Los desafíos en las zonas rurales son claros: alta vulnerabilidad a desastres naturales, falta de infraestructura y escasa tecnología. Si a esto se le añade un menor acceso a insumos, unos mayores gastos administrativos y de transacciones que se traducen en una menor rentabilidad, no es difícil entender que los inversionistas prefieran dedicarse a las microfinanzas urbanas.
El desafío radica en crear incentivos para atender la demanda del crédito rural, indican los expertos en microfinanzas. Para lograrlo y para expandir las oportunidades de negocio en el sector rural es necesario tomar en cuenta la cultura rural y su entorno, afirmaron un grupo de expertos recientemente en la sede del BID. Un caso exitoso ha sido, por ejemplo, la personalización de los cajeros automáticos que sirven a la población Aymara en Bolivia.
Alcanzar el éxito en el desarrollo de las finanzas rurales requiere algo más que la participación de expertos en economía. Es importante que antropólogos, sociólogos, agrónomos y miembros de la sociedad civil aporten sus visiones del entorno rural para servir mejor al cliente
¿Quién mejor que el experto en el terreno para saber como evaluar el riesgo en zonas rurales? Se preguntó Pablo Coloma, jefe de la asistencia financiera del Instituto de Desarrollo Agropecuario de Chile, indicando que se haría una mejor evaluación de riesgo si participan ingenieros agrónomos. Coloma sugirió darle un papel más contundente al experto en terreno y convertirlo en experto en crédito rural.
El sector público también juega un papel esencial en promover la cultura rural. Las instituciones publicás pueden desarrollar instrumentos que apoyen al sector rural y hacer estudios de mercados que reflejen las necesidades de los clientes, señalaron los expertos. Se destacó positivamente la investigación y el fomento del seguro agrícola porque este instrumento se hace cargo del riesgo al cliente y lo protege.
Mientras existan condiciones rurales que hacen difícil la entrada del sector privado, el sector público tiene la misión de abastecer las necesidades del sector rural, pero tratando de lograr que el mercado rural sea atractivo para el inversionista privado. La tarea de los bancos de desarrollo es la formación de expertos en microfinanzas, una participación temporal para facilitar, más no entorpecer su desarrollo, indicaron los expertos.
No es que las microfinanzas no lleguen al campo sino que no es suficiente con llegar, recalcaron los expertos. Se necesita satisfacer la demanda. Si bien los expertos reconocieron que no han sido muchos los avances en las zonas rurales, indicaron que el tiempo ha llegado de traspasar el énfasis puesto hace 10 años en las microfinanzas urbanas a las zonas rurales.