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Apoyo a Haití tras el terremoto

En los seis meses pasados desde el devastador terremoto del 12 de enero, el Banco Interamericano de Desarrollo ha movilizado un total de recursos sin precedentes para ayudar a Haití en sus esfuerzos por recuperarse tras el peor desastre natural sufrido por un país en la historia.

La atención del mundo sigue enfocada en la tragedia haitiana, evidenciada en los campamentos de Puerto Príncipe y otras zonas golpeadas por el sismo. A fines de marzo la comunidad internacional se comprometió a donar miles de millones de dólares para el plan de reconstrucción de Haití, pero el impacto de la ayuda a largo plazo no se detectará fácilmente en el corto plazo.

Si otros desastres naturales en otras naciones sirven como precedente, Haití se recuperará gradualmente. Su gobierno, que perdió miles de empleados públicos y virtualmente todos sus edificios, recobrará su capacidad para operar y la reconstrucción avanzará. Tomados como un indicador, los desembolsos del BID pueden interpretarse como una señal auspiciosa.

En los primeros meses luego del terremoto, las operaciones del BID quedaron virtualmente paralizadas. Desde abril, sin embargo, los proyectos reanudaron y los desembolsos comenzaron a aumentar. En lo que va del año ascendieron a US$48 millones y podrían alcanzar a $150 millones para todo el 2010, un récord para Haití.

Durante los primeros meses, el BID utilizó recursos de operaciones preexistentes para apoyar los esfuerzos de emergencia, como la distribución de alimentos y medicinas. Un proyecto de agua y saneamiento proveyó fondos para distribuir grandes tanques de agua llamados vejigas para llevar agua potable a los campamentos. Otro proyecto apoyó la compra de paneles de energía solar para hospitales.

El BID también ayudó a unidades del gobierno haitiano a ponerse de pie, ofreciéndoles espacios y materiales de trabajo, equipos de telecomunicaciones y personal temporario. El BID financió la reparación del sistema de interconexión bancaria, un paso esencial para recomponer el sistema de pagos.

Otra prioridad del gobierno haitiano era reanudar las clases. Con recursos de otra operación, el BID financió la construcción de unas 600 aulas provisionales en escuelas dañadas por el sismo. Estas estructuras livianas pero resistentes permitieron a decenas de miles de alumnos volver a sus estudios bajo condiciones más seguras.

Como parte de sus negociaciones para aumentar el capital del BID, en marzo la Asamblea de Gobernadores del Banco acordó proveerle a Haití US$200 millones anuales en donaciones durante la próxima década. Dadas las apremiantes circunstancias que vive Haití, los gobernadores también acordaron cancelar su deuda pendiente.

En reconocimiento de que el gobierno haitiano necesitará más ayuda que nunca, el BID ha puesto más personal a trabajar para Haití. Entre la oficina en Puerto Príncipe y un nuevo equipo en Washington, el BID tiene a 50 personas trabajando exclusivamente en temas haitianos.

Este aumento de personal será necesario para manejar el creciente volumen de operaciones. La nueva asignación anual de recursos representa una cuadruplicación del total de donaciones aprobadas para Haití en el 2007. Para acelerar la ejecución de proyectos, el BID también flexibilizó los procedimientos de compras y contratos para operaciones en Haití.

Los recursos del BID apoyan proyectos de desarrollo económico, social e institucional. En Haití, estas inversiones a largo plazo apoyan la expansión de la infraestructura de transporte, la producción agrícola, agua y saneamiento, electrificación, prevención de desastres naturales y educación. En todos sus proyectos el BID incluye recursos para fortalecer al gobierno haitiano.

Desde el terremoto el BID ha aprobado US$90 millones en nuevas operaciones, incluyendo US$50 millones en apoyo presupuestario para el gobierno haitiano. Entre julio y octubre se aprobarían nuevas operaciones por otros US110 millones.

