• El esfuerzo de consolidación fiscal de Argentina se destaca como un referente para América Latina y el Caribe, tanto por la solidez técnica de su diseño como por su efectiva capacidad de implementación.
• Se aplicaron medidas para focalizar subsidios, protegiendo el gasto social y mejorando la calidad técnica del gasto público, tanto en términos de eficiencia asignativa como de eficiencia operativa.
• Las reformas contribuyeron a reducir la inflación y lograron una disminución cercana a 20 puntos porcentuales en el índice de pobreza.
En los últimos dos años, Argentina ha implementado un ambicioso plan de consolidación fiscal con el respaldo técnico y financiero del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), orientado a impulsar reformas estructurales que fortalezcan el entorno de negocios y la productividad.
Desde 2024, el BID ha aprobado préstamos por un total de US$2657,5 millones bajo la modalidad de apoyo basado en políticas e inversión específica, con el objetivo de reforzar la sostenibilidad fiscal del país mediante reformas tributarias y medidas para optimizar la calidad del gasto público, acciones que se enmarcan en la nueva Estrategia País 2025-2028 acordada con el Banco.
En esta entrevista, Juan Luis Gómez Reino, especialista principal de la División de Gestión Fiscal del BID y responsable de estas operaciones recientes, analiza las principales características del programa y comparte las lecciones aprendidas que pueden servir de referencia para otros países de América Latina y el Caribe que buscan abordar los desafíos fiscales desde su raíz.
El esfuerzo de consolidación fiscal de Argentina es un ejemplo destacado para la región, tanto por la solidez técnica de su diseño como por su capacidad de ejecución, focalizando subsidios, protegiendo gasto social, y mejorando la calidad técnica del gasto público, tanto en términos de eficiencia asignativa como en eficiencia técnica.
También destaca al mostrar que la ambición política en favor de la estabilidad fiscal puede traducirse en reformas factibles y efectivas. Pero de manera fundamental hay que resaltar el impacto inmediato de la reforma en la reducción de la inflación y la pobreza, que muestra la relación directa entre el manejo fiscal responsable y las condiciones de vida de los más vulnerables.
El proyecto tuvo un impacto significativo en las principales áreas prioritarias de la estrategia institucional del BID para apoyar a la región y a Argentina, en esta ocasión:
• Reducción de la pobreza: contribuyó a una disminución de casi 20 puntos porcentuales en el nivel del índice de pobreza de Argentina, protegiendo los ingresos de los más vulnerables.
• Resiliencia: promovió un uso más eficiente de los recursos naturales al revisar los precios y subsidios de la energía y el agua, que generaban incentivos perversos al sobreconsumo.
• Crecimiento y estabilidad: en coordinación con otras iniciativas de Banco en desregulación, fortaleció la estabilidad fiscal y simplificó los trámites tributarios, impulsando el crecimiento económico.
Este proyecto es fruto de una continua orientación al cliente y es buena muestra de la gran capacidad técnica instalada en el Banco para responder con flexibilidad y asesoría de calidad a las prioridades de nuestras contrapartes. Nuestro programa se coordinó estrechamente con otras agencias multilaterales, en especial con el Fondo Monetario Internacional, con quien se diseñaron reformas estructurales. En términos fiscales, el impacto ha sido extraordinario y sin precedentes para Argentina.
Este proyecto logró combinar la ambición y compromiso al más alto nivel del Estado, propuestas de máxima calidad técnica listas para consideración y un contexto de aprobación y demanda de la ciudadanía.
Con un enfoque multisectorial muy sólido, esta reforma ha logrado un ajuste fiscal tres veces superior al promedio regional de las últimas décadas. Esto ha incluido una reforma tributaria centrada en la eficiencia y con elementos importantes de mejora de la progresividad y la equidad horizontal.
Paralelamente, los esfuerzos de racionalización de gasto se han conducido protegiendo los ingresos de los más vulnerables y se han focalizado los subsidios a los hogares con menos recursos.
Diría que ha demostrado que la sostenibilidad fiscal no está reñida ni con el crecimiento económico ni con la protección de los más desfavorecidos. También que el BID puede responder como una sola institución a un desafío fiscal, sumando múltiples contribuciones sectoriales, de manera ágil y con altísimo valor agregado.
El proyecto nos ha permitido posicionarnos como el socio estratégico clave en materia de reforma fiscal en Argentina, facilitando enormemente la colaboración en otros sectores y preparando el terreno para una segunda ola de reformas fiscales a todos los niveles de gobierno.