FOMIN, Donna Karan y otros socios buscan alianza para fortalecer la cadena de valor de las artesanías haitianas
Cuando la diseñadora de modas y filántropa Donna Karan visitó Haití por primera vez luego del terremoto de 2010, la conmovió la magnitud de la destrucción. Pero incluso entre los escombros vio destellos de esperanza en personas que creaban bellísimos objetos de piedra, metal, madera, papel y hueso. En pocos meses su Fundación Urban Zen lanzó un proyecto con la misión de ayudar a eximios artesanos haitianos a conquistar mercados exclusivos.
Durante los dos últimos años Karan ha invertido tiempo y dinero en el proyecto, ofreciendo apoyo financiero y asesoría en diseño a artesanos en Puerto Príncipe, Léogâne y Jacmel, ciudades devastadas por el sismo. Esos esfuerzos resultaron en una línea de impactantes artículos de decoración y accesorios de moda, algunos de los cuales están en exposición en la galería de arte del Centro Cultural del Banco Interamericano de Desarrollo hasta el 27 de junio. La muestra Descubre Haití, originalmente realizada en el Centro Urban Zen de Nueva York, se trasladará pronto a Londres para los Juegos Olímpicos.
En una recepción ofrecida el 13 de junio para la apertura de la exhibición en Washington, que contó con la presencia del primer ministro haitiano, Laurent Lamothe, Karan invitó a los participantes a “mirar a Haití a través de otro lente”. La diseñadora, quien además apoya al gobierno haitiano en sus esfuerzos por mostrar al mundo un país lleno de creatividad y posibilidades, instó a los amigos de Haití a trabajar mancomunadamente: “Tenemos que juntarnos y lograr que suceda”.
Por su parte, Lamothe felicitó a Karan y al actor Sean Penn, presente también en la ceremonia, por el trabajo de promoción que hacen por Haití. Asimismo alabó a los artistas y artesanos responsables de las obras y objetos en la exposición, señalando que no sólo están impulsando su cultura sino ayudando a su nación. “Las cosas están mejorando. Las cosas se están moviendo en la dirección correcta”, afirmó Lamothe.
Previo a la recepción, el ex presidente estadounidense Bill Clinton y el presidente del BID, Luis Alberto Moreno, sostuvieron un diálogo público sobre cómo la comunidad internacional, el sector privado y las organizaciones sin fines de lucro podrían ayudar a Haití a superar sus desafíos económicos. Una de las claves, coincidieron, sería sumar esfuerzos y coordinarlos con las autoridades haitianas, a fin de lograr un mayor impacto.
En ese mismo espíritu, Karan se reunió con un equipo del BID liderado por la vicepresidente ejecutiva, Julie T. Katzman, y la gerente general del Fondo Multilateral de Inversiones (FOMIN), Nancy Lee. Las acompañaron representantes de otras organizaciones interesadas en impulsar a los emprendedores en Haití, como la Fundación Clinton, que ha colaborado con Urban Zen para abrirles mercados a los artesanos haitianos.
El objetivo de la reunión fue analizar un enfoque de cadena de valor para el sector artesanal en Haití. El FOMIN está financiando proyectos de esa naturaleza en la producción de mango y café. Según un análisis encargado por el FOMIN, decenas de miles de artesanos podrían beneficiarse de un proyecto con tal enfoque, que atacaría una variedad de problemas no resueltos por otras iniciativas con miras más estrechas y que llegan a menos personas.
Paradójicamente, según el análisis, el sector artesanal haitiano no enfrenta un problema de demanda sino de oferta. Los compradores de artesanías, desde minoristas a mayoristas, aseguran que les interesaría comprar más en Haití porque los consumidores aprecian la creatividad y el singular estilo de los artesanos de esa nación antillana. Sin embargo, los compradores suelen toparse con problemas como precios inconstantes, desniveles de calidad, demoras en entregas y altos costos de flete. Otra queja frecuente es la falta de buenos intermediarios.
Un proyecto enfocado en la cadena de valor trabajaría con organizaciones locales de artesanos, ayudando a sus miembros a mejorar sus habilidades de gestión comercial y financiera. Paralelamente, organizaciones como Urban Zen podrían ayudar a los artesanos en el desarrollo y la comercialización de nuevos productos, a fin de ganar nuevos clientes. Además, se generarían servicios complementarios como el acceso a financiamiento y las compras grupales de insumos. El proyecto tendría plazos más largos para que los artesanos puedan consolidar sus relaciones con los clientes.
“Todos los artesanos haitianos ya son artistas; lo que necesitan es apoyo para convertir sus actividades artísticas en un medio de vida. Es ahí donde nosotros, como una institución de desarrollo, podemos tener un papel clarísimo”, señaló la especialista líder María Teresa Villanueva, quien coordinó los proyectos del FOMIN en Haití luego del terremoto.