BELO HORIZONTE, Brasil – América Latina necesita hallar nuevos métodos para evitar crisis financieras aprovechando las favorables condiciones en los mercados internacionales, según un estudio presentado hoy en un seminario del Banco Interamericano de Desarrollo.
El estudio, Debt Instruments and Policies in the New Millennium: New Markets and Opportunities (Instrumentos de deuda y políticas en el nuevo mileni nuevos mercados y oportunidades) alimentó la discusión del seminario celebrado en vísperas de la reunión anual de la Asamblea de Gobernadores del BID, que se realizará aquí del 3 al 5 de abril.
Desde un punto de vista financiero, América Latina está pasando por un período sin precedentes. Los márgenes de los bonos de países de la región están en niveles históricamente bajos. Gracias al auge de las exportaciones, la caída de la inflación y la reducción de los déficit fiscales, los gobiernos están mejorando los perfiles de sus deudas.
Sin embargo, como señaló en la apertura de la conferencia el presidente del BID, Luis Alberto Moreno, no se deben olivdar las lecciones del pasado reciente de América Latina, cuando el acceso a los mercados internacionales se cerró abruptamente, generando crisis financieras.
Moreno apuntó que la acumulación de reservas internacionales y las líneas de crédito de emergencia ofrecidas por instituciones multilaterales no resultaron suficientes para conjurar los “frenazos” en los ingresos de capitales.
“Una respuesta eficaz requiere nuevos métodos para manejar mejor los riesgos a los que están expuestas las economías emergentes”, afirmó Moreno. “El desafío para los países de la región, y en el cual el BID espera asistirlos, es desarrollar nuevas alternativas ahora, en los buenos tiempos, que van a servir cuando haya que atravesar aguas tormentosas”.
El estudio preparado para el seminario por los economistas Eduardo Borensztein y Ugo Panizza del Departamento de Investigaciones del BID y Barry Eichengreen de la Universidad de California-Berkeley, propone reanimar las discusiones de la comunidad internacional sobre cómo mejorar la arquitectura financiera global y reconsiderar distintas propuestas con un mayor sentido de urgencia.
Entre otras ideas, el estudio destaca los instrumentos financieros capaces de compensar automáticamente los reveses económicos, por ejemplo los bonos vinculados a precios de productos primarios, a tasas de crecimiento nacionales o a la ocurrencia de desastres naturales.
Asimismo podrían implementarse facilidades crediticias preventivas para enfrentar necesidades de liquidez. Tales instrumentos serían para el uso de las economías emergentes pero podrían financiarse con el respaldo de las abundantes reservas internacionales acumuladas por esos mismos países en distintas regiones del mundo.
Una tercera alternativa sería crear fondos de estabilización que comprarían bonos de países en vías de desarrollo cuando sus precios se precipiten por causa de pánico en los mercados, para luego venderlos gradualmente, a medida que se calman los ánimos de los inversionistas.
Por su parte, el BID está apoyando el desarrollo de mercados de deuda denominada en monedas locales a través de sus propias emisiones de bonos. Desde el 2004 ha lanzado 19 bonos en reales brasileños, pesos chilenos, pesos colombianos y pesos mexicanos.
Los recursos recaudados mediante tales emisiones pueden usarse para financiar préstamos en monedas locales, una opción atractiva para eliminar los riesgos cambiarios para proyectos cuyos ingresos también estarán denominados en monedas locales.
Además, los bonos del BID en monedas locales pueden ayudar a ampliar la gama de riesgos crediticios y atraer a nuevos inversionistas a los mercados de deuda latinoamericanos.