Banco prevé capacidad de prestar más de 40.000 millones de dólares en próximos cinco años a países de América Latina y el Caribe
QUEBEC, Canadá — El presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, Enrique V. Iglesias, presentó hoy en la Cumbre de las Américas una cartera de proyectos regionales que apunta a avanzar en los principales desafíos de los países del hemisferio en el siglo XXI.
Las iniciativas del BID se concentran en áreas prioritarias para América Latina y el Caribe: el fortalecimiento de la democracia para afianzar el buen gobierno, la integración como vía al crecimiento económico, el uso sostenible de los recursos naturales para proteger el medio ambiente, el desarrollo del capital humano para reducir las desigualdades sociales y el impulso al acceso a Internet para alentar el desarrollo tecnológico en la región.
En el marco de la reunión de jefes de estado y de gobierno de 34 países que asisten a este foro, Iglesias señaló que el BID tiene recursos, experiencia y ventajas comparativas para llevar adelante estos esfuerzos en pos de los objetivos estratégicos de la Cumbre de las Américas.
"El BID es una institución al servicio de nuestros pueblos. Es una institución que en este siglo consolidará los esfuerzos para concretar aquello en lo que seguimos creyendo y soñando", afirmó. "Una región en la cual el vigoroso y solidario esfuerzo de todos permita acercar el anhelado día en donde, en América Latina y el Caribe, ya no existan excluidos ni marginados en el proceso de desarrollo. Este es nuestro mandato y este es nuestro compromiso."
Iglesias dijo que el Banco, que se ha constituido en la principal fuente de financiamiento multilateral para el desarrollo económico y social de la región, estará en posición de ofrecer más de 40.000 millones de dólares en préstamos en los próximos cinco años. Según los mandatos de sus países miembros, por lo menos 40 por ciento de los financiamientos deberán ser destinados a proyectos de reducción de la pobreza y la desigualdad social.
En la actualidad, 43 por ciento de la cartera activa del BID, que asciende a 49.000 millones de dólares, está orientada a proyectos en sectores sociales como la educación, la salud, el desarrollo urbano, los fondos de inversión social, la microempresa, agua potable y saneamiento, y ciencia y tecnología. Ninguna otra institución financiera multilateral tiene una mayor proporción de operaciones en los sectores sociales.
Por otra parte, en cumplimiento de sus mandatos, cerca de 35 por ciento de los préstamos del BID fueron otorgados a los países de menor desarrollo relativo dentro de la región. Esos recursos se orientaron en gran medida a programas sociales y a la modernización del Estado, sectores para los cuales hay limitado financiamiento privado.
Cartera de proyectos regionales
Al apoyar los principales objetivos del Plan de Acción de la Cumbre de las Américas, la cartera de proyectos regionales propuesta por el BID representa un aporte al avance de ese plan estratégico. Estas iniciativas complementarán las tradicionales operaciones del Banco.
El BID reconoce el vínculo crítico entre el buen gobierno y el desarrollo. Desde 1994 la institución ha puesto énfasis en sus operaciones para ayudar a los países prestatarios a reformar y modernizar sus gobiernos para consolidar el sistema democrático.
En los próximos años el Banco buscará impulsar un vasto programa de apoyo a la gobernabilidad democrática, la creación de una red hemisférica de información legislativa, un programa de apoyo al Centro de Estudios de Justicia de las Américas, un proyecto de prevención de la violencia y un programa de capacitación de jóvenes dirigentes democráticos.
Esta última iniciativa, que sería llevado adelante con la Organización de los Estados Americanos, apuntará a capacitar a potenciales líderes en la organización y fortalecimiento de los poderes del Estado, las organizaciones de la sociedad civil, la búsqueda de consensos en el marco del pluralismo y el diseño de políticas mediante amplias consultas y participación ciudadana.
Asimismo, el Banco ha acompañado las iniciativas de integración regional desde su creación en 1959. Ha respaldado el desarrollo de infraestructura física regional y los esfuerzos de sus países prestatarios para reducir la vulnerabilidad de sus sistemas financieros. En el caso de las negociaciones para el Acuerdo de Libre Comercio de las Américas, el BID ha prestado y seguirá prestando apoyo financiero y técnico.
