Internacional, Miguel A. Savastano. Según el estudio, la deuda considerada razonable es “sorprendentemente” menor en los países en desarrollo que en las naciones industrializadas. La relación deuda/PGB considerada aceptable para el total de los países en desarrollo oscila en torno al 35%, pero en algunos países con alta inflación y poco acceso al crédito esa tasa es mucho menor y llega hasta el 15% en algunos casos. “La intolerancia a la deuda se manifiesta en las extremadas dificultades de muchos mercados emergentes frente a niveles de deuda que en países desarrollados serían considerados manejables”, señalan los autores.
La tolerancia a la deuda depende de la historia de incumplimiento y niveles de inflación de un país, revela el estudio. Analizando los países de ingresos medios desde 1970 hasta ahora, menos del 17 por ciento de las cesaciones de pago o reestructuraciones de deuda se produjeron cuando la deuda externa era mayor al 100% del PGB y cerca de la mitad ocurrió a tasas menores al 60 por ciento. Estas cifras muestran que no tiene sentido aplicar a los mercados emergentes las tasas de endeudamiento sobre producto consideradas aceptables para los países industrializados.
Los autores señalan que actualmente la deuda externa está siendo reemplazada por deuda "interna" atada al precio del dólar y que inversionistas extranjeros están comprando esa deuda, todo lo cual aumenta el problema del endeudamiento externo. Los países deben poner atención a su intolerancia a la deuda doméstica, advirtió Reinhart, ya que ella podría convertirse en otro grave problema. Endeudarse es una manera de evadir decisiones presupuestarias y fiscales difíciles, planteó el economista jefe del BID, Guillermo Calvo, agregando que, en gran medida, la deuda ha reemplazado al impuesto inflación, que también es una forma de incumplimiento de pagos.
Según el estudio, entender y medir la intolerancia a la deuda es clave para estimar las tasas sostenibles de endeudamiento, evaluar los problemas de reestructuración de la deuda y la integración de los mercados de capital, y la dimensión que debe tener la ayuda internacional para aliviar las crisis de pagos.