En América Latina y el Caribe, algunas ciudades son como archivos vivos: sus calles, edificios, plazas y paisajes cuentan historias de su evolución cultural, que se remonta a varios siglos. Desde los sitios arqueológicos de la cultura Wari en Lima hasta la elegancia colonial de Antigua y la vibrante herencia afrobrasileña de Salvador de Bahía, la preservación del patrimonio cultural —tangible e intangible— se convierte en la fundación de su identidad y resiliencia.
Además, revitalizar el patrimonio urbano no solo consiste en preservar el pasado, sino que también es una inversión inteligente que impulsa la economía de una ciudad al fomentar los negocios locales, crear empleos, aumentar el turismo y elevar los ingresos fiscales, entre otras ventajas.
Sin embargo, preservar este patrimonio es una tarea compleja. La urbanización acelerada, el desarrollo informal, las limitaciones presupuestarias, la pobreza y el cambio climático ejercen presión sobre los sitios históricos urbanos. En este contexto, la inteligencia artificial (IA) no aparece como una abstracción futurística, sino como un aliado valioso que, cuando se utiliza adecuadamente, puede ayudar a las ciudades a proteger su pasado y construir un futuro más prometedor.
La paradoja de la preservación
Como en otras partes del mundo, el patrimonio cultural en LAC enfrenta un dilema apremiante. Aunque es fuente de orgullo, cohesión comunitaria y continuidad histórica, a menudo se percibe como un obstáculo para el desarrollo económico debido a su fragilidad, sus altos costos de mantenimiento y su lenta adaptación a las necesidades urbanas actuales.
Los gobiernos locales, especialmente en ciudades intermedias, suelen tener dificultades con la experiencia técnica necesaria para evaluar, monitorear y restaurar activos patrimoniales. Los proyectos de rehabilitación son intensivos en mano de obra, requieren habilidades especializadas y están sujetos a cambios en las prioridades políticas y a los ciclos presupuestarios. Restaurar áreas patrimoniales en centros urbanos con baja densidad de ocupación o sin población residente puede parecer una intervención superficial o de bajo impacto. Como resultado, muchos edificios y sitios históricos públicos se deterioran silenciosamente, sin ser documentados ni protegidos. Aquí es donde la IA puede marcar la diferencia, no para reemplazar el conocimiento humano, sino para potenciarlo.
La IA ya está transformando sectores como la educación, la salud, las finanzas y el transporte. Su papel en el desarrollo urbano en general y en la revitalización y preservación del patrimonio cultural en particular es relativamente nuevo, aunque está creciendo rápidamente. Aquí compartimos cinco áreas donde la IA está teniendo un impacto relevante:
- Documentación digital y cartografía. El reconocimiento de imágenes y el aprendizaje automático impulsados por la IA pueden analizar imágenes satelitales, grabaciones con drones y mapas históricos para identificar sitios patrimoniales, incluso aquellos no registrados oficialmente. En zonas urbanas de LAC con datos catastrales limitados, esto puede ser un elemento transformador. Los algoritmos pueden identificar patrones arquitectónicos típicos de estilos coloniales o neoclásicos, señalando edificios para inspección y ayudando a los municipios a construir inventarios de activos patrimoniales de manera rápida y rentable. El análisis de imágenes satelitales puede identificar edificios sin techo, lo que ayuda a dirigir la atención pública y la inversión de manera más precisa. La IA puede agilizar los procesos y mejorar nuestra capacidad para identificar prioridades. Especialmente en el contexto de la preservación cultural, definir racionalmente qué abordar primero —y dónde— puede marcar una diferencia significativa.
- Mantenimiento preventivo y evaluación de riesgos. Los edificios patrimoniales son cada vez más vulnerables ante los desafíos ambientales como la contaminación, las vibraciones y el cambio climático. Los métodos tradicionales de preservación dependen de inspecciones periódicas presenciales que a menudo no detectan los signos tempranos de deterioro. Las tecnologías de la IA y el Internet de las Cosas (IoT) pueden procesar datos ambientales —por ejemplo, humedad, fluctuaciones de temperatura y actividad sísmica— para predecir vulnerabilidades estructurales. En zonas propensas a inundaciones, como Paramaribo o Recife, el análisis predictivo puede ayudar a identificar sitios en riesgo y simular el impacto de diferentes estrategias de mitigación.
- Restauración virtual y participación pública. Las herramientas generativas de la IA pueden recrear elementos arquitectónicos perdidos o simular cómo eran los edificios y sitios históricos en el pasado. Estas visualizaciones son útiles para arquitectos y planificadores, pero también para involucrar a las comunidades, atraer financiamiento y apoyar la educación. Imagínense caminar por una reconstrucción virtual del antiguo centro de Puerto Príncipe antes del terremoto de 2010, o ver cómo los elementos de diseño indígena moldearon el tejido urbano de ciudades andinas como Cusco o Quito. La inteligencia artificial puede hacer que el patrimonio sea más visible, accesible y sostenible, al mismo tiempo que acelerar las decisiones para otorgar permisos de rehabilitación.
