Las desigualdades generalizadas en materia de oportunidades económicas en América Latina y el Caribepreocupan aformuladores de políticas públicas en toda la región. Estas desigualdades son, en gran parte, espaciales. El lugar donde vivimos y donde trabajamosmarca una diferencia, a menudo sustancial, para las oportunidades quese nos presentanen la vida. Lainvestigaciónestá mejorando rápidamente nuestra comprensión de la dimensión geográficade la desigualdad, abriendo puertas a nuevos enfoquesdepolíticas públicaspara abordarla.
El informe del BIDLa crisis de la desigualdad,que se publicó recientemente, revela que los ingresos y los salarios de los hogares varían enormente entre las distintas subregiones de muchos países latinoamericanos. Incluso en paísescomo El Salvador, donde lasdesigualdades espacialessonrelativamente menores, el salario medio en la región más rica es un 40% más alto que en la más pobre. La diferencia es notablemente mayor en los países más desiguales geográficamente. Por ejemplo, en la región de Tierra del Fuego en Argentina, los salarios medios son casi tres veces superiores a los de Santiago del Estero. El 10% de la desigualdad de ingresos entre individuos de 11 países latinoamericanos se explica por diferencias deingresos promedioentre los países, y el 7% por diferencias deingresos promedioentresusprincipales regiones geográficassubnacionales. Esto es así a pesar de que la movilidad no está legalmente restringida al interior de los países,en contraste conla migración laboral transfronteriza.Aun cuandoexiste una importante migración interna desde las ciudades y regiones con menos oportunidades hacia aquellas con más oportunidades, esta parece ser insuficiente para cerrar la brecha de ingresos per cápita.
Pese a quelas desigualdades entre las grandes regiones subnacionales en América Latina son considerables,estaspalidecen en comparación con las desigualdadesal interiorde lasciudades. Paraver esto en más detalle, el gráfico 1 descompone la desigualdad salarial total de Brasil en 2010 por nivel geográfico.Aunque existen grandes disparidades de ingresos entrelas cinco macrorregionesdel país y entre sus 27 estados, las diferencias salariales medias entre estas geografíasapenasdan cuenta de alrededordel 1% de la desigualdad salarial nacional.Por su parte, las diferencias entre ciudades dentro de un mismo estadoexplicanun 2% adicional.Mientras tanto,las diferencias salariales medias entre los barrios de esas ciudades explican cerca del 9% de la desigualdad salarial del país.Lascontribuciónde lasbrechasentre barrios ala desigualdad total de ingresos laboralesen el paíssigue siendo desproporcionadamente alta,tanto si se considera solo el capital humano (es decir, la fracción de las diferencias salariales relacionadas con la escolaridad o la experiencia),como si se considera solo el componente no relacionado con el capital humano observable de los trabajadores.
La imagen es aún más cruda si se consideran las diferencias en el costo de vida entre las distintas localidades. El panel inferior del gráfico 1 muestra la misma descomposición geográfica de ladesigualdad, pero ajustando los salarios nominales por el alquiler medio de cada ciudad, que suele ser una buenamedida para capturar elcosto de vidalocal. Las ciudades con salarios altos, donde una gran parte de los pobres del país se instalan en busca de mejores oportunidades, también suelen ser caras. Dado que los costos de la vivienda representan una parte relativamente mayor del presupuesto de los hogares de bajos ingresos, sus salarios reales tienden a ser aún más bajos que los de los individuos de hogares de altos ingresos. Este es el casoa pesar de la importantesegregación residencial que se genera conformehogares de bajos ingresos evitan los barrios más caros (y mejor conectados) y, en cambio, se instalan en zonas con viviendas más asequibles.
