La tecnología, la productividad y la educación son las claves para fortalecer los débiles mercados laborales de América Latina que durante más de una década se han caracterizado por su alto desempleo y bajos salarios, según un nuevo informe producido por el Banco Interamericano de Desarrollo.
“Se suele decir que la tecnología moderna reduce la demanda de trabajadores, particularmente la de aquellos con bajo nivel educativo, pero la historia y la evidencia en América Latina muestran que no es así”, dice el informe titulado “Se Buscan Buenos Empleos: Los Mercados Laborales de América Latina”.
“De hecho, se ha observado que un mayor crecimiento de la productividad, el mejor indicador disponible de mejoras tecnológicas, ha estado asociado a un crecimiento más rápido del empleo en el nivel industrial”, indica el informe. “No es la tecnología, sino su ausencia la que ha estado detrás de los insatisfactorios resultados laborales”. El informe, el último de la serie anual Informe de Progreso Económico y Social, fue escrito y producido por un equipo de 55 economistas, investigadores, académicos y otros expertos, bajo la dirección general de Guillermo Calvo, economista principal del BID y jefe de su Departamento de Investigación.
El informe destaca la importancia de la educación secundaria y terciaria en el potencial de ingresos, indicando como “cada año de educación secundaria aumenta los ingresos un 11 por ciento respecto a los ingresos de trabajadores que sólo tienen educación primaria”. Un título universitario de cuatro años aumenta los ingresos un 85 por ciento adicional.
Pero la educación por sí sola no basta para que el mercado laboral funcione adecuadamente. “Como el nivel básico de productividad de todos los trabajadores depende en gran medida de la calidad del entorno institucional y económico en el que operan las empresas, las medidas para elevar el nivel promedio de educación podrían resultar lentos (e incluso ineficientes) para eliminar la pobreza, a menos que también se tomen medidas a fin de ofrecer condiciones más propicias para que las empresas inviertan, realicen innovaciones y alcancen un mayor grado de productividad “.
La mayor preocupación de los latinoamericanos: el trabajo
Encuestas de opinión pública demuestran que el desempleo, los bajos salarios y la inestabilidad laboral son las preocupaciones más apremiantes de los latinoamericanos, por encima de la corrupción, la delincuencia y otros graves problemas sociales.
“El desempleo ha llegado a su nivel más alto en muchos años, y aunque los salarios han mejorado en algunos países lo han hecho a un ritmo muy lento”, indica el informe. “El salario de muchos trabajadores es demasiado bajo como para permitirles escapar de la pobreza, y la desigualdad salarial, una de las mayores del mundo, no está mejorando”.
Sin embargo, el informe también observó algunas tendencias positivas del mercado laboral. “Las tasas de participación femenina en la fuerza laboral están creciendo con rapidez, aunque sus niveles siguen siendo bajos comparados con el resto del mundo”, dice el estudio. El incremento de oportunidades laborales para las mujeres “ha sido la fuente más importante en el aumento de ingresos per cápita en la región”.
Entre otras tendencias que menciona el informe está el creciente porcentaje de trabajadores que carecen de beneficios estipulados por leyes laborales o que trabajan en pequeñas empresas, y una brecha salarial cada vez mayor entre trabajadores calificados y no calificados. El estudio menciona importantes diferencias de mercado laboral entre los países. Mientras que en los años 90 el desempleo aumentó en la mayoría de países latinoamericanos -- Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Uruguay y Venezuela— declinó en el Caribe, Bolivia, México y Panamá.
Otra característica de la región es la “reasignación laboral” por la cual, en promedio, “cada año se crea o se destruye aproximadamente uno de cada cuatro empleos y un gran porcentaje de trabajadores cambia de trabajo y se mueve entre períodos de empleo, desempleo e inactividad”. Mientras que el movimiento puede deberse a muchas razones, “los trabajadores desplazados involuntariamente de sus trabajos tienden a encontrar empleos con menor salario que el del empleo anterior”. El movimiento es un importante motor del crecimiento y limitarlo puede también limitar el crecimiento. Sin embargo, el informe del BID enfatiza que la mayoría de los trabajadores están mal preparados para hacer frente a los actuales niveles de reasignación. Entre las sorpresas de los investigadores está el hecho de que la ola de privatización de los años 90 y la liberalización del comercio internacional tuvieron poco efecto en el desempleo.
Otra sorpresa fue la conclusión de que los salarios son la principal variable de ajuste a los choques económicos negativos.
¿Se pueden corregir los mercados laborales?
¿Cómo corregir el pálido desempeño reciente de los mercados laborales de América Latina?
“Se Buscan Buenos Empleos” sugiere antes que nada que los gobiernos formulen “políticas para reducir la volatilidad macroeconómica y para crear condiciones macroeconómicas estables y favorables al crecimiento”.
Al mismo tiempo, el informe recomienda una “nueva agenda” de políticas laborales a ser realizada por una “autoridad laboral fortalecida” y por una compleja red de instituciones públicas y privadas”.
La nueva agenda consta de cuatro iniciativas de política: aumentar la eficacia del emparejamiento entre oportunidades de empleo y trabajadores capacitados, asegurar adecuadamente a los trabajadores frente al riesgo del desempleo, expandir de manera amplia y eficaz la capacitación de trabajadores y garantizar el cumplimiento de regulaciones, promoviendo a la vez mejores relaciones entre trabajadores y empresas.
Un mejor sistema para emparejar ofertas de trabajo con las capacidades de los trabajadores reducirá el desempleo “llenando más rápidamente las posiciones disponibles” y “aumentando la calidad y por ende la productividad de la combinación empleos - trabajadores”.
Más de la mitad de los trabajadores en América Latina no están protegidos por sistemas de seguro de desempleo, mientras que otros gozan los beneficios de mecanismos de estabilidad laboral más rigurosos que los de países desarrollados. Los países deben diseñar y hacer cumplir sistemas de seguro de desempleo que promuevan “el buen funcionamiento del mercado laboral” y que “reflejen adecuadamente las características de su economía y las preferencias de sus ciudadanos”.
La capacitación laboral se debe fortalecer con una amplia serie de reformas que impliquen cambios en impuestos, regulaciones y negociación colectiva. Los objetivos son “mejorar los incentivos para que empresas, trabajadores y proveedores financien, busquen y proporcionen capacitación de alta calidad”. La educación de adultos para trabajadores también se debe ampliar y fortalecer.
Finalmente, las autoridades laborales de cada país deberían fortalecer su capacidad para hacer cumplir regulaciones, ejecutar políticas y recoger, analizar y procesar información. El informe también insta a una mayor cooperación entre sindicatos y empleadores para alcanzar mejores relaciones laborales.