
Agosto 5, 2019
Para experimentar la vida de Antonia, ingresa a En Otros Zapatos aquí.
Te llamas Antonia. Naciste en una zona rural de Silvia, un pequeño municipio colombiano que queda al oriente del departamento del Cauca, a una hora y quince minutos de Popayán. Eres de la etnia misak. En tu lengua, el nombre de tu gente significa “hijos de la palabra, del agua y de los sueños”. Eres una de las 42 millones de indígenas que viven en América Latina, aproximadamente el 8% de la población total de la región.
Desde pequeña, reconociste que ser misak es parte de tu identidad y una fuente de orgullo, incluso cuando en ocasiones escuchaste comentarios despectivos por ser indígena. No ha pasado mucho tiempo desde que tu comunidad recuperó sus tierras ancestrales de los colonos y, en la escuela a la que asististe en la ciudad, más de una vez escuchaste a tus compañeros llamarte “roba tierras” o “india ladrona”.
Al principio, convivir con otra gente fuera de tu comunidad fue difícil. Algunas personas se burlaban de tu dificultad para hablar en español. Sin embargo, la manera en que aprendiste a lidiar con este tipo de situaciones fue a través del respeto. Tu abuela te enseñó a apreciar a todas las personas por igual. Con el tiempo, mejoró tu español y trabajaste duro para posicionarte como una líder de tu comunidad.
Uno de tus grandes sueños fue estudiar en la universidad. Fue una grata sorpresa cuando te admitieron a una licenciatura en comunicación en Bogotá. Para decidir si aceptas la oferta, buscaste el consejo de tu familia y tu comunidad. Tienes un hijo pequeño de 7 años e ir a estudiar fuera de tu comunidad implica, en gran parte, dejarlo atrás. Significa, también, separarte de tu hijo para que pueda crecer en tierras misak.
En tierras misak: ¿dónde está Popayán?
Tu comunidad también tiene otras preocupaciones. Siempre has tenido claro que, entre los misak, se le da más importancia a la experiencia y a aprender la cosmovisión con los mayores. Tu comunidad también piensa que, a veces, el desarrollo de habilidades de liderazgo es más primordial que asistir a una educación formal dentro de una sala de clases. Algunos miembros de la comunidad no quieren que vayas a Bogotá porque han visto que los que se van no sólo pierden el idioma, sino que también van poco a poco perdiendo su identidad.
¿Qué harías? Ponte en los zapatos de Antonia aquí.
No estarían equivocados. El nivel educativo tiene una relación inversa con la retención del idioma indígena. A pesar de la amplia difusión de leyes y reglamentaciones que protegen los idiomas y las culturas indígenas, menos del 32% de los indígenas siguen hablando su idioma nativo al culminar su educación primaria, mientras que solo el 5,3% lo hacen al terminar la educación secundaria, y menos del 2% cuando terminan la educación universitaria.

Aunque la decisión es difícil, optas por armarte de valor e iniciar tus estudios en Bogotá. Al principio, sientes totalmente ajena la experiencia. Se te hace difícil usar en el transporte público, te disgusta la sensación en los pulmones de la contaminación y percibes un cierto grado de hostilidad por parte de la gente. Pero no estás sola. Te mudas a la Casa Misak, un espacio fundado por otros miembros de tu comunidad que residen en Bogotá.
A pesar de que los territorios tradicionales son una fuente de continuidad, identidad y autodeterminación de los pueblos indígenas, el 49% ha migrado a zonas urbanas. Para tu gente, tener un pequeño espacio de la comunidad en Bogotá es una manera de mantenerse conectados con sus tierras ancestrales porque, como dicen tus antepasados, “el indígena sin tierra, no es nada”.
Cuando hablas con los otros miembros de tu comunidad en Bogotá, te cuentan lo difícil que es para ellos conseguir un buen trabajo. En las ciudades, la mayoría de los indígenas trabajan en puestos de baja remuneración y en actividades con pocas cualificaciones. En los países con altas concentraciones de indígenas en zonas urbanas como Perú, Ecuador, Bolivia y México, el porcentaje de personas indígenas que desempeñan trabajos altamente cualificados y estables es entre dos y tres veces menor que el porcentaje de personas no indígenas.

