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Lección sobre remesas

Dos experimentos del BID ilustran acerca de las políticas de incremento de los ahorros y las remesas de los emigrados

Una evaluación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) muestra que las remesas de los emigrados rinden sustanciales beneficios a los países de América Latina y el Caribe. El dinero que envían a sus hogares incrementa el consumo y las inversiones y reduce los índices de pobreza. Sin embargo, poco se ha hecho para reunir elementos respecto de la forma de ampliar esos beneficios.

El BID apoyó dos experimentos aleatorios entre emigrados salvadoreños residentes en Washington, D.C. Las investigaciones ayudaron a poner de relieve posibles políticas para incrementar los ahorros y las remesas de esos expatriados.

El primer experimento abordó las comisiones cobradas por las agencias de transferencias de dinero. Se asignaron reducciones aleatorias de esas comisiones sobre las transacciones de hasta US$1.500, que constituyen la amplia mayoría de dichas operaciones, y se analizaron los efectos determinando la frecuencia y los montos de las remesas, merced al uso de datos administrativos de la institución asociada. También se llevó a cabo una encuesta de seguimiento entre los emigrados, a fin de establecer los efectos en el uso de otros canales para enviar dinero, los caudales totales de remesas y los ahorros.

Los resultados sugieren que las reducciones de las comisiones conducen a considerables aumentos de las remesas, perceptibles en la frecuencia de las transacciones más que en su volumen.

Imagen eliminada.En un segundo experimento, el BID examinó el impacto potencial de políticas que otorguen a los emigrados un mayor control sobre el uso de sus remesas. El BID se asoció con una institución financiera salvadoreña, Banco Agrícola, para crear o facilitar el acceso a varios mecanismos de ahorro.

Se asignaron al azar emigrados a uno de tres grupos de tratamiento o a un grupo de comparación. Éste recibió la visita de un agente de ventas que los alentó a determinar que sus remesas fueran depositadas en cuentas de ahorro en El Salvador. Al azar se asignó a los emigrados que no habían sido escogidos para el grupo de comparación a uno de tres grupos a los que se ofrecieron cuentas con distintos grados de control sobre el uso de sus remesas.

Participaron en las encuestas emigrados residentes en los Estados Unidos y sus familiares residentes en El Salvador. Los resultados indican que los emigrados se inclinan a ahorrar en mayor medida que sus familias en el país de origen. Este experimento mostró que la demanda de cuentas de ahorro y el nivel de éstos fueron mayores cuando los emigrados podían ejercer más control sobre las cuentas.

Esos experimentos demuestran que es posible llevar a cabo ensayos relevantes en el terreno, abarcando a los emigrados y a sus familias, en asociación con el sector privado. Dada la magnitud de los flujos de remesas a la región y su importancia para el desarrollo, las nociones que se obtengan en ese ámbito pueden brindar orientaciones importantes para diseñar políticas.

Las conclusiones sustentan las iniciativas que se emprendan con objeto de reducir el costo de envío de las remesas, como las políticas de estímulo a la competencia entre instituciones dedicadas a las transferencias de dinero o el suministro de información a los emigrados acerca de los costos del envío de dinero a su país de origen. El segundo experimento sugiere que el suministro de apoyo a instituciones financieras para que creen productos financieros que ofrezcan a los emigrados más control sobre el uso de las remesas puede conducir a más ahorros.

Las conclusiones figuran en el informe del BID titulado Panorama de la efectividad en el desarrollo en 2010, donde se trata el aporte al desarrollo de varios proyectos en curso en América Latina y el Caribe y se informa acerca de los progresos hechos por el Banco en materia de incremento de la transparencia y la responsabilidad.

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