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BID suma esfuerzos para combatir Enfermedades Tropicales Desatendidas

El Banco apoya integración de actividades para combatir Enfermedades Tropicales Desatendidas, que hoy afectan a más de 230 millones de personas en América Latina y el Caribe

La mayoría de los habitantes del municipio de San Juan Cancuc, en el estado de Chiapas en México, no hablan español. En su lugar, en las montañas del sur de México suenan otras lenguas tales como el tzotzil y el tzeltal. El 52.37 por ciento de los habitantes son analfabetos y la mayoría de las viviendas no tienen acceso a agua potable ni a saneamiento. Allí tener un piso de cemento en casa no es demasiado frecuente.

Los habitantes de San Juan Cancuc y de otras localidades de Chiapas se enfrentan además a un problema de salud pública. Aparte de vivir en condiciones de aislamiento y pobreza, más de 300.000 personas, en su mayoría pertenecientes a comunidades indígenas, están en riesgo de contraer una serie de enfermedades poco conocidas, como lo son las que los especialistas llaman enfermedades tropicales desatendidas. Estas enfermedades afectan de manera desproporcionada a grupos pobres y marginados en toda América Latina y el Caribe, reduciendo sus posibilidades de romper el ciclo de la pobreza.

“Más de 230 millones de personas están en riesgo de contraer alguna de estas enfermedades en la región, tanto en zonas rurales como en áreas urbanas. A pesar de que existen tratamientos efectivos y económicos, estas enfermedades causan en la población efectos devastadores, reduciendo la productividad laboral de los adultos y el desarrollo físico cognitivo de los niños”, afirma Ignez Tristao, especialista en Protección Social del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

Este grupo de enfermedades incluye: parásitos intestinales, lepra o rabia, y otras menos conocidas como tracoma, chagas, oncocercoasis, esquistosomiasis o filariasis linfática.

La incidencia de estas enfermedades es particularmente alta en las comunidades indígenas de las zonas rurales de Bolivia, Colombia, Ecuador, Guatemala, México y Perú, así como en zonas con poblaciones con población mayoritariamente afrodescendiente del Caribe, Centroamérica y Brasil.

Tratar y prevenir

“Estas enfermedades causan anemia, daños en órganos, ceguera, al tiempo que aumentan las probabilidades de problemas en el parto y complicaciones en la salud de las madres”, afirma Tristao. “En cuanto a su costo-efectividad, se estima que las tasas de retorno económico de controlar estas enfermedades está entre el 15 y el 30 por ciento.”

Sin embargo, los tratamientos por sí mismos no bastan. La educación para la prevención entre las comunidades es clave, así como el control de los factores de contagio que, en su mayoría, están relacionados con la falta de acceso a agua segura, a saneamiento y a vivienda adecuada.

“Una meta clave de los proyectos de demostración que estamos apoyando consiste en explorar la eficacia relativa de unir tratamientos con probada eficacia en salud con otros sectores tales como agua, saneamiento y educación comunitaria” comenta Ferdinando Regalia, jefe de la División de Salud y Protección Social del BID.

Chiapas, un enfoque integral

En el programa piloto de Chiapas, ejecutado por el Instituto de Salud del Estado de Chiapas y apoyado por el BID, se están integrando actividades de prevención y control de todas las enfermedades de manera coordinada, incrementando la costo-efectividad de las actividades y su sostenibilidad a largo plazo. “Además, estamos integrando actividades entre sectores, no sólo a nivel del país sino también dentro del propio BID, para poder cambiar los determinantes sociales y medioambientales que están detrás de la transmisión de estas enfermedades”, explica Ignez Tristao.

La especialista añade: “En Chiapas, estamos financiando capacitación para los profesionales de la salud que trabajan con las comunidades afectadas, campañas de salud integradas y un sistema de vigilancia epidemiológica. A nivel interno nos hemos coordinado con el sector de Agua y Saneamiento del BID para llevar agua segura a estas comunidades”.

Trabajando juntos

Para sumar esfuerzos y detener el problema de las enfermedades tropicales desatendidas a nivel regional, el BID se ha aliado con la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y con el Instituto de vacunas SABIN para poner en marcha distintos proyectos en América Latina y el Caribe. En 2011, la iniciativa lanzó proyectos en Bolivia, Honduras y la República Dominicana y en 2012 está apoyando proyectos en Brasil, Guyana, Guatemala, Haití, Honduras y México.

En Chiapas, también se ha lanzando una innovadora alianza público-privada que incluye como socio local a la empresa FEMSA, que está apoyando la realización de acciones de movilización comunitaria entre poblaciones locales para concientizar sobre estas enfermedades, su prevención y tratamiento y frenar así su expansión.

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