Peter Piot, director ejecutivo del Programa Conjunto de las Naciones Unidas de VIH/SIDA (ONUSIDA), instó en una presentación ante el Directorio Ejecutivo del Banco Interamericano de Desarrollo a redoblar esfuerzos para encarar la creciente tragedia de miles de infectados con el virus de inmunodeficiencia adquirida y víctimas de la enfermedad en América Latina y el Caribe.
"En veinte años la enfermedad se ha convertido en la más devastadora epidemia que el mundo haya conocido. El VIH se ha extendido a todos los continentes, ha infectado a 60 millones de personas y ya ha costado la vida a 22 millones", dijo Piot. Agregó que se debe tomar conciencia de que "estamos todavía en las primeras etapas de la epidemia" e indicó que el costo de la inacción puede ser demasiado alto en vidas humanas y recursos, y afectar seriamente las oportunidades de desarrollo económico y social de América Latina y el Caribe.
El experto señaló que la región está emergiendo como una de las pruebas clave en la nueva resolución global de enfrentar al SIDA en gran escala. "La necesidad más urgente en América Latina y el Caribe es incrementar la escala de la respuesta frente al SIDA", enfatizó.
Piot estimó que se necesitarán globalmente unos 7.000 a 10.000 millones de dólares para una adecuada respuesta en las áreas de prevención y atención en los países de bajos y medianos ingresos, mientras que se gasta actualmente sólo 2.000 millones. La inversión requerida para América Latina y el Caribe se calcula en 1.140 millones de dólares.
A título de ejemplo mencionó la situación del Caribe. Con las más altas tasas de infección después del Africa Subsahariana y necesidades de recursos por 260 millones de dólares para prevención esencial y atención básica, el apoyo internacional a la región es, sin embargo, inferior a los 20 millones de dólares. Las pérdidas en Jamaica y Trinidad y Tobago por el SIDA se estiman en 5 por ciento del producto bruto interno, según un estudio de la Universidad de las Indias Occidentales y ONUSIDA.
Piot, destacado médico belga, reconocido internacionalmente por su trayectoria científica y de servicio público, sostuvo que se requieren campañas de educación y medidas de prevención, en particular para los jóvenes y grupos en riesgo de contraer la enfermedad, pero que principalmente se necesita la decisión política de invertir recursos y esfuerzos para contener el flagelo.
Enfatizó la importancia de una asociación estratégica de las organizaciones de desarrollo regional, tales como el BID y la Organización Panamericana de la Salud, con ONUSIDA en el marco del recientemente creado fondo global de la salud y el SIDA, para coordinar mecanismos para que los gobiernos, el sector privado y la sociedad civil trabajen en sinergia.
El científico elogió la creciente conciencia entre los líderes de la región sobre la importancia y magnitud del problema y destacó la creación de la Asociación Pan-Caribeña contra el SIDA en febrero y las iniciativas de Brasil en el tema. Piot resaltó también la asociación clave en las iniciativas contra el SIDA con la Iglesia Católica y entidades como Cáritas. Mencionó en particular su encuentro con el Consejo Pontificio Vaticano en el Congreso sobre SIDA que tuvo lugar en diciembre de 1999.
"La respuesta al SIDA tiene que ir más allá del sector salud. Debe ser una responsabilidad que atraviese todos los campos de la planificación económica y social. El SIDA tiene impacto en el turismo, la educación, la agricultura, el transporte, la industria y la seguridad social, y todos estos sectores deben cumplir un papel para lograr una respuesta exitosa contra el SIDA", sostuvo.
"Es el momento correcto, está el liderazgo político en la región, existen estrategias probadas en el terreno, este es el momento de dar un paso decisivo en una respuesta en gran escala para marcar una diferencia", concluyó.