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Una carrera de obstáculos

Si se quisiera resumir la situación de los empresarios latinoamericanos se podría asegurar que, hoy por hoy, con las políticas y actitudes que imperan en la región, cada cual se las tiene que arreglar por su cuenta. Ni las instituciones públicas ni el sector privado ofrecen las atenciones que son necesarias para que florezca y crezca la semilla de un empresariado dinámico y competitivo. Instituciones multilaterales como el BID son también conscientes de la necesidad de dar a la situación un giro radical para apoyar directamente y sin rodeos a nuevos y potenciales empresarios.

Antonio Vives, subgerente de Empresa Privada y Mercados Financieros del Departamento de Desarrollo Sostenible del BID, aboga por este cambio y apoya con energía las medidas que lo lleven a buen término. A propósito de la publicación de Empresarialidad en economías emergentes: Creación y desarrollo de nuevas empresas en América Latina y el Este de Asia (vea enlace a la derecha), Vives recientemente habló con BIDAmérica.

BIDAmérica: ¿Cuál es el clima de negocios en el que se inspira y desenvuelve la presente generación de empresarios latinoamericanos?
Vives: El clima de negocios para ellos se encuentra en una situación muy complicada, bastante más difícil de lo que uno podía pensar hace unos años. En lugar de haberse facilitado, el asunto se ha complicado por varias razones. Lo que antes era una idea brillante hoy ya no lo es. Cada día uno tiene que encontrar ideas más competitivas que, en general, tienden a ser más escasas. Hace 50 años, uno no tenía más que decirse: “voy a fabricar zapatos”, porque había pocos fabricantes en ese ramo. Hoy sería muy difícil entrar a competir, hay que hacerlo con empresas más grandes. Obviamente, con la globalización cualquier empresa de otro país tiene ventajas competitivas.

BIDAmérica: ¿Cuán preparada está América Latina para este desafío?
Vives: Relativamente mal, porque en nuestra región no se reconoce todavía el valor del empresario, o del nuevo empresario. No es una profesión a la que aspira mucha gente. Es cierto que la inmigración de Italia o de España atrajo a gente emprendedora, pero ya no es un fenómeno generalizado. El sistema universitario, el público en particular y aún el privado, todavía no tiene el nivel de desarrollo del de Europa o el sureste asiático donde su esquema facilita mucho más el proceso.

BIDAmérica: ¿Qué potencial supone para la región un desarrollo más dinámico del nuevo empresariado?
Vives: El potencial es muy elevado. Estudio tras estudio confirma la relación entre crecimiento económico y empresariado. Este último es también el principal antídoto de la pobreza. Y la reducción de la pobreza es uno de los objetivos del Banco. El crecimiento de las empresas representa la oportunidad de un empleo digno. Es cierto que el sector público genera empleo, pero el grueso del empleo en todos los países de América Latina está en manos del sector privado y es donde más potencial tiene para crecer. Además, si América Latina quiere ser competitiva en las economías mundiales va a ser a través del sector privado, y en particular a través de la creación de nuevas empresas que puedan aprovechar las muchas ventajas comparativas que tiene la región.

BIDAmérica: ¿Hay algún caso que resalte por haberlo hecho mejor?
Vives: Más que casos de países que hayan tenido un mejor desempeño en el tema de la creación de empresas podemos hablar de campos en los que realmente se está avanzando. De hecho, el cambio de mentalidad y la diferente percepción del papel social del empresario está cambiando. Las nuevas generaciones están asimilando los valores También se han multiplicado los programas que facilitan la creación de empresas. El Banco, en particular el FOMIN ha tenido un buen número de actuaciones: incubadoras, concursos de planes de negocio, fondos de inversión, simplificación de trámites, capacitación. Lo que falta es la integración de todos los elementos más relevantes en cada contexto local.

BIDAmérica: ¿Por qué el Banco considera tan necesario fomentar la mentalidad empresarial?
Vives: El Banco decidió hacer el estudio sobre empresarialidad para conocer mejor lo que estaba pasando, y verdaderamente nos hemos encontrado con cosas relativamente sorprendentes. El BID prepara ahora dos documentos que creo muy importantes. Uno es la Estrategia de Competitividad, que trata de cómo promover la competitividad en los países, un campo en el que los empresarios tienen un papel clave. El segundo estudio es un documento que contiene guías para la preparación de proyectos que favorezcan la competitividad. Una vez que tengamos estos documentos en mano, el Banco tendrá más claro cuál debe ser su estrategia para fomentar la competitividad, y en particular el papel de las políticas públicas y de la pequeña y mediana empresa.