- Recuperación y diseño de políticas. Las tecnologías de procesamiento de lenguaje natural (NLP), reconocimiento óptico de caracteres (OCR) y de texto a voz (TTS) impulsadas por la IA pueden apoyar la preservación de lenguas indígenas y su cultura. Además, la IA puede analizar las percepciones públicas en redes sociales, medios de comunicación y foros comunitarios para entender cómo las comunidades valoran las áreas urbanas históricas, lo que permitiría desarrollar políticas más participativas y culturalmente sensibles.
- Simulación de impactos. La IA puede simular el impacto económico o fiscal de diferentes esquemas de revitalización, apoyando la toma de decisiones basada en evidencia en entornos con recursos limitados. Por ejemplo, la IA puede modelar cadenas de valor creativas, determinar el mejor esquema de financiamiento, estimar la generación de empleo, proyectar el crecimiento de pequeñas y medianas empresas, así como calcular los ingresos fiscales derivados de la mejora de los distritos patrimoniales.
La IA no es una solución mágica. A pesar de sus ventajas, existen varios desafíos relevantes que deben abordarse, incluyendo consideraciones éticas, para garantizar su uso práctico, eficiente y responsable. Algunos de ellos son:
- Disponibilidad y calidad de los datos. Muchas ciudades carecen de archivos digitalizados o de datos consistentes sobre los activos de patrimonio cultural. Actualmente, los modelos de IA serán efectivos según los datos con los que dispone.
- Capacidad técnica y financiamiento. El personal municipal a menudo no cuenta con formación en herramientas de IA y los gobiernos locales pueden no disponer de recursos suficientes para desarrollar dicha capacidad.
- Sesgo y representación. Los sistemas de IA pueden reflejar los sesgos de sus creadores. Sin un diseño y curaduría cuidadosos, pueden pasar por alto la arquitectura vernácula, el patrimonio indígena o discriminar a ciertos grupos.
- Privacidad y consentimiento. El uso de IA para monitorear espacios públicos o analizar el sentimiento comunitario debe realizarse de manera transparente y ética, con una participación integral de los actores involucrados.
Esto significa que, si bien la IA puede generar ahorros a largo plazo, las inversiones iniciales de cientos de miles de dólares y los obstáculos institucionales pueden ser significativos al principio. Sin embargo, los proyectos piloto respaldados por el BID pueden ayudar a reducir las barreras de entrada y demostrar su valor antes de ampliar su escala.
En el BID, observamos a la IA como parte de una agenda más amplia de transformación digital para el desarrollo socioeconómico en nuestra región y ciudades. A través de iniciativas como el HUD Cities Lab, estamos apoyando a los gobiernos locales en la adopción de tecnologías inteligentes que se alineen con un desarrollo urbano productivo, inclusivo y sostenible. En el contexto de la revitalización y preservación del patrimonio, podemos desempeñar un papel crucial en:
- Financiar proyectos piloto que utilicen IA para la cartografía y la evaluación de riesgos.
- Facilitar el intercambio de conocimientos entre ciudades, expertos, universidades y empresas tecnológicas.
- Apoyar marcos regulatorios que garanticen el uso ético de la IA.
- Promover plataformas de datos abiertos para democratizar el acceso a la información patrimonial.
- Desarrollar metodologías basadas en datos para la rehabilitación de centros históricos, promoviendo regulaciones inteligentes informadas por análisis urbanos.
Cuando la memoria se encuentra con lo digital
Imagina un futuro en el que cada ciudad de LAC cuente con un inventario patrimonial dinámico mejorado por la IA, donde los datos en tiempo real guíen la toma de decisiones para su rehabilitación. Donde las comunidades puedan explorar su historia a través de experiencias digitales inmersivas y el patrimonio cultural no sólo se preserve, sino que se reimagine como motor de innovación, inclusión y resiliencia. Esta visión no es utópica— está al alcance hoy, aunque requiere de la colaboración intersectorial, inversión en capacidades locales y un compromiso con la equidad y la transparencia. Sólo trabajando en conjunto podremos garantizar la preservación de nuestro patrimonio cultural.
La IA suele considerarse como una herramienta poderosa para el futuro. Sin embargo, en el contexto del patrimonio cultural, también sirve como medio para preservar la memoria. Nos ayuda a entender lo que podríamos perder, a valorar lo que tenemos y a imaginar lo que podemos restaurar. En las ciudades de LAC, donde la historia reside en cada rincón, la IA ofrece una nueva forma de honrar el pasado mientras construimos las ciudades del mañana, conectándonos con nuestro patrimonio de manera profunda.
* La IA generativa (Copilot) asistió en la investigación para la creación de este blog.