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Salvaguardas ambientales y sociales para proyecto Camisea

Las plantas de producción y procesamiento de gas natural del proyecto de Camisea, en Perú, se están construyendo en zonas de delicada ecología. Para asegurar la protección de dichas zonas, el BID ha establecido una serie de requisitos ambientales y sociales para el proyecto completo, y no sólo del gasoducto que está ayudando a financiar.

La participación del BID en el proyecto impulsó la implementación de medidas destinadas a garantizar que la bahía de Paracas –donde buques estanque cargarán el gas licuado de Camisea-- , quede más limpia de lo que estaba antes de que se iniciara el proyecto.

El embajador del Perú en Estados Unidos, Roberto Dañino, expresó en una carta al director de The Washington Post publicada el 4 de octubre de 2003, que el BID “dio a Perú un apoyo clave para encarar las inquietudes ambientales” del proyecto. “Los organismos internacionales, con estándares de clase mundial, pueden proveer los marcos y herramientas para la supervisión y el cumplimiento de las medidas ambientales”.

El BID aprobó un financiamiento de hasta US$135 millones a la empresa que construirá el gasoducto, Transportadora de Gas del Perú. El paquete financiero consiste de un préstamo de unos US$75 millones del capital ordinario del Banco y un préstamo sindicado (o préstamo B) de unos US$60 millones, cuyos recursos provienen de instituciones financieras privadas que suscriben acuerdos de participación con el BID.

El proyecto de Camisea requiere de una inversión total de US$1.600 millones y consta de tres componentes principales: Un componente upstream , que incluye la producción de gas natural en los campos de Camisea ubicados en la zona selvática área del bajo Urubamba, además de su procesamiento y almacenamiento en un complejo costero cerca de Pisco en la Bahía de Paracas; un componente downstream o de transporte de gas natural y productos de gas licuado por vía de dos gasoductos que atravesarán los Andes hasta la zona costera de Pisco; y un componente de distribución, que se refiere al transporte del gas natural hasta Lima para su distribución.

El Banco ha aprobado un préstamo adicional de US$5 millones para el gobierno peruano, destinado a fortalecer las agencias de supervisión y cumplimiento de las exigencias ambientales y sociales del proyecto, y también para encarar posibles problemas indirectos o de largo plazo que puedan surgir.

Parte de este préstamo adicional se destinará a la Comisión para el Desarrollo Sostenible de la Bahía de Paracas, de reciente creación. El objetivo de esta comisión consiste en mejorar las condiciones ambientales y la sustentabilidad de largo plazo de la Bahía de Paracas. Se limpiará la contaminación de industrias ya existentes en los alrededores de la Bahía de Paracas, como plantas de harina de pescado, y se establecerán medidas de planificación urbana y control ambiental en el marco de una estrategia de desarrollo sostenible.

El préstamo para el gobierno contribuirá a la formación de un fondo regional para el desarrollo social y ambiental que ayudará a distribuir los beneficios provenientes de Camisea a las comunidades locales y apoyará el mejoramiento de las condiciones ambientales, económicas y sociales en el área de cobertura del proyecto.

Antes de que el Directorio Ejecutivo del Banco aprobara el financiamiento para el préstamo a Camisea en setiembre de 2003, el BID realizó un proceso de análisis previo de 19 meses de duración que facilitó el establecimiento de las medidas y sistemas necesarios para mitigar y controlar adecuadamente los impactos ambientales y sociales de la operación.

A lo largo de este proceso, el Banco organizó y participó en varias audiencias públicas y realizó varias visitas a las localidades para garantizar la participación y consulta con las organizaciones de la sociedad civil, procesos que continuarán a lo largo de la vida del proyecto después de que los trabajos de construcción hayan finalizado.

El BID promovió varias otras medidas de protección, como reducir el área de prospección sísmica de hidrocarburos en el Valle de Urubamba dentro de la reserva de la zona indígena de Nahua-Kugapakori, las medidas de protección para esa misma zona, y la creación de otras áreas protegidas en los alrededores de los yacimientos de gas de Camisea.

Asimismo, el Banco promovió y aportó fondos para el establecimiento de monitores para la inspección de las condiciones ambientales y sociales vinculadas al proyecto. El gobierno peruano presentó una carta en la que se compromete a mitigar los impactos ambientales de la operación y a fomentar la participación de la sociedad civil en el proyecto.

El proyecto de gas natural de Camisea, programado para finalizarse en agosto de 2004, reducirá el costo de la generación eléctrica en un promedio de 30 por ciento durante el período de concesión, como resultado del uso de plantas generadoras alimentadas con gas. Lima también reducirá su contaminación atmosférica al usar gas natural, el más limpio de los combustibles fósiles, en reemplazo de otras fuentes de energía.

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