Las Bahamas, un archipiélago de arena, sol y pueblos pintorescos, representa el destino turístico por excelencia del Caribe. El turismo impulsa la economía del país y muchos otros aspectos de la vida diaria, incluyendo la expresión cultural. De hecho, para muchos, el arte de las Bahamas es sinónimo del tipo de pinturas que los turistas compran cuando desembarcan de sus cruceros.
En 1991, un grupo de artistas de las Bahamas se juntó para cambiar esa percepción errada. Se agruparon bajo el nombre de Bahamian Creative Artists United for Serious Expression (B-CAUSE) y se propusieron demostrar al mundo que el arte de su país trascendía el género de la pintura de tarjetas postales.
El movimiento fue impulsado por artistas que habían sido educados en el exterior durante el período que siguió a la independencia del país y que creían que la nueva identidad cultural de las Bahamas necesitaba también una identidad artística genuina.
Las obras de muchos de estos artistas estuvieron representadas en la exposición "Al Borde del Tiempo: Arte Contemporáneo de las Bahamas" que se celebró en el Centro Cultural del BID, en la sede del Banco en Washington.
Los artistas enfrentaron grandes obstáculos, entre ellos el diminuto tamaño de su país, que puede resultar en invisibilidad, insularidad y una audiencia pequeña y respaldo limitado. Por ejemplo, en las Bahamas no había museos de arte ni programas institucionales para promover la apreciación del arte. No había concentración de galerías de arte ni premios para alentar a los artistas.
B-CAUSE logró muchos de sus objetivos originales, participando en exhibiciones en Washington, Brasil, Ecuador, República Dominicana y Japón. Al hacerlo, el grupo ayudó a fijar un rumbo para la renovación artística del país. Pero al mismo tiempo, los miembros empezaron a sentirse limitados por la constricción que implica participar en una iniciativa grupal. Pronto encontraron que tenían más diferencias que cosas en común y el grupo se disolvió.
Pero a pesar de sus diferencias emergentes, los artistas representados en la exposición del BID se hacen preguntas similares, según dice el curador del BID, Félix Ángel: ¿Quién soy?, ¿De dónde vengo?, ¿Adónde voy?". Con pocas excepciones, explica Ángel, los artistas de las Bahamas se oponen decididamente a la globalización. "De hecho, su agenda para las artes parece ser intensamente nacionalista”, dice.
El escenario artístico en las Bahamas hoy en día manifiesta una gran vitalidad. El curador del BID espera que la comunidad artística reciba los incentivos que necesita para continuar su curso vibrante y pluralista, no sólo en materia de educación artística, sino también en términos de respaldo de la élite económica y la comprensión de que se pueden derivar grandes beneficios económicos y sociales de la actividad creativa y por medio de una floreciente comunidad de artistas.