Por casi tres décadas el Banco Interamericano de Desarrollo ha apoyado decididamente a la microempresa como parte de sus esfuerzos por promover el crecimiento del sector privado, ampliar las oportunidades económicas para los pobres y reducir la desigualdad de ingresos en América Latina y el Caribe.
En la región existen aproximadamente 57 millones de estas pequeñas empresas que dan empleo a más de 100 millones de personas. Desde el punto de vista del desarrollo, las microempresas ayudan a aliviar la pobreza y estimulan la actividad económica, generando ingresos para personas de grupos vulnerables, tales como mujeres jefas de hogar y jóvenes de bajos ingresos. Durante épocas de crisis, las redes económicas y sociales formadas por microempresas constituyen una línea de defensa para los pobres.
Desde 1978 el BID ha aprobado más de mil millones de dólares para el desarrollo de la microempresa. Este apoyo abarca una amplia gama de financiamientos, desde grandes préstamos para ampliar el acceso al crédito hasta donaciones para fortalecer cooperativas rurales e instituciones microfinancieras. El BID también respalda reformas de regulaciones, provee asistencia técnica y difunde prácticas óptimas para ayudar a mejorar el clima de negocios para las microempresas.
El BID fue una de las primeras instituciones multilaterales en respaldar a muchas de las organizaciones que lideraron la revolución del microcrédito en América Latina. Sus operaciones han consolidado a ONG involucradas en microfinanzas, muchas de las cuales se han convertido en instituciones microfinancieras reguladas y supervisadas.
A través de su División de Micro, Pequeña y Mediana Empresa y del Fondo Multilateral de Inversiones (FOMIN) el BID sigue trabajando con los pioneros de las microfinanzas para ampliar esta industria que ha atraído la atención de importantes bancos comerciales e inversionistas institucionales.
El BID ha financiado fondos de inversión especializados en instituciones microfinancieras y un innovador fondo de liquidez de emergencia que ayuda a estos prestamistas a enfrentar eventuales faltas de liquidez a causa de crisis políticas y económicas o por desastres naturales.
Otra área de actividades del BID es la difusión de investigación y de conocimientos. Su Foro de la Microempresa reúne anualmente a cientos de expertos y representantes de agencias internacionales de cooperación y desarrollo, ONG, bancos comerciales, instituciones microfinancieras, cooperativas de ahorro y crédito, organizaciones comunitarias, firmas consultoras, fundaciones, fondos de inversión social e instituciones gubernamentales. El próximo foro se realizará en septiembre de 2006 en Quito, Ecuador.
El BID también concede premios para reconocer a instituciones y líderes que se destacan por sus excepcionales contribuciones al desarrollo de la microempresa y al empresariado social en América Latina y el Caribe.
En el 2005 el BID y el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social de Brasil (BNDES) firmaron un primer préstamo de mil millones de dólares de una línea de crédito condicional de US$3.000 millones para ampliar el acceso a financiamiento de mediano y largo plazo a micro, pequeñas y medianas empresas.
El Programa de Empresariado Social del BID (PES), que apoya proyectos comunitarios de desarrollo económico y social, aprobó 13,1 millones de dólares en préstamos y donaciones para 20 proyectos durante el año pasado. Las iniciativas promueven, entre otros objetivos, la capacitación laboral de jóvenes en riesgo social en El Salvador, servicios de agua potable en comunidades rurales y garantías alternativas para crédito agrícola en Bolivia, una planta de producción de combustible “biodiésel” en Paraguay, generación eléctrica basada en energía solar para comunidades rurales en Nicaragua, el espíritu empresarial de jóvenes técnicos y profesionales en Honduras y la modernización de pequeños talleres de mantenimiento industrial en Costa Rica.
El FOMIN aprobó más de 20 millones de dólares para financiar una variedad de proyectos relacionados con la microempresa, incluyendo programas para ampliar el microcrédito agrícola y otros servicios microfinancieros en áreas rurales, así como para promover la participación de microempresarios en programas de turismo sostenible y cadenas productivas en diversos países de la región.