El insecto de unos dos centímetros de largo se encuentra sobre el escritorio de Mariano Levin en el Instituto de Investigaciones en Ingeniería Genética y Biología Molecular (INGEBI), en Buenos Aires. Conocido como vinchuca, chinche, besucón o insecto asesino, el Triatoma infestans habita en los bosques de América del Sur y suele vivir en las grietas de paredes y tejados de viviendas de adobe y paja, comunes en zonas rurales y barrios pobres de América Latina. Desciende sobre sus víctimas, generalmente de noche y las infecta con el Trypanosoma cruzi, el parásito vector del mal de Chagas, una enfermedad que puede causar la invalidez e inclusive la muerte.
Levin explica cómo el parásito, un protozoario, sólo permanece en la circulación sanguínea de la víctima por dos meses, causando fiebre durante la “fase aguda”. Entonces se oculta en el tejido, donde puede permanecer de 10 a 20 años sin causar ningún síntoma, hasta que es demasiado tarde. Eventualmente el parásito puede ocasionar un “bloqueo de rama”, daño causado a una rama del sistema de vías de conducción del corazón que impide el paso de impulsos eléctricos y causa paro cardíaco y daño a otros órganos internos.
La vinchuca, que transmite el parásito infeccioso T. cruzi, es el vector del mal de Chagas especialmente en los países del Cono Sur.Alineamiento de secuencia. Los científicos no saben cómo es que el Trypanosoma cruzi causa daño, pero Levin está muy interesado en el rastro. Su equipo, junto con un consorcio internacional de investigadores, ha elaborado ya un borrador de la secuencia del genoma del parásito, que podría conducir a un mejor tratamiento. El equipo utiliza equipo de alta tecnología financiado bajo un programa de modernización tecnológica que recibió la ayuda del Banco Interamericano de Desarrollo, a través del primer centro de secuencias de una universidad argentina, el Centro de Genómica Aplicada (CeGA ) en la Universidad de Buenos Aires. El proyecto de investigación también incluye estudios de inmunología, cuidado del paciente y control de parásitos.
INGEBI fue establecido en 1980 por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) de Argentina y ha trabajado de cerca con la Universidad de Buenos Aires, donde enseñan varios de sus investigadores. INGEBI también promueve la cooperación con la comunidad empresarial para transferir los resultados de su investigación y desarrollo. Actualmente, varios equipos de INGEBI están realizando una investigación sobre la enfermedad de Chagas, financiada inicialmente por CONICET y que desde 1986 ha recibido ayuda permanente de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), oficina regional de la Organización Mundial de la Salud (OMS). El equipo de Levin recibe ayuda adicional del Instituto Médico Howard Hughes, de Chevy Chase, Maryland, en Estados Unidos.
Una red de comunicación que da resultados. Las instalaciones de Biología Molecular para el mal de Chagas de Levin se han venido ampliando, por lo que el espacio es escas flanqueados de refrigeradores y de otros equipos, sus corredores apenas permiten a algunos visitantes pasar con dificultad a la oficina de Levin. Él explica que debido a que el parásito no se puede detectar en el flujo sanguíneo a sólo dos meses después de la infección, los doctores deben hacer pruebas buscando anticuerpos y no para diagnosticar el mal de Chagas. El laboratorio produce “antígenos recombinantes”, proteínas del parásito que hacen muy buenos reactivos de diagnóstico para el mal de Chagas.
Trabajando con una red de centros de investigación latinoamericanos que enviaron al laboratorio de INGEBI sus proteínas de diagnóstico, el grupo encontró una mezcla de recombinantes para obtener el mejor reactivo. Levin describió la cooperación de la red como “muy productiva”. Chembio, una compañía farmacéutica estadounidense que fabrica un paquete (kit) de diagnóstico de VIH/SIDA, compró la mezcla y produjo un paquete de diagnóstico rápido llamado “Chagas Stat-Pak”.
El nuevo paquete ofrece un diagnóstico en apenas 10 segundos, en vez de horas o días que se tardaba antes. El “Chagas Stat-Pak” está siendo probado y es utilizado por diversas entidades gubernamentales y no gubernamentales en varios países de América Latina, actualmente en Honduras, Bolivia y en la región amazónica (Guyana Francesa) para determinar si el mal de Chagas es endémico en una zona. El paquete ha sido aprobado en varios países.
El laboratorio de Chagas también se ha asociado a investigadores de otros continentes. Fue el primer laboratorio seleccionado por la OMS para un programa de colaboración Sur-Sur, con el cual el investigador keniata Benson Nyambega se ha unido al equipo bonaerense. Él se especializa en el Trypanosoma brucei , un parásito relacionado que causa la enfermedad del sueño, enfermedad africana transmitida por la mosca tsetsé. Hoy, Nyambega está ocupado llenando probetas con genes del T. brucei, sintetizando proteínas para diagnosis.
