La luz del sol es el mejor desinfectante, aseguran los promotores de la transparencia en el gobierno. Su argumento es que el remedio más eficaz contra la corrupción en el sector público es someter sus acciones al máximo escrutinio público posible.
Las compras estatales siempre han ofrecido oportunidades para los abusos. Cuando los gobiernos adquieren bienes o servicios, la amenaza de los negociados, los precios inflados y los contratos arreglados nunca está lejos. Si bien no hay país que proclame su oposición a la corrupción, los interminables trámites, el gigantesco volumen de transacciones y las fuertes sumas de dinero en juego conspiran contra un control efectivo.
En años recientes, muchos gobiernos han sumado a la Internet a su arsenal de armas contra la corrupción. La lógica es simple: al exigir que se difunda por ese medio público toda la información relativa a licitaciones, contratos y precios, se hace más difícil ocultar cualquier enjuague. El acceso a la Internet permite a empresarios, periodistas y ciudadanos comunes verificar cómo se gastan los fondos públicos, reforzando así la limitada capacidad gubernamental de fiscalizarse.
Varios países latinoamericanos están mudando gradualmente sus sistemas de compras y contratos a la Internet. México es uno de los pioneros. En 1997 creó su www.compranet.gob.mx. El año pasado, el gobierno federal de Brasil abrió su www.compras-net.gob.br. Y en febrero, Chile dio otro paso al anunciar una licitación internacional para adjudicar la operación de www.compraschile.gob, su flamante sitio de adquisiciones. El objetivo, de acuerdo a los terminos de referencia del programa chileno, es asegurar que el servicio sea tan eficiente y transparente como sea posible y que sus usuarios tengan acceso a la mejor tecnología posible.
Para ver cómo estos servicios están echando luz sobre la administración pública, vea el próximo número de BIDAmérica.