Gráfico 1. Descomposición geográfica de la desigualdad salarial mensual en Brasil, 2010
Fuente: Matías Busso y Julián Messina (eds). 2020.La crisis de la desigualdad: América Latinay el Caribe en la encrucijada.Notas: Cálculos del personal del BID basados en microdatos del censo de población deBrasil . El ingreso laboral se define como el salario mensual en la ocupación principal. Para ajustar los salarios mensuales por el costo de la vida local y obtener una medida del salario real, el logaritmo del alquiler promedio de una vivienda en la ciudad multiplicado por 0,3 (la fracción del ingreso que los inquilinos típicamente destinan al alquiler de su vivienda) se resta del logaritmo del salario mensual individual. Tanto en las medidas nominales como en las medidas ajustadas por el alquiler, la barra superior representa la desigualdad del ingreso laboral de individuos de entre 16 y 65 años. Las dos barras siguientes representan la desigualdad en el capital humanoy en el ingreso laboral residual luego de descontar las diferencias en años de escolaridad y la experiencia potencial respectivamente. Véase el informe para más detalles técnicos sobre la descomposición.
Cómo la segregación limita el acceso a oportunidades económicas
Lasegregación geográfica al interior de las ciudadestambiénsuele ser un obstáculo paraacceder aoportunidades económicas. A pesar de las excepciones de ubicación céntrica como Villa 31 en Buenos Aires y la favela Rocinha en Río de Janeiro,en América Latina,las familias de bajos ingresos son desproporcionadamentemás propensasque las familias de altos ingresos a vivir en la periferia de las ciudades. Esto hace que el acceso a puestos de trabajo ubicados en el centro sea más costoso: los residentes de proyectos de viviendasubicados en zonasperiféricasdeciudadesenBrasil, Colombia y México gastan cerca deldoble de dinero y tres veces más tiempodesplazándose que aquellos que viven cerca del centro de lasciudades. Esto coincide con los hallazgos deinvestigadores en EE.UU., donde los trabajadores son significativamentemenos propensos abuscarempleosubicados a más de diez millas de su residencia ymenos propensos a seguir desempleadostras un despido masivo si viven en barrios mejor interconectados.
La distancia a los centros de trabajo tambiénse relaciona conla persistencia de altos niveles de informalidad laboral en América Latina. El gráfico 2ilustraestoutilizando datos sobre el tiempo de desplazamiento yla tasa deinformalidad de trabajadores brasileños de diferentes niveles salariales. Los patrones de desplazamiento de los trabajadores formales e informales son sorprendentemente diferentes. Entre los trabajadores del sector formal, aquellos que tienen salarios más bajos tienden a desplazarse más que quienes tienen salarios más altos. Pero entre los trabajadores informales ocurre lo contrario: los salarios más bajos se asocian a desplazamientos más cortos. Esto refleja el hecho de que los empleos informales de baja remuneración tienden a estar más dispersos en la geografía de la ciudad y, por lo tanto, son más accesibles para los trabajadores que viven lejos de las ubicaciones céntricas, donde losempleos formalestienden a concentrarse. Patrones similares se observan enMéxicoy en otros países de la región.
Gráfico 2: Duracióndelosdesplazamientose informalidad por nivel de ingresolaboraleen Brasil, 2010
Fuente: Matías Busso y Julián Messina (eds). 2020.La crisis de la desigualdad: América Latinay el Caribe en la encrucijada.Notas:Cálculos del personal del BID basados en microdatos del censo de población deBrasil . El gráfico muestra el tiempo medio de desplazamiento de los trabajadores empleados en los sectores formal e informal, junto con las tasas de informalidad de cada percentil de salario por hora a nivel de ciudad. La muestra se compone de personas empleadas en edad de trabajar en 2010. La duración media de los desplazamientos se estima a partir de los puntos medios de los intervalos de tiempo disponibles en el censo. Los trabajadores informales se definen como aquellos que no tienen una tarjeta de trabajo firmada, excluyendo a los autónomos.
La desigualdad espacial al interior de las ciudades no solo afecta las oportunidades económicas de los trabajadores de hoy, sino que también limita las oportunidades de las generaciones futuras.Una serie de estudios recientes enEE.UU.hanmostradoque crecer en un barrio con pocas o con muchas oportunidades económicas supone una gran diferencia a largo plazo. Los niños que semudarona comunidades con mayores oportunidades como parte de unprogramaimpulsado por el gobiernoexperimentaron mejoras significativasen la edad adulta, entérminos dematriculación universitaria, ingresoslaboralesy tasas demonoparentalidad. Otroseventosquehan llevado afamilias a trasladarse a mejores barrios, comodemoliciones de viviendas públicasen Chicago yloteríasde viviendasen los Países Bajos, también hanestado vinculados conmejores resultados futuros para los niños que se reubicaron.