Estos proyectos se concentran en un puñado de sectores prioritarios para el plan de desarrollo nacional. En los próximos años el BID espera invertir más de US$150 millones en rutas y caminos para mejorar el transporte entre ciudades y regiones de Haití. Estos proyectos no sólo reducirán los costos de transporte y los tiempos de viaje sino que enfatizarán el mantenimiento vial, un problema de larga data.

En alianza con España, el BID es el principal contribuyente en agua y saneamiento en Haití. El BID espera invertir unos US$65 millones en los próximos años para mejorar y ampliar los servicios en Puerto Príncipe, ciudades intermedias y comunidades rurales. Asimismo fortalecerá a la DINEPA, la nueva autoridad gubernamental en este sector.

El desarrollo rural es otra prioridad para Haití, donde mitad de la población vive de la agricultura. El BID invertirá US$200 millones en este sector, sobre la base de proyectos previos para mejorar el riego, la gestión de cuencas y controlar plagas y enfermedades. Además, se modernizará el sistema de titulación y registro de tierras, uno de los obstáculos a la productividad rural.

Uno de los grandes compromisos del BID para los años venideros será la educación. En la actualidad, medio millón de niños no asisten a la escuela porque sus familias no pueden costearles sus estudios. El gobierno haitiano quiere reformar el sistema educativo para ampliar el acceso a la educación gratuita y de calidad. El BID apoyará esos esfuerzos con donaciones por US$250 millones, apalancándolas con recursos de otros donantes.

El BID ha desempeñado un papel clave en cada uno de estos sectores en el pasado, acumulando experiencia y ganándose la confianza de las autoridades haitianas. Estos sectores serán cruciales para otra prioridad haitiana: la descentralización. El gobierno ha identificado tres regiones fuera de Puerto Príncipe para alentar el desarrollo regional. El BID se concentrará en dos de ellas: el Polo Norteño, alrededor de la ciudad de Cabo Haitiano, y el Polo del Artibonito, que incluye la principal zona agrícola del país.

Aunque la vivienda no ha sido tradicionalmente un sector en el cual el BID se ha enfocado en Haití, el Banco y su Fondo Multilateral de Inversiones (FOMIN) han aprobado donaciones para tres proyectos para brindar refugio para personas afectadas por el sismo. Dos proyectos ya están en marcha: la ONG latinoamericana Un Techo Para Mi País está construyendo refugios de madera en la ciudad de Grand Goave, al suroeste de Puerto Príncipe, mientras que la ONG estadounidense Habitat for Humanity está reparando y reconstruyendo viviendas en Cabaret, al norte de la capital.

El tercer proyecto, financiado con una donación de US$30 millones, proveerá viviendas a unas 5.000 familias en una nueva comunidad en los suburbios al norte de Puerto Príncipe. Las viviendas se construirán en terrenos cedidos por el estado, con lugar para espacios públicos, escuelas, puestos de salud, letrinas y duchas.

El BID también está promoviendo el desarrollo del sector privado en Haití, donde casi 70 por ciento de la fuerza laboral trabaja en la economía informal. Por un lado el Banco y sus afiliadas buscan destrabar el crédito para las empresas haitianas. El FOMIN recientemente lanzó un programa para comprarles a las instituciones microfinancieras préstamos afectados por el terremoto. Esto permitirá que no se interrumpa el microcrédito cuando más lo necesitan cientos de miles de microempresarios.

Por otra parte, el BID está apoyando al gobierno haitiano en sus esfuerzos por atraer más inversión privada a sectores con capacidad para generar miles de empleos, como la industria textil, los agronegocios y el turismo. El BID apoyará el desarrollo de parques industriales y está alentando a grandes empresas textiles a abrir fábricas en Haití.

Rn todos los casos el BID coordina sus actividades con las autoridades haitianas y con otros donantes. Como una de las principales fuentes de recursos para Haití, el BID forma parte de la Comisión Interina de Reconstrucción Haitiana encabezada por el ex presidente Bill Clinton y el primer ministro Jean Max Bellerive.

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