Fondo Multilateral de Inversiones del BID expone costos e impactos del dinero enviado a la región por trabajadores emigrantes
Trabajadores latinoamericanos y caribeños residentes en el extranjero enviaron unos 40.000 millones de dólares a sus países de origen en el 2003, superando ampliamente los 32.000 millones de dólares remitidos el año anterior, según el Fondo Multilateral de Inversiones del BID.
El volumen de estas transferencias ha crecido notablemente en años recientes, al punto que las remesas superaron a la inversión extranjera directa en casi 50 por ciento en el 2003, dijo el FOMIN. El monto del dinero enviado por inmigrantes ya es cuatro veces mayor que la asistencia extranjera a la región.
A través de sus conferencias, estudios y proyectos sobre las remesas, el FOMIN ha contribuido a elevar el perfil político de estos flujos de capital. Ejemplo de ello es que en la reunión especial de la Cumbre de las Américas celebrada en enero en la ciudad mexicana de Monterrey, los jefes de estado y de gobierno del hemisferio se comprometieron a trabajar para reducir a la mitad los costos de las transferencias de dinero para el 2008.
El FOMIN se volcó al tema de las remesas debido a su enorme impacto económico y social en América Latina y el Caribe. En varios países de la región, el dinero enviado por los expatriados representa más del 10 por ciento del ingreso nacional. Las remesas suelen beneficiar directamente a familias pobres en zonas marginales. Asimismo constituyen un puente entre millones de personas en países en vías de desarrollo con sus parientes en naciones industrializadas.
Según el FOMIN, casi tres cuartas partes del dinero remesado a América Latina y el Caribe proviene de Estados Unidos. Otras fuentes importantes son Japón, España y Canadá.
México, principal destino de las remesas en la región, recibió unos 14.500 millones de dólares el año pasado, suma que superó el ingreso de divisas generado por la industria turística mexicana. Otros países con importantes ingresos de remesas son El Salvador, República Dominicana, Guatemala, Perú, Ecuador y Haití.
Según el FOMIN, aun si el volumen de las remesas a la región creciera a tasas más moderadas en años próximos, los ingresos totales para esta década podrían sumar más de 400.000 millones de dólares.
Foco en las remesas
El FOMIN, un fondo autónomo administrado por el BID, comenzó a analizar el fenómeno de las remesas en el 2000 para documentar su creciente importancia para la región. Desde entonces ha organizado 14 conferencias en nueve países y ha coordinado 12 estudios y seis encuestas entre personas que envían remesas desde países industrializados en dos continentes a sus familias en cinco países latinoamericanos.
Las investigaciones expusieron diversos factores que influyen en los costos relativamente altos de las remesas a América Latina y el Caribe, comparados con los costos de enviar dinero a otras partes del mundo. El FOMIN calcula que la suma de los costos asociados con las remesas a esta región supera los 4.000 millones de dólares al año.
Como parte de sus actividades para fomentar el desarrollo del sector privado y la formación de mercados más eficientes, el FOMIN comenzó a financiar proyectos para estimular la competencia, alentando a instituciones financieras formales a entrar en el negocio de las remesas, una especialidad tradicionalmente dominada por empresas no financieras.
El FOMIN se ha concentrado en las cooperativas de ahorro y crédito e instituciones microfinancieras latinoamericanas y caribeñas, ayudándolas a adquirir la capacidad técnica necesaria para vincularse con entidades en países industrializados y participar como distribuidoras de remesas.
Entre otras operaciones, el FOMIN ha facilitado acuerdos entre importantes cajas de ahorro y crédito españolas e instituciones microfinancieras en Ecuador y Colombia. Los servicios de remesas resultantes de estos entendimientos precipitaron una abrupta caída en los costos de los envíos de dinero desde España a ambos países andinos.
En México el FOMIN apoyó un programa que permite a cientos de cooperativas de ahorro y préstamo, cajas solidarias y uniones de crédito distribuir remesas utilizando una moderna plataforma tecnológica operada por el BANSEFI, la entidad financiera de segundo piso para la banca social mexicana.
Además de reducir los costos de las remesas, otro de los objetivos de estos esfuerzos es canalizar una mayor proporción de estos flujos a través de instituciones financieras capaces de brindar más servicios a las familias que reciben dinero del exterior: cuentas de ahorro, tarjetas bancarias, préstamos y otros productos usualmente reservados para clientes más pudientes.
El negocio de distribuir remesas también les ofrece a las cooperativas y a las instituciones microfinancieras una fuente alternativa de ingresos para ampliar sus operaciones de crédito para familias de bajos ingresos y micro, pequeñas y medianas empresas, particularmente en comunidades aisladas.
Los estudios del FOMIN y los trabajos académicos presentados en sus conferencias sobre remesas han tratado aspectos como el perfil de la industria, los costos comparativos de enviar dinero a distintas regiones del mundo, los factores demográficos que influyen en la emigración de latinoamericanos y caribeños a países industrializados y el impacto de las leyes y regulaciones estadounidenses contra el lavado de dinero.
Junto a otras instituciones como el Diálogo Interamericano y el Pew Hispanic Center de Washington y la firma encuestadora Bendixen y Asociados, el FOMIN ha llevado a cabo sondeos sin precedentes en los Estados Unidos, España y América Latina para analizar cómo envían dinero los emigrados a sus familias y cómo se gastan, ahorran e invierten esos recursos.
Las investigaciones hallaron, entre otros datos, que:
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Los costos de enviar dinero a América Latina y el Caribe desde países industrializados son más altos que en otras regiones del mundo.
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Los latinoamericanos recurren principalmente a empresas de remesas, cuyos servicios suelen ser más caros que los ofrecidos por las instituciones financieras formales.
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Si bien la competencia y las nuevas tecnologías reducen los costos de las remesas, los consumidores aún necesitan más información para tomar decisiones óptimas.
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Las tendencias demográficas en muchos países latinoamericanos y naciones industrializadas sugieren que el volumen de las remesas seguirá creciendo.
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Entre las personas que envían remesas, los trabajadores jóvenes, pobres y recientemente llegados mandan más dinero que los inmigrantes de mayor edad y más afincados.
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Aunque la mayor parte del dinero se usa para necesidades básicas como casa, comida y salud, algunas personas consiguen invertir algo en educación, propiedades y negocios familiares.
El FOMIN espera publicar un libro este año sobre los estudios de las remesas. Asimismo está redactando un conjunto de principios para promover prácticas óptimas en el negocio de las remesas, así como para orientar a los gobiernos. Esos principios, que serán presentados en la reunión anual del BID en Lima, apuntan a facilitar el flujo de remesas y potenciar su impacto en el desarrollo de América Latina y el Caribe.