La educación en América Latina se enfrenta a muchos retos. Uno de ellos es la situación de los maestros del nivel primario. Estos hombres y mujeres están encargados de una de las misiones más delicadas que puedan imaginarse: guiar a los niños y niñas en la etapa más crítica de su formación, cuando todo lo que se recibe deja huella y abre el camino hacia nuevas formas de conocimiento.
Basta con detenerse unos instantes en la importancia de esos primeros pasos en el mundo de la educación formal para comprender la necesidad de contar con buenos maestros, profesionales con saberes sólidos y armas pedagógicas certeras, que puedan enseñar distintas disciplinas y al mismo tiempo apoyar y estimular a sus alumnos, sobre todo en las regiones más pobres, donde las posibilidades de crecimiento son escasas y la deserción hace estragos.
Pero, ¿cómo lograr este objetivo cuando la profesión docente, alguna vez valorada, ha caído en la dejadez y el desprestigio? El libro ¿Quiénes son los maestros?, publicado por el BID, presenta un novedoso análisis basado precisamente en la idea de que la calidad de la docencia es el factor del sistema escolar que más influye en la educación de los niños. Por eso –advierten los autores– invertir en equipos de computación, infraestructura, libros y nuevos contenidos curriculares será inútil si el maestro no sabe integrar y utilizar adecuadamente estos elementos o si no cuenta con el apoyo suficiente. El libro recoge y compara las características, percepciones y conductas de los profesionales de la enseñanza en Argentina, Chile, Guatemala, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela.
Radiografía de los docentes latinoamericanos
La educación sigue siendo una profesión femenina. En Guatemala un 70% de los educadores son mujeres, mientras que en las ciudades argentinas de Buenos Aires y Córdoba el porcentaje de mujeres educadoras asciende al 95%. La edad promedio de estos maestros se sitúa entre los 35 y 40 años, aunque en algunos países, como es el caso de Chile, el promedio es ligeramente más elevado y se sitúa en los 44 años. Otro rasgo común es que la mayoría de los profesores en América Latina han completado un diploma de educación secundaria y como regla general los docentes cambian de escuela en ciclos de 3 a 5 años.
Los retos que tienen que superar también une a los maestros más allá del país de procedencia. Los docentes suelen graduarse sin una buena capacitación para enseñar, muchas veces deben enfrentarse a un proceso poco transparente de selección para encontrar trabajo y una vez en el ejercicio de la profesión no tienen incentivos ni supervisión adecuada.
Motivaciones e incentivos
El tema de los incentivos y de la supervisión no puede ser subestimado, afirma Juan Carlos Navarro, editor del libro y jefe de la unidad de educación del BID. “El maestro no es bueno ni malo, depende del ambiente, si se maneja bien la carrera docente sí puede haber buenas soluciones, hay que combatir el fatalismo de que con estos docentes no vamos a ninguna parte,” señala Navarro.
Los incentivos en ¿Quiénes son los maestros? son entendidos como los estímulos (salarios, beneficios, oportunidades, reconocimiento) que los educadores necesitan para desempeñar eficientemente su trabajo. El libro sugiere que si se modificaran los incentivos, hoy adversos o débiles, los docentes se sentirían más satisfechos con la profesión y se verían motivados para adoptar mejores prácticas en su labor cotidiana, con lo cual la calidad de la enseñanza mejoraría de manera notable.
El estudio indica que la mayoría de los profesores enseñan en dos sitios y se observa que, en algunos casos, en una de las escuelas el trabajo del profesor es más que mejorable, mientras que en la otra escuela se obtienen mejores resultados, lo que sugiere que no es el profesor el que falla sino que el sistema no les da apoyo suficiente.
“La capacitación del profesorado no es un elemento aislado; tiene que estar en un contexto de incentivos apropiados”, afirma Navarro, quien señala que buenos docentes, bien capacitados, pueden no ser educadores efectivos si no tienen los recursos adecuados, ya sea “tiza para escribir, libros para enseñar, o apoyo del director de la escuela para ejercer su labor”.
Respuestas concretas
Reorganizar y optimizar los programas de formación -reforzando sus contenidos y adaptándolos a la realidad- y establecer mecanismos transparentes y altamente profesionales para entrar en la carrera son algunas de las acciones sugeridas para mejorar la situación de la profesión docente en el mediano y el largo plazo. Pero también puede hacerse mucho a favor de las calificaciones y el desempeño de los maestros actualmente activos, como crear nuevos incentivos, eliminar los que son inadecuados y desarrollar criterios que permitan evaluar de forma satisfactoria la eficiencia en el ejercicio de la profesión.
En un momento en que muchas naciones latinoamericanas están buscando soluciones en este campo, ¿Quiénes son los maestros? abre una puerta innovadora a favor de la educación, elemento esencial en el camino hacia el desarrollo.