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En América Latina y el Caribe existen cerca de unos 34 millones de empresas, en su mayoría pequeñas, informales y con un acceso limitado a crédito. Dado que no poseen garantías formales ni pueden presentar un historial financiero fiable o información contable, no cumplen los requisitos de información financiera que exigen los bancos comerciales para obtener préstamos destinados a mejorar o ampliar sus actividades.
Es así como se encuentran atrapadas en un círculo vicioso de subdesarrollo, que a su vez socava el crecimiento económico y la creación de empleo.
En un intento por dar un vuelco a esta situación, el BID aprobó en 2011 un mecanismo innovador para apoyar la adopción de una metodología de calificación crediticia alternativa que pudiera cambiar el panorama de estos negocios, que en la región se conocen a menudo con el apelativo de “segmento intermedio no atendido”. La metodología —llamada prueba psicométrica— consta de una herramienta que los departamentos de recursos humanos han utilizado exitosamente durante años para evaluar a los candidatos antes de su contratación. Últimamente la prueba ha sido adaptada para ayudar a los intermediarios financieros a evaluar la solvencia de los posibles prestatarios.
Diseñada por Entrepreneurial Finance Lab Research Initiative de la Universidad de Harvard, la prueba psicométrica para evaluación crediticia es un proceso automatizado y de bajo costo que ha sido introducido por instituciones financieras en 11 países de África y dos de América Latina. Los prestatarios potenciales deben responder a una lista de 150 preguntas que determinan su inteligencia, aptitudes empresariales, personalidad, ética, carácter y creencias. Esta información genera un puntaje que las instituciones financieras emplean para evaluar hasta qué punto los adjudicatarios están en capacidad de reembolsar un préstamo.
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Los resultados de los proyectos piloto que involucran la prueba psicométrica comparan los puntajes de los empresarios a los que se les realizó la prueba y su desempeño empresarial e historial de reembolso de préstamos. A partir de allí se llegó a la conclusión de que la prueba predice correctamente la capacidad de endeudamiento y constituye una manera efectiva de que los intermediarios financieros reduzcan los costos de sus operaciones de calificación de solvencia.
La realización simulada de la prueba por parte de los bancos sugiere una reducción de entre 20 y 45 por ciento en el incumplimiento de pagos y un aumento de entre 15 y 30 por ciento en las ganancias; asimismo, se estableció que los costos operativos del proceso de otorgamiento de préstamos en este caso eran 40 por ciento menos que aquellos en que se incurre cuando se hacen análisis de crédito y estudios de diligencia debida tradicionales. En general, la prueba superó el poder de predicción de los modelos tradicionales de calificación crediticia en los países en desarrollo.
El mecanismo del BID permitirá que como parte del proyecto piloto en la región hasta ocho instituciones financieras apliquen la prueba psicométrica. Los resultados de la iniciativa ayudarán a cerrar la brecha de financiamiento en América Latina y el Caribe, que se calcula asciende a entre US$330.000 y US$410.000 millones para las empresas pequeñas y medianas. Se trata de un cambio radical en las condiciones de participación de las empresas que podría constituir un importante recurso de crecimiento para la región.