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BID y Europa

Desde su creación en 1959, el Banco Interamericano de Desarrollo ha buscado fortalecer los vínculos entre América Latina y el Caribe y los países industrializados. Aún antes de integrarse al Banco, varios países europeos establecieron fondos de fideicomiso con el BID destinados a canalizar financiamiento para el desarrollo de la región, manifestando desde entonces su interés por la región.

En la década de 1970, el Banco buscó formas de integrar a países de fuera de las Américas para que pudieran apoyar con su experiencia, conocimiento y recursos financieros adicionales al BID en sus esfuerzos por el desarrollo de la región.

La Declaración de Madrid de 1974 formalizó el ingreso de estos países al BID. En 1976 y 1977 trece países europeos Alemania, Austria, Bélgica, Dinamarca, España, Finlandia, Francia, Italia, Países Bajos, Suecia, Suiza, el Reino Unido y la entonces Yugoslavia –como así también Israel y Japón pasaron a ser miembros plenos. Portugal ingresó en 1980 y Noruega en 1986. Yugoslavia dejó de ser miembro en 1993 y Croacia y Eslovenia la sucedieron, elevando el actual número de países miembros extraregionales a 18, de los cuales 16 son europeos.

Su participación en el Banco resultó de mutuo beneficio. Permitió a los países europeos mejorar sus políticas bilaterales de desarrollo en América Latina y el Caribe, mediante una mejor articulación con los programas de la banca multilateral. Las compañías de los países miembros del BID pueden competir por contratos en proyectos del Banco. A su vez, el BID se benefició por el interés de los países extraregionales en diversos temas específicos de desarrollo social y ambiental, entre otros, que se volcaron a los programas y proyectos del Banco a través de su tradicional proceso de toma de decisiones y mediante el establecimiento de fondos especiales administrados por la institución.

Los países europeos han desempeñado un rol importante en el establecimiento de fondos fiduciarios, de particular beneficio para los grupos de bajos ingresos en América Latina y el Caribe. A principios de 2003, trece países europeos y la Unión Europea han establecido 42 fondos, con un financiamiento total disponible de 332 millones de dólares. Los principales proveedores europeos a esos fondos han sido España, Italia, Noruega, Países Bajos, Suecia, Francia y Dinamarca así como la Unión Europea. Austria, Bélgica, Finlandia, Portugal, Suiza y el Reino Unido también han establecido fondos fiduciarios. Con las contribuciones previstas para este año, el Gobierno italiano tendrá contribuido con un total equivalente a 45.9 millones de dólares, de los cuales 860.000 dólares para la organización de los seminarios organizados en el marco de la reunión anual del BID en Milán.

Los países miembros europeos poseen tres bancas de las 14 del Directorio Ejecutivo del Banco, que dirige las operaciones del BID y decide políticas operativas y aprueba préstamos. Italia está representada actualmente por la directora ejecutiva Michaela Zintl, y por el director ejecutivo suplente Paolo Cappellaci. Esa banca representa a Alemania, Bélgica, Israel, Italia, Países Bajos y Suiza. Los gobiernos europeos están representados en la Asamblea de Gobernadores generalmente a nivel ministerial.

El actual gobernador por Italia es su ministro de Economía y Finanzas, Giulio Tremonti, quien asume como presidente de la Asamblea de Gobernadores al ser anfitrión de la Reunión Anual del BID de 2003 en Milán. Las anteriores reuniones en países extraregionales tuvieron lugar en Madrid en 1981, Viena en 1985, Amsterdam en 1989, Nagoya en 1991, Hamburgo en 1993, Jerusalén en 1995, Barcelona en 1997, y París en 1999. Las reuniones anuales, el mayor foro de decisiones de política del BID, se realizarán cada tres años en un país fuera de las Américas.

Los países miembros del BID propusieron la Octava Reposición General de Recursos en la reunión anual celebrada en Hamburgo en 1993, y aprobada en Guadalajara en 1994. Esta decisión agregó 41.000 millones de dólares al capital autorizado del Banco, elevándolo a 101.000 millones de dólares. Como parte de este paquete, los países extraregionales acordaron más que duplicar sus aportes de capital al Banco de 7,1 a casi 16 por ciento, elevando la participación europea de 6 a 11 por ciento. Además, los países extraregionales ganaron una banca adicional en el Directorio Ejecutivo. Bajo las condiciones del acuerdo para el incremento de capital, Italia duplicó su participación de casi el 1 por ciento a casi el 2 por ciento.

