El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ha inaugurado una nueva oficina de país en Haití en el mismo sitio de la sede anterior, que fue destruida por el terremoto de 2010.
Más de 200 invitados asistieron a la ceremonia de corte de cinta encabezada por el Presidente del BID, Luis Alberto Moreno. Asistieron asimismo el Primer Ministro de Haití Evans Paul, el Ministro de Finanzas y Gobernador del BID Wilson Laleau, y otros representantes del gobierno haitiano y del cuerpo diplomático.
El nuevo edificio alberga una de las oficinas de país más grandes del Banco, con una plantilla de 85 empleados y consultores a tiempo completo dedicados a trabajar con el gobierno y el sector privado para desarrollar capacidad institucional, mejorar la calidad de vida de la población, e incrementar las oportunidades económicas en la nación caribeña.
El edificio fue diseñado y construido siguiendo los más estrictos estándares estructurales y sísmicos internacionales e incorpora una serie de características sustentables, incluyendo paneles solares para la generación de electricidad, sistema de recolección de aguas pluviales, paredes con aislamiento, y sensores de ocupación para el control de la iluminación. El edificio cuenta también con un diseño de espacios abiertos que a la vez refleja y contribuye a reforzar las metas del Banco de eficiencia, colaboración, innovación y transparencia.
Su diseño pone de manifiesto el compromiso del Banco con la inclusión, ya que ofrece pleno acceso a las personas con discapacidades. El edificio incluye varios espacios diseñados para uso de clientes y asociados. En su construcción participaron más de 200 trabajadores locales.
La finalización de su construcción coincidió con el punto medio del compromiso a 10 años del BID de apoyar con US$2.200 millones los esfuerzos del gobierno haitiano por optimizar la eficiencia de sus operaciones, aumentar las oportunidades económicas y mejorar la calidad de vida de la población. Tras el terremoto de 2010, el BID condonó la deuda de Haití de US$484 millones con el organismo multilateral y acordó proveer toda futura ayuda en forma de concesiones no reembolsables a un ritmo de US$200 millones al año entre 2010 y 2020.
En sus reflexiones durante la ceremonia inaugural, el Presidente Moreno describió la situación de Haití como “una transición desde un contexto en el que se ocupaba mayormente de atender las demandas más urgentes y básicas tras el terremoto, tales como las de alimento, albergue y agua, hacia un enfoque orientado al futuro sostenible de las iniciativas que permitirán mejorar la calidad de vida".