Cuando examinamos casos de países que han sido exitosos en aplanar la curva de coronavirus, un factor surge repetidamente: el uso de herramientas digitales. Es que, de la mano de la tecnología, las autoridades pueden hacer seguimiento de casos, de recursos sanitarios disponibles y mantener informada a la población. Pero… ¿Sabías que las herramientas digitales ya se habían utilizado en epidemias en pasadas? Aquí te contamos cómo se usaron y cuáles son las principales lecciones para adaptarlas a la lucha contra el COVID-19
Estas herramientas pueden ayudar en 4 áreas:
- Detección: Recolectan rápida y masivamente datos de los ciudadanos sobre sus síntomas y/o movimientos para apoyar en localizar y contener los focos de infección en un territorio.
- Prevención: Comparten información sobre medidas de prevención y proveen información y cifras oficiales a la población.
- Respuesta: Usan los datos para tomar acción, por ejemplo al hacer seguimiento de casos con síntomas de forma automática o generar alertas a la población o al sistema de salud basado en los reportes de los ciudadanos.
- Recuperación: A través de ellas se puede seguir compartiendo información sobre medidas de prevención a la población, como manejar la transición a la próxima etapa de la pandemia, y proveer información y cifras oficiales a la población.
¿Qué nos dicen las experiencias pasadas?
En este estudio, analizamos el uso de herramientas digitales en emergencia pasadas de 2005 a la fecha. Allí, estudiamos el uso de tecnología en el brote del zika, el ébola, la gripe aviar y el cólera. Aprendimos que:
1. El acceso a información oportuna y de calidad fue el desafío más frecuente.
2. Utilizando la clasificación de la OMS de intervenciones de salud digital, los tipos más comunes de sistemas utilizados en el pasado incluyen respuesta a emergencias, comunicación con el cliente, salud pública y sistemas de vigilancia de enfermedades. Las herramientas de salud móvil se utilizaron ampliamente para la gestión y la comunicación en tiempos de crisis de salud pública.
3. En tiempos de emergencia de salud pública, la vigilancia, los equipos de respuesta rápida y la investigación de casos son la clave para controlar los brotes.
Por ejemplo, durante los brotes de Zika se demostró que las estrategias de participación y comunicación pública oportunas eran cruciales para controlar el brote de manera eficaz. Las aplicaciones de herramientas digitales para compartir datos e información sobre brotes de zika a través de las redes sociales fueron muy útiles para el gobierno y otros actores relevantes, ya que ayudaron a compartir rutas de transmisión, informes de nuevos casos y mapeo y alertas, lo que permitió una intervención oportuna.
Además, en Haití se encontró que la salud móvil y las tecnologías de mapeo geoespacial reducen la necesidad de registros en papel y la entrada manual de datos, labores costosas, que requieren tiempo y que son conocidas por incrementar los errores.
También, a revisar las experiencias, identificamos algunas consideraciones para su implementación en el futuro:
1. Debemos poner en práctica los principios para el desarrollo digital: los profesionales de la salud pública deben participar en el diseño de sistemas de TIC y considerar la accesibilidad de las herramientas y planes de TIC para la gestión de emergencias.
2. Es importante tener en cuenta que las diferencias contextuales pueden limitar la aplicabilidad de determinadas intervenciones digitales en todas las regiones, y cada intervención digital debe analizarse cuidadosamente antes de ser replicada en una región distinta.
3. La información compartida debe ser confiable, y los efectos de la “infodemia” deben tenerse en cuenta para evitar el caos y la desinformación.
4. Las intervenciones digitales por sí solas no son suficientes. A menudo, los enfoques no digitales son más importantes o deben estar ya implementados para que los enfoques digitales sean útiles
5. A medida que adoptamos nueva tecnologías, debemos monitorear activamente las consecuencias no deseadas que surgen junto con los rápidos cambios y actualizaciones de las mismas. Antes de futuros brotes, deberían prepararse marcos para guiar a los responsables políticos y a los ciudadanos a tomar decisiones en tiempos de crisis.
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