El cofinanciamiento ha desempeñado siempre un papel significativo en los programas y proyectos apoyados por el Banco. En años recientes muchos países extraregionales y organizaciones multilaterales han contribuido recursos, incluyendo la Unión Europea, el Banco Europeo de Inversiones y el Fondo de Desarrollo Nórdico, así como los gobiernos y agencias de desarrollo de Alemania, Austria, Dinamarca, España, Finlandia, Francia, Noruega, Países Bajos, Reino Unido y Suecia. Los tres últimos años, el cofinanciamiento europeo alcanzó más de 100 millones de dólares, excluyendo al Banco Mundial.

La participación europea en las actividades del sector privado del Grupo BID es también esencial. Doce países europeos son miembros de la Corporación Interamericana de Inversiones, que promueve el establecimiento, expansión y modernización de la empresa privada en América Latina y el Caribe. La participación italiana en la CII es de 1.88 por ciento.

Empresas europeas participan en las operaciones del Departamento del Sector Privado, a través del cual el BID puede ofrecer hasta el equivalente al diez por ciento de la cartera activa del Banco, para proyectos de infraestructura, sin requerir garantías estatales. Empresas italianas, como ACEA SpA, Impregilo y ENEL, participaron en proyectos financiados por el BID en América Central para agua potable y saneamiento, y en Brasil para construcción de autopistas y trasmisión de electricidad. Los bancos europeos han ocupado un lugar prominente en el Programa de Préstamos "B" del BID, mediante el cual el Banco sindica préstamos con bancos privados y otras instituciones financieras para movilizar apoyo adicional del sector privado para proyectos de infraestructura en América Latina y el Caribe. Los bancos italianos, tales como Banca Nazionale del Lavoro, Mediocredito Centrale, San Paolo IMI, Intesa BCI y Banco di Roma, participaron en un 7 por ciento de ese programa con 185 millones de dólares.

El Banco también emite bonos en el euromercado como parte de su toma de recursos, que utiliza para ayudar a financiar el desarrollo económico y social de América Latina y el Caribe. En 1998, el BID lanzó su primera emisión en euros. En 2002, el Banco emitió hasta 2.185 millones de dólares en Europa, lo que representa el 26 por ciento del total de las emisiones, con bonos denominados en euros y en francos suizos.

El BID cuenta con una oficina en Europa, con sede en París, cuya función es de desarrollar las relaciones y la cooperación entre el Banco y sus países miembros de la región con los países extraregionales de Europa e Israel. La oficina en Europa desarrolla una intensa actividad de cooperación inter-institucional con la Unión Europea para el desarrollo y la actuación del Memorando de Entendimiento firmado entre el Banco y la Comisión Europea en Madrid en mayo del 2002. Asimismo, coopera con las organizaciones internacionales con sede en Europa (OCDE, OMC, PNUD, UNCTAD, UNESCO, Club de París). La oficina en Europa promueve los contactos con el mundo académico, y las organizaciones de la sociedad civil así como con el sector privado de Europa. En coordinación con varios departamentos del Banco, y con organismos nacionales tales como Cámaras de Comercio, realiza en forma regular misiones de información para las empresas europeas suministradoras de bienes y servicios sobre los procesos de licitación generados por los proyectos del Banco. La oficina aporta apoyo directo para la realización de grupos consultivos organizados por el Banco en Europa.

Uno de los temas de mayor envergadura de su actividad está representado por la creación de redes con centros de investigación europeos sobre temas prioritarios para la agenda del Banco. Con el departamento de integración, la oficina en Europa ha constituido la red de investigación euro-latinoamericana sobre integración y comercio compuesta por una nutrida participación de centros de investigación de numerosos países europeos. Con el departamento de investigación económica, se ha creado una red análoga para temas macro-económicos. Otras áreas en desarrollo se refieren a los temas sociales, modernización del estado, buen gobierno y democracia.

Finalmente, esta oficina ha participado, en estrecha cooperación con los departamentos involucrados de la sede, en la realización de la reunión anual de la Asamblea de Gobernadores de Milán en 2003, beneficiándose de la amplia y generosa colaboración del gobierno italiano.

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