El Banco propone profundizar esas acciones en los años venideros, sumándoles un programa de impulso para la adopción de normas internacionales de contabilidad y auditoría en los mercados financieros latinoamericanos y caribeños, así como principios de responsabilidad corporativa, de regulación de mercados de valores y de supervisión de entidades financieras y aseguradoras.
Junto a otras instituciones financieras, el BID apoyará tanto los planes de integración de infraestructura propuestos por los gobiernos de América del Sur como el plan Puebla-Panamá que estrechará los vínculos entre México y el Istmo Centroamericano.
En materia de desarrollo sostenible, a través de sus operaciones el Banco alienta a los países prestatarios a mejorar la calidad del medio ambiente y la gestión de sus recursos naturales. Entre otras iniciativas regionales, el BID respaldará el programa del Corredor Biológico Mesoamericano y un programa de seguridad jurídica y desarrollo de tierras indígenas.
El BID pondrá especial acento en un nuevo programa de atención de desastres naturales. Para tales fines, ofrecerá a los países prestatarios una nueva línea de crédito de desembolso rápido para financiar tareas de prevención y mitigación de riesgos ante desastres naturales. Esta iniciativa alentará a los países a incorporar la reducción de riesgos en los procesos de planificación e inversión en obras públicas. Asimismo promoverá el intercambio de información sobre las mejores prácticas para responder a emergencias y para preparar planes de reconstrucción eficaces.
La pobreza y la desigualdad, desde luego, son los problemas sociales más acuciantes que enfrenta la región. Aunque en años recientes se ha registrado una disminución en los niveles de pobreza en varios países de la región, ese proceso aún es frágil e insuficiente.
"El objetivo de un ataque frontal a la pobreza deberá seguir siendo el tema central de nuestra acción," dijo Iglesias, "como parte de una ambiciosa agenda de desarrollo social que abarque esfuerzos en favor de una mayor igualdad en el acceso a las oportunidades."
En ese sentido, el BID seguirá apoyando las estrategias integrales de reducción de pobreza formuladas por países prestatarios para poner mayor empeño en favor de los segmentos sociales más marginados del desarrollo económico: los pobres, las mujeres jefes de hogar, los jóvenes, los ancianos, los discapacitados y las minorías raciales y étnicas.
Esos esfuerzos serán respaldados con iniciativas regionales como el Programa Integral de Desarrollo Comunitario para Grupos Excluidos, que se concentrará en comunidades marginadas como las indígenas y las afrolatinas; el Programa para el Envejecimiento Digno, Activo, Productivo y Saludable; el Programa de Servicio Voluntario Juvenil en las Américas, el Programa de Apoyo a la Atención del SIDA y el Programa Interamericano de Capacitación de Maestros.
Esta última iniciativa regional apuntará a capacitar a distancia a maestros, particularmente de secundaria, a fin de mejorar la calidad de la educación de matemáticas, ciencias y lenguaje que recibe la mayor parte de los jóvenes latinoamericanos. Cabe señalar que en durante esta década la región verá un crecimiento acelerado en la demanda de educación secundaria, el eslabón más débil en su sistema educativo.
En ese sentido, el BID sostiene que las tecnologías de la información pueden convertirse en una herramienta clave para lograr un mayor desarrollo político, económico y social en la región. Por ello alentará programas que persigan una mayor equidad en el acceso a estas tecnologías para promover la conectividad (el acceso a Internet) y reducir la llamada "brecha digital".
El Banco apoyará a los países en la creación de legislaciones y marcos regulatorios que faciliten el acceso a las nuevas tecnologías al más amplio espectro económico y social de sus poblaciones. Mediante un programa de telecentros facilitará el acceso a Internet en zonas rurales. Otro programa propiciará la aplicación de las tecnologías de la información y la comunicación a la educación superior en la región.
Por último, el Programa para la Democratización de la Informática apuntará a capacitar a jóvenes de sectores marginados tanto en las tecnologías de la información como en derechos humanos. Esta iniciativa busca llevar a nivel regional una exitosa experiencia nacida en una favela de Rio de Janeiro.