- ¿Cómo pueden los sistemas de salud en América Latina y el Caribe responder a los desafíos actuales en salud y prepararse para una población que envejece?
- Nuevas iniciativas del BID en Haití, Argentina y Ecuador muestran avances concretos en acceso, calidad y gestión de los sistemas de salud.
- Invertir en sistemas de salud centrados en las personas es clave para reducir desigualdades, mejorar la atención y fortalecer la resiliencia regional.
América Latina y el Caribe atraviesa un momento decisivo. Los sistemas de salud de la región enfrentan desafíos en materia de equidad, acceso, calidad de la atención y eficiencia, en el contexto de una población que está envejeciendo rápidamente. La proporción de personas mayores de 60 años en América Latina y el Caribe alcanzará aproximadamente el 25% para 2050, lo que incrementará la demanda de servicios continuos y de mayor complejidad. En cuanto a las brechas de acceso, alrededor de 55 millones de personas —9.4% de la población regional— deben viajar al menos 30 minutos para llegar a un centro de salud, una cifra equivalente a casi toda la población de Argentina. En términos de calidad, el 70% de las muertes evitables por causas tratables en la región se deben a la mala calidad de la atención. Por el lado de la eficiencia, la fragmentación del sistema se asocia con un 24% más de mortalidad entre pacientes con cáncer. Los desafíos son grandes, pero también lo son las oportunidades para transformar los sistemas y garantizar que nadie quede atrás.
Este año, tres nuevas iniciativas que abordamos desde el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en Haití, Argentina y Ecuador representan pasos concretos hacia ese objetivo: ampliar el acceso a servicios esenciales, mejorar la calidad del cuidado y fortalecer la gestión de los sistemas de salud.
Más que proyectos, son compromisos con mejorar la salud y la vida de las personas.
En el norte de Haití, una subvención no reembolsable de US$100 millones permitirá reconstruir el acceso a servicios esenciales de salud y fortalecer el sistema sanitario. La operación beneficiará a unas 750 mil personas, contribuyendo a reducir la mortalidad y las discapacidades evitables.
La iniciativa forma parte de un paquete programático de US$150 millones y da continuidad a las operaciones iniciadas en 2022 que integran protección social y salud. Se espera que el programa impulse avances concretos a través de cuatro líneas de acción:
- fortalecer la gestión del sistema de salud,
- ampliar la prestación de servicios en 40 localidades prioritarias,
- promover la participación de los usuarios y reducir las barreras de acceso, y
- mejorar la infraestructura sanitaria, con la rehabilitación integral del Hôpital Universitaire Justinien en Cabo Haitiano como uno de su principales hitos.
En un contexto donde el 43,5% del gasto en salud es de bolsillo y solo hay 0,7 camas hospitalarias por cada 1.000 personas, esta operación representa mucho más que nuevas obras o equipamientos: es la posibilidad de atender una emergencia, tener un parto seguro o tratar una enfermedad sin recorrer kilómetros. Además, promueve protocolos de atención inclusivos para mujeres en situación de vulnerabilidad, personas con discapacidad, migrantes retornados y desplazados internos. En Haití, reconstruir la salud es también reconstruir la cohesión social y la esperanza.
En Argentina, el BID aprobó un préstamo de US$500 millones para fortalecer la atención sanitaria a más de 5,4 millones de personas afiliadas al Instituto Nacional de Servicios Sociales Para Jubilados y Pensionados (INSSJP).
Con esta operación, buscamos mejorar la calidad y oportunidad de la atención en salud y cuidados con herramientas digitales para dar seguimiento a enfermedades crónicas y cáncer; agilizar el acceso a tratamientos para asegurar que las personas reciban respuesta y medicación en tiempo, y ampliar los servicios de cuidado a personas con dependencia funcional. Entre los resultados esperados se destacan duplicar la cobertura integral de atención para enfermedades crónicas, reducir los tiempos de espera para cirugías oncológicas y aumentar el acceso a cuidados formales.
Cada consulta más ágil, cada servicio más accesible y cada programa de acompañamiento es una forma de garantizar que las personas mayores vivan esta etapa de la vida con bienestar y dignidad.
En Ecuador, un préstamo de US$250 millones apoyará una respuesta integral frente a las enfermedades crónicas no transmisibles, como las cardiovasculares y el cáncer. El objetivo es ayudar a contener la morbilidad y mortalidad asociadas a las enfermedades no transmisibles, que hoy representan más de la mitad de las muertes en el país
Con este programa buscamos ayudar a fortalecer tanto la atención primaria como la especializada, mediante el desarrollo de rutas de atención y sistemas digitales de información para el monitoreo de las enfermedades, el fortalecimiento del diagnóstico y la atención primaria con nuevos equipos, y la mejora del tratamiento hospitalario, que incluirá la capacitación del personal de salud y la implementación de historias clínicas electrónicas. Así, se beneficiará a más de 10 millones de personas, entre ellas 3 millones pertenecientes a pueblos indígenas y más de 5 millones de mujeres.
Con esta inversión, Ecuador avanza hacia un modelo de atención más integral, capaz de responder a los desafíos actuales de la salud pública con mejor evidencia, coordinación y calidad en el cuidado.
Estas tres iniciativas reflejan el compromiso del BID de apoyar a los países en la construcción de sistemas de salud más equitativos, eficientes y centrados en las personas. Desde Haití, donde aún es necesario garantizar el acceso a servicios básicos y fortalecer los cimientos del sistema, hasta Argentina y Ecuador, que enfrentan los retos del envejecimiento poblacional y las enfermedades crónicas, la región avanza enfrentando desafíos que todavía persisten y nuevos retos que emergen a medida que la población envejece.
Mejorar la equidad, la calidad y la gestión no son metas aisladas, sino caminos complementarios hacia un mismo fin: que todas las personas, sin importar dónde viven o cuál es su contexto, puedan acceder a servicios de salud de calidad. A medida que nos acercamos al cierre de este 2025, reafirmamos nuestra convicción de que mejorar vidas comienza con cuidar la salud de cada persona.