Tu experiencia en la universidad tampoco es fácil. Las clases utilizan un nivel de español mucho más elevado del que estás acostumbrada y, al terminar el día, tus conversaciones por teléfono con tu hijo suelen terminar en lágrimas. Extrañas a tu familia y comunidad, los campos abiertos y el tiempo que parece eterno. Acá parece que no te da tiempo a nada, toda tu vida va contra reloj. En más de una ocasión, consideras dejar la universidad.
Pero persistes. Con el apoyo de tus compañeros empiezas a tener un mejor desempeño en tus materias. Mientras no son resultados excelentes, son suficientes para pasar todas tus clases. Tu hijo te envía un dibujo para que pegues en la pared y sepas que, aunque estás lejos de él, siempre estará contigo.
La historia parece seguir por buen camino. Ahora imagina que las cosas hubieran sido diferentes y que Antonia hubiera tomado otras decisiones a lo largo de esta historia. ¿Cómo hubiera sido la vida de Antonia si nunca hubiera salido de su pueblo a estudiar a la universidad? ¿Cómo sería si hubiera dejado las clases a medio semestre?
En la experiencia interactiva En Otros Zapatos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), puedes vivir todos estos posibles caminos y conocer las consecuencias de vida que ocurren con cada decisión que tomas. Todos los caminos están construidos a partir de historias reales de miembros de la comunidad misak que fueron recopiladas por un equipo de periodistas en colaboración con colectivos indígenas.
¿Qué es En Otros Zapatos? La plataforma explicada en 120 segundos
Para algunos usuarios de En Otros Zapatos, vivir la historia de Antonia fue una experiencia transformadora. “Me encantó ser Antonia, quien fue una mujer con costumbres muy diferentes y que no se dejaba llevar por otros. Ponerme en sus zapatos me enseñó a ser más humilde con personas diferentes a mí”, dice Sandra en la sección de comentarios finales de En Otros Zapatos.
Según Ana Grigera, consultora en inclusión económica de poblaciones minoritarias de la División de Género y Diversidad del BID, un elemento fundamental para poder cerrar las brechas de desarrollo de los pueblos indígenas empieza por conocerlos de manera cercana.“ La falta de conocimiento sobre quiénes son los pueblos indígenas, cuáles son sus estructuras de gobernanza, sus modos de vida y sus cosmologías ...son activos indispensables en el desarrollo de los pueblos que frecuentemente se ponen de lado”, dice.
Facebook Live: la importancia de incluir a los pueblos indígenas en la toma de decisión
Incluyendo la visión de los pueblos indígenas en su desarrolloEn el Día Internacional de los Pueblos Indígenas conversamos con Rodolfo Cunampio, Cacique General de las Tierras Colectivas del Alto Bayano (Panamá), sobre la importancia de promover la participación de los pueblos indígenas en la toma de decisiones que afectan su bienestar. http://Iad.bg/d5eL30ll7mx
Posted by Banco Interamericano de Desarrollo on Thursday, August 9, 2018
En la semana que celebramos el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, en el BID queremos celebrar el enorme valor que sus enseñanzas traen a nuestra región. Como nos comentó una de las personas del colectivo que sirvió de inspiración para la vida de Antonia: “KӨllikelӨ wamintikwan mӨra, kӨrik pala pasraikpe, misak utu chi wam kaik, misakmisak tsumik kӨn” lo cual se traduce del idioma misak en: “Los consejos de nuestros taitas y mamas son para siempre porque son el eje que nos guiará para llegar a grandes”.
Para experimentar la vida de Antonia, ingresa a En Otros Zapatos aquí.
Para saber más sobre género y diversidad, visita nuestro blog ¿Y si hablamos de igualdad?
