El 14 de febrero de 2001, los jefes de gobierno de los países del Caribe tomaron una decisión histórica. Acordaron formar una coalición a escala regional para luchar contra el SIDA. El mensaje quedó claro. El Caribe tiene uno de los índices más altos de prevalencia del VIH/SIDA en el mundo, superado sólo por el África Subsahariana. La epidemia se ha extendido entre la población heterosexual, atacando de una forma especial a las mujeres jóvenes. El SIDA es hoy una de las principales causas de mortandad en esta región.
“La epidemia de SIDA en el Caribe ha llegado a un punto crucial”, aseguró el director ejecutivo de ONUSIDA, Peter Piot, a la recién creada Asociación Pan-Caribeña Contra el VIH/SIDA, “La gente infectada por el virus no puede esperar otra década; hay que actuar ahora mismo”. El Caribe se ha comprometido a reducir el número de nuevos infectados, a facilitar mejores herramientas de salud pública y a adoptar un enfoque más integrado para el tratamiento de los contagiados.
La Asociación ya ha producido un aumento en los fondos disponibles para el VIH/SIDA en el Caribe. Como ya ocurrió en Brasil hace más de 15 años, el Caribe está dando muestra de un fuerte liderazgo político y movilización social. La región está participando activamente en las discusiones sobre el nuevo Fondo Global para el SIDA y la Salud. En algunos países se habla de cobertura universal para el tratamiento en fecha próxima y en otros los gobiernos están solicitando préstamos para afrontar nuevas estrategias. Según un estudio reciente de la Universidad de West Indies, el costo de una respuesta efectiva —para atender a los 360.000 portadores del VIH y para actividades de prevención— ascendería a 260 millones de dólares al año, cifra 10 veces superior a la inversión actual.
El pasado octubre, se llevo a cabo en Trinidad y Tobago la X Conferencia Internacional de Personas que Viven con VIH/SIDA. El propósito de esta asociación es que, siguiendo la inciativa de ONUSIDA, los portadores del virus se conviertan en los principales activistas en las campañas de prevención y en la lucha por el tratamiento gratuito y universal. “Quizás el tema principal de esta conferencia ha sido el del estigma y la discriminación”, declaró Yolanda Simón, coordinadora de la Red Regional Caribeña de Personas que Viven con el VIH/SIDA. “Esperamos que uno de los logros haya sido la apertura de un diálogo que rompa definitivamente con la conspiración de silencio que sigue encubriendo la epidemia de SIDA”.
ONUSIDA advierte que la propagación del SIDA entre la población heterosexual del Caribe se debe principalmente a una actividad sexual precoz y a relaciones sexuales con múltiples parejas. Las encuestas indican que, en algunos países, un 25 por ciento de los adultos confiesan haber iniciado sus relaciones sexuales antes de los 14 años y un 50 por ciento antes de los 16. En algunos países, las jóvenes adolescentes arrojan un índice de infección cinco veces superior al de los varones de su edad, debido en parte a sus relaciones sexuales con hombres de edad madura. Y aunque el nivel de infección varía considerablemente de un país a otro, en Haití, por ejemplo, hay un 5 por ciento de prevalencia, en Bahamas un 4 por ciento y en Guyana y la República Dominicana un 3 por ciento. Otro factor a tener en cuenta es que una gran parte de la población ignora que está infectada por VIH debido a la escasez de servicios de análisis o por temor a las presiones sociales.
Si los objetivos de la nueva asociación se alcanzan, en el año 2005 un 90 por ciento de los jóvenes entre 15 y 24 años habrá accedido a servicios públicos que disminuyan su riesgo de contagio y la prevalencia de infección en este grupo podría reducirse un 25 por ciento. Otro objetivo para el 2003 es reducir la transmisión de madre a hijo en un 50 por ciento.