Los supermercados de servicios en Colombia, el control en función de los resultados en el Brasil y la certificación centralizada en Chile, influyen positivamente en la vida personal
Para muchos latinoamericanos, la obtención de servicios del gobierno suele ser un suplicio caracterizado por largas filas de espera, una atención descortés y hasta el pago de sobornos. Ahora, varias iniciativas nuevas, desde los centros de servicios del gobierno de ventanilla única en Bogotá a las tecnologías de mapeo del delito en Santiago, ofrecen nuevas formas de prestar mejores servicios a los ciudadanos que demandan más de sus autoridades elegidas.
Esas iniciativas fueron revisadas durante un seminario de dos días que tuvo lugar en el Banco Interamericano de Desarrollo los días 10 y 11 de abril, con la participación de funcionarios y especialistas de alto rango, dentro del marco de la Semana de Innovación en el Gobierno.
Stephen Goldsmith, el director del programa de innovaciones en el gobierno americano de la Universidad de Harvard y un ex vice-alcalde de Nueva York, salió con los camiones recolectores de basura para recoger nuevas ideas sobre cómo mejorar el servicio. “La innovación es de arriba hacia abajo, y de abajo hacia arriba”, dijo.
Goldsmith dijo que los gobiernos pueden ser creativos en cómo formulan metas, como por ejemplo fijar el objetivo de reducir el número de personas sin techo en lugar de buscar aumentar el número de camas en refugios.
A medida que aumenta el número de ciudadanos que superan la línea de pobreza y cobran mayor destreza técnica gracias a la Internet, incrementan sus exigencias para mejores escuelas, calles más seguras y mejor atención médica, con acceso más equitativo para todos.
Esto obliga a los gobiernos que están sujetos a limitaciones presupuestarias a idear mecanismos nuevos y creativos para prestar esos servicios, lo que a menudo significa que los dirigentes políticos deben superar culturas arraigadas de falta de rendición de cuentas, pugnas territoriales entre distintas dependencias del estado y burocracias más preocupadas por los procesos internos que por el mejoramiento de los servicios para la ciudadanía.
Menos crímenes y muertes infantiles
La innovación en el sector público se traduce en gobiernos más eficaces. Mejores esquemas de control para asegurar los objetivos –y realizar ajustes en el camino cuando hace falta hacerlo– no solo tornan más agradables las interacciones entre los funcionarios públicos y los ciudadanos, sino que pueden salvar vidas al reducir las tasas de criminalidad o el número de muertes infantiles.
Cuando el estado brasileño de Pernambuco emprendió la aplicación de rigurosos sistemas de control y medición de los resultados, en 2007, su tasa de criminalidad se redujo un tercio en un lapso de cinco años y la mortalidad infantil disminuyó seis puntos de porcentaje, a un nivel de 15%. Un sistema similar con base en resultados, aplicado en el Perú, redujo la tasa de malnutrición infantil diez puntos porcentuales, a 18,1%, durante el período 2007-2012.
"Medimos la información más precisa", dijo Eduardo Campos, gobernador de Pernambuco que estableció el marco con base en resultados. Eso significaba mirar más allá de las tasas de homicidios en general y formular preguntas más detalladas acerca de cuándo, dónde, cómo y por qué los homicidios ocurrieron. A través de la recopilación de información y cartografía, el estado de Pernambuco fue capaz de reestructurar su fuerza policial, retirando los funcionarios ineficaces y capacitando nuevos en el seguimiento y la difusión de estos datos.
La innovación mediante el uso de la tecnología también brinda gobiernos más eficientes, abaratando y acelerando la entrega de servicios. La municipalidad de Bogotá creó un “supermercado de servicios”, conocido como SuperCADE, donde atienden al público todos los servicios municipales bajo un solo techo, limitando de esta manera el temido peregrinaje por las ventanillas de las diferentes dependencias.
El programa “Chile Atiende” es un depósito digital en el que ninguna entidad del estado exigirá al ciudadano la presentación de un certificado que no se encuentre en las bases de datos del gobierno. Se prevé que el programa ahorrará a los chilenos 280.000 horas de espera mensuales para ser atendido por un funcionario público.
Finalmente, la innovación en el sector público significa gobiernos más abiertos y aporta más responsabilidad a la esfera estatal. Brasil y México figuraron entre los miembros fundadores de una Alianza para el Gobierno Abierto. Esta iniciativa, lanzada en 2011, opera bajo la supervisión de un comité directivo compuesto por representantes de gobiernos y de la sociedad civil. Hoy día, 15 países latinoamericanos forman parte de la alianza de 58 naciones que promueve un gobierno más transparente. Asimismo, un programa respaldado por el BID invitó a los bolivianos a participar en un concurso con objeto de determinar los peores casos de servicios prestados por el gobierno. La ganadora fue una madre que debió esperar once horas antes que su hijo recibiera atención médica urgente.
Para ayudar al mejoramiento de las instituciones del gobierno, en 2009 el BID estableció el Fondo de Fortalecimiento de la Capacidad Institucional (ICSF, por su sigla en inglés), gracias a una contribución hecha por China cuando se incorporó al Banco. Hasta ahora se aprobaron 98 proyectos por un monto de US$45 millones, que cubren desde el acceso a la información en Colombia y El Salvador hasta el mejor control de los proyectos fiscales en el Brasil.
Estas iniciativas se encuentran bajo la dirección de la División de Capacidad Institucional del Estado(ICS) del Departamento de Instituciones para el Desarrollo (IFD) del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).