Cerca de él, la investigadora Vivian Labovsky prepara un experimento, que será dirigido por ella misma, en que se utiliza equipo especial y se toman precauciones para evitar la contaminación. Esta línea de investigación está explorando los efectos del parásito sobre las células del corazón humano, para eventualmente desarrollar aplicaciones. La otra investigación sobre secuencia de anticuerpos ayudará a determinar si el anticuerpo “reacciona en forma cruzada” con el tejido del corazón causando problemas coronarios.
Tratamiento. El mal de Chagas no sólo es difícil de diagnosticar. No tiene cura conocida ni existen vacunas o medicinas preventivas. Los adultos pueden ser tratados con Benzonidazol, un medicamento que reduce la probabilidad de desarrollar una enfermedad cardíaca. Sin embargo, puede producir reacciones alérgicas, tales como intolerancia al calor, que pueden aliviarse con una dieta baja en grasas y eliminando el alcohol, debido a la manera en que el hígado procesa la droga. En el caso de los niños, el mal de Chagas puede mejorar con un tratamiento de Benzonidazol, pero sólo durante la fase aguda.
De hecho, la vinchuca transmite la enfermedad a través de sus heces, que entran en la corriente sanguínea de la víctima cuando ésta se rasca. Cuando el insecto pica a un niño en la cara y éste se rasca, provoca una hinchazón del ojo llamado “signo de Romaña”, que indica una infección aguda.
INGEBI, con ayuda adicional de la Fundación Bunge (privada) y de Caritas (una organización no gubernamental), concluyó recientemente un proyecto en Santiago del Estero, una zona con un alto índice de infección de Chagas. Siguiendo las recomendaciones de la OMS, trataron a los adultos con Benzonidazol para detener el avance de la enfermedad, matar al parásito y disminuir la carga del parásito en pacientes infectados, asintomáticos. La remoción del insecto es otra línea importante de acción y el objetivo de otro proyecto en curso en Añatuya.
Los vectores de Triatoma deben ser eliminados rociando insecticidas en paredes de barro o azoteas cubiertas de paja para proteger a la gente de ser infectada.El Chagas y la pobreza. Según la OMS, la enfermedad de Chagas, que existe solamente en el hemisferio occidental, afecta de 16 a18 millones de personas en toda América, pero especialmente en América del Sur. Después de un período asintomático de varios años, el 27 por ciento de las personas infectadas desarrolla síntomas cardíacos que pueden conducir a una muerte repentina, 6 por ciento desarrolla daño en su sistema digestivo y 3 por ciento sufre daño en su sistema nervioso periférico.
Bautizado en reconocimiento a Carlos Chagas, el médico brasileño que en 1909 descubrió el parásito y a su vector, la vinchuca, el mal de Chagas se transmite fundamentalmente debido a la pobreza. Los pobres tienen más probabilidades de habitar en casas con azoteas cubiertas con paja en las áreas rurales y quienes están peor enterados de la asociación entre la vinchuca y la enfermedad.
Aunque la transmisión ocurre principalmente a través de la vinchuca, también puede ser congénita cuando una madre infectada pasa el parásito a su bebé, o transfusional, cuando un paciente recibe transfusión con sangre infectada.
La sangre infectada con T. cruzi en los bancos de sangre de ciudades en la región varía de entre 3 y 53 por ciento, un porcentaje más alto que el de la infección del VIH y de hepatitis B y C, según la OMS. El mal de Chagas también se ha convertido en un tema relacionado a la inmigración en Estados Unidos y Europa, principalmente debido a donantes de sangre infectada, así como a donantes de órganos infectados y parásitos en animales salvajes.
Según el Informe de Desarrollo Humano del PNUD, las pérdidas económicas en la región debidas a la mortalidad temprana y las discapacidades asociadas al mal de Chagas entre la población adulta joven económicamente más productiva son actualmente de 8 mil millones de dólares, equivalente a 2,5 por ciento de la deuda externa de todo el continente americano en 1995.
Levin tiene esperanzas de que la actual investigación de su equipo sobre la secuencia del genoma T. cruzi pueda conducir a un mejor tratamiento y a que el proyecto de secuencia del anticuerpo de Chagas pueda esclarecer cómo el mal de Chagas causa afecciones cardíacas. Su laboratorio está tratando una de las “enfermedades descuidadas” que la OPS describe como “enfermedades estigmatizadas de la pobreza que sólo se pueden enfrentar con liderazgo y con un concertado esfuerzo político y económico”.