Políticas para mitigar la desigualdad provocada por la segregación
Múltiples políticas que abordan las desigualdades espaciales han mostrado tener éxito en mejorarel bienestar socioeconómicode sus beneficiariosa corto plazo. Por ejemplo, los programas de titulación de tierras hansidovinculadosa más años de escolarizacióninfantilenArgentinay al aumento de la ofertalaboraldeadultos enPerú. Losprogramas de mejora debarrios marginales han permitido mejorar los resultados en materia de salud enEl Salvador, México y Uruguay. Y los programas de vivienda social han contribuido a reducir los frecuentes y graves déficits de vivienda devarios paísesen la región. Sin embargo, estas políticas no han contribuido necesariamente a reducir las desigualdades en el acceso a oportunidades económicas. En algunos de estos programas, los efectos inicialmente positivos desaparecen con el tiempo. Esto sucedió en el Programa de mejora Favela Bairro de Brasil, en el que, luego de 10 años, lainfrastructurase deterioró rápidamentey se revertió por completo a sus condiciones iniciales. En otros programas, los esfuerzos por resolver un problema pueden agravar otros. Por ejemplo,a menudolas viviendas sociales se construyen en la periferia de las ciudades, donde hay más y más baratos terrenos disponibles. Pero los beneficiarios de esos programas tienden aperder accesoa empleosyal apoyo de susredes sociales informales.
Los proyectos de transporte urbano parecen ser especialmente eficaces para abordar el acceso a oportunidades económicas en ciudades segregadas. Dichos proyectos hansidovinculadoscon menores tasas de informalidad enMéxicoyBrasil, mejor acceso a empleos bien remunerados enColombia, ymayores tasas deempleo ysalariospara mujeres enPerú. Sin embargo, la experiencia deTransMilenioen Bogotá muestra quemejoras en elacceso a empleos bien remuneradosdetrabajadores de los barrios periféricos nonecesariamentese traduce en unareducciónde la desigualdadespacial. El aumento de la ofertalaboralen estos centros de trabajo impidió que los salarioscrecieran, yel crecimiento de lademanda de vivienda en los barrios conaccesibilidadmejoradahizo subir los precios y acabó desplazando a las familias de menores ingresos. Esto pone de manifiesto la necesidad de políticas complementarias que ayuden a preservar los efectos iniciales de reducción de la desigualdaddeltransportepúblicoeinversiones similares, como reformas de zonificación quepermitanuna mayor oferta de viviendas en lugares con mejoraccesibilidada puestos de trabajo.
Investigaciones recientesenEE.UU.también sugieren que intervenciones de bajo costoqueapoyan a familiasparareubicarse en barrios con mayores oportunidades pueden resultar eficaces. Un estudio experimental seleccionó aleatoriamente a familias de un grupo deaplicantes paraun programa devales(vouchers)de vivienda en Seattle,y les proporcionó apoyo en el proceso de alquiler de apartamentosen barriosdealtasoportunidades, además de la ayuda mensual para el alquiler que recibieron todos los beneficiarios. Este apoyo incluía asistencia personalizada para la búsqueda de vivienda, asistencia financiera a corto plazo para cubrir las cuotas deaplicacióny los depósitos de seguridad, y un fondo de seguro para propietarios que cubra los posibles daños a la propiedad. Como resultado de la intervención, un porcentaje significativamente mayor de familias eligió barrios de altas oportunidades (53% frente al 15% del grupo de control). Un año más tarde, estas familiasmostraron sermás propensas a renovar sus contratos de arrendamiento ydeclararon tenerun mayor nivel de satisfacción con sus barrios.Aún no se han realizado estudios de este tipo en América Latina y el Caribe, pero en caso de que intervenciones similares también resulten eficaces aquí, podrían ayudar a ampliar nuestrorepertorio deinstrumentos de políticas públicas para reducir la desigualdad de oportunidades económicas en la región.