- La Bahía de Parita, en Panamá, es rica en biodiversidad y representa un componente clave del ciclo hidrológico de la región. Sin embargo, en los últimos años, sus ecosistemas han enfrentado una presión creciente debido a la contaminación de origen terrestre.
- Un proyecto del BID, con el apoyo del GEF y enmarcado en el Programa Integrado de Océanos Limpios y Saludables (CHO-IP, por sus siglas en inglés), ha apoyado al Ministerio de Ambiente de Panamá a abordar estos desafíos mediante política pública, inversiones en infraestructura y soluciones basadas en la naturaleza.
La Bahía de Parita, localizada en la vertiente del Pacífico panameño, posee una enorme riqueza biológica y forma una parte esencial del ciclo hidrológico regional. Sus manglares, ciénagas, lagunas y ríos almacenan agua, regulan flujos, amortiguan inundaciones y filtran contaminantes, ayudando a mantener la calidad de las aguas costeras y sostener la vida que depende de ellas. Para las comunidades que rodean la bahía, estos ecosistemas son mucho más que un paisaje, representan una fuente de sustento, agua, pesca y agricultura.
Sin embargo, en los últimos años, estos ecosistemas se han visto afectados por la acumulación de nutrientes y sedimentos provenientes de actividades humanas en el territorio. La intensificación agrícola, el uso excesivo de fertilizantes, el manejo inadecuado de suelos y la expansión desordenada del uso de la tierra han incrementado la carga de nitrógeno, fósforo y materia orgánica que llega a la costa. Esto altera el delicado equilibrio entre agua, oxígeno y nutrientes, afectando a peces, camarones, aves migratorias y otros organismos. Para las comunidades costeras, una bahía degradada significa menos oportunidades productivas y una mayor vulnerabilidad económica, social y ambiental.
Frente a este desafío, el BID, como agencia implementadora del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF, por sus siglas en inglés), apoyó al Ministerio de Ambiente de Panamá en el diseño del proyecto de donación “Reduciendo la contaminación costera en la Bahía de Parita”, por un monto de 2.9 millones de dólares.
Esta iniciativa hace parte del Programa Integrado de Océanos Limpios y Saludables (CHO-IP, por sus siglas en inglés) que tiene como objetivo abordar zonas marinas hipóxicas mediante la reducción de la contaminación costera, a través de medidas normativas y de política, inversiones en infraestructura y soluciones basadas en la naturaleza. El proyecto en Panamá, alineado con el CHO-IP, incluye en su diseño acciones con enfoque de la fuente al mar.
El proyecto ha sido diseñado en conjunto con autoridades de varias instituciones públicas incluyendo Ambiente, Agricultura y Desarrollo Territorial, y ha contado con aportes de más de 80 actores claves de la academia, Organizaciones de Base Comunitaria (OBC), agricultores de diferentes escalas, ONG, entre otros.
Su ejecución se centrará en cuatro componentes:
- Sensibilización basada en evidencia: establecer sistemas de monitoreo de la calidad del agua y promover la investigación científica, para ayudar a informar decisiones de política pública y la participación ciudadana.
- Política pública de ordenamiento territorial: apoyar un ejercicio de planificación del territorio garantizando coherencia horizontal y vertical de políticas, al considerar criterios de zonificación ecológica, capacidad agrológica y gobernanza del agua, entre otros, respaldados por mecanismos de coordinación interinstitucional.
- Prácticas positivas con la naturaleza: implementar un piloto dirigido a pequeños agricultores, acompañado de un programa de asistencia técnica para mejorar el manejo del suelo y reducir la contaminación de las fuentes de agua superficial.
- Gestión transversal del conocimiento y aprendizaje: fomentar la colaboración e intercambio entre actores interesados y con el CHO-IP. Se busca generar experiencias valiosas nacidas de la Bahía de Parita, donde la comunidad, naturaleza y ciencia se encuentran para enfrentar desafíos globales desde lo local.
Mediante estas acciones se busca restaurar 43 hectáreas de humedales y 3.318 hectáreas de paisajes bajo manejo mejorado, así como reducir el riesgo de hipoxia en aproximadamente 7.700 hectáreas de hábitat marino. A su vez, se prevé que alrededor de 11.000 personas, la mitad de ellas mujeres, se beneficien de estos resultados.
Con este proyecto innovador, el BID continúa impulsando soluciones que generan impacto en las comunidades y territorios. Su ejecución implicará desafíos, pero también importantes aprendizajes que serán fruto del trabajo conjunto entre el Gobierno y las comunidades locales en pro de la naturaleza.