Le puedo adelantar que vamos a modificar bastante nuestro enfoque. Tradicionalmente hemos apoyado al sector público, porque es el sesgo del Banco; incluso el FOMIN lo ha tenido aunque en menor escala. Se pensó que apoyando al sector público se fortalecía también al empresario. Esto no es cierto. Es posible que de esta forma únicamente apoyemos a la empresa que ya está funcionando. El estudio nos reveló que los empresarios, sobre todo los latinoamericanos, cuentan muy poco con las universidades o con las instituciones del sector público, o con centros de investigación. Cuentan fundamentalmente con la familia, con los amigos y, quizás, con otras empresas u otros empresarios.

El Banco va a tener que basarse mucho más en ayudarlos a que se ayuden a sí mismos. Apoyando, por ejemplo, a los grupos a nivel de municipio, de ciudad, de provincia o estado, no nacional o federal. El fortalecimiento de cadenas productivas ya se ha hecho pero no con la intensidad que requería.

BIDAmérica: ¿Puede poner algún ejemplo de cadenas productivas?
Vives: En estos momentos estamos preparando un proyecto del Programa de Empresariado Social en Bolivia donde un intermediario financiero colocará nuestros recursos en forma de préstamo y pondrá sus recursos en forma de capital en pequeñas y medianas empresas, para que estas a su vez asesoren a sus proveedores, que son microempresas en su formación y procesos de comercialización y desarrollo. De esta manera estamos contribuyendo a toda la cadena. Tenemos la expectativa de que así se constituirán mas microempresas que, al nacer al amparo de un sistema organizado de producción y comercialización, podrán un día crecer. Este ejemplo se puede aplicar a empresas de mayor escala. Ésta es la aplicación de algunas de las lecciones aprendidas de nuestro estudio de Empresarialidad.

BIDAmérica: ¿En qué tipo de proyectos integrales estaría pensando el BID?
Vives: Los proyectos que debemos encarar primero deben tener un enfoque mucho más integral del que hemos aplicado hasta ahora y dirigirse mucho más al lado privado que al público. El grupo BID no ha tenido hasta ahora una visión integrada y de largo plazo entre todos sus miembros y no se ha explotado esa sinergia en todo su potencial. Tampoco hemos encarado la problemática de forma integrada en los países. Mejorábamos por una lado las políticas de un país y por otro estábamos financiando servicios gerenciales de la pequeña y mediana empresa. En Asia el enfoque es muy integral, en América Latina son pedacitos, muchas veces desconectados. Esto no quiere decir que tenemos que arreglarlo todo de una sola vez, lo cual está fuera de nuestro alcance, lo que quiere decir es que debemos tener una estrategia de largo plazo a nivel del grupo BID e implementarla a medida de nuestras posibilidades y la capacidad de los países de absorberla.

BIDAmérica: ¿Cómo están las políticas de América Latina referentes al empresariado?
Vives: Es difícil generalizar, porque hay países donde se ha avanzado mucho más que en otros. En general me atrevería a decir que las políticas de apoyo a la empresarialidad son prácticamente inexistentes. Para el desarrollo de la pequeña y mediana empresa son ya mucho más elaboradas, pero en general adolecen de ser pasivas, en el sentido de que lo que ofrecen son servicios más o menos estandarizados a la espera de que la empresa venga a solicitarlos. Responden muy tímidamente a la demanda o suponen que la demanda existe, cuando puede que no exista, o por lo menos no para lo que ofrece. En este sentido, insisto en que tenemos que descentralizar mucho más este tema, algo parecido a lo que está haciendo Italia, donde se aborda la problemática en las regiones o en las mismas ciudades, mucho más cerca del individuo, conociendo mejor su realidad. De esta forma se logra integrar a todos, sector público y privado, empresa grande y empresa pequeña, para que se ayuden mutuamente.

BIDAmérica: ¿Quiere añadir alguna recomendación final?
Vives: La consistencia y el seguimiento de la problemática son claves. Con algunas excepciones, en América Latina hacemos las cosas un día, porque están de moda, y después nos olvidamos durante un año, dos y hasta tres. Viene otro Secretario de la Pequeña y Mediana Empresa y se preocupa por un rato al comienzo de su mandato. Nuestro enfoque es ocasional y desintegrado, y hemos de transformarlo en sistemático y sostenido. Tenemos muy poca continuidad en política económica de la empresarialidad de la pequeña y mediana empresa y este tipo de actividad requiere mucho más que el período de un gobierno. Ahí está nuestro